La salida de Gran Bretaña de la Unión Europea, creen en la isla, los aislaría comercialmente y fortalecería el reclamo argentino por la soberanía.
Este miércoles ante el parlamento británico y ante el llamado Comité 1922, la premier Theresa May intentaba apagar el fuego dentro del oficialista Partido Conservador sobre las fuertes diferencias que existen en torno a su plan para la salida del Reino Unido de la Unión Europea, que pone a ella misma en juego su cargo, y en ese caso también su viaje a la Argentina para la cumbre del G20 del 30 de noviembre y 1 de diciembre. Entre tanto, los habitantes de las Malvinas trabajan contrarreloj para demostrar a los europeos, lo perjudicial que resultará para su economía la activación del Brexit, que tiene su fecha inicial para marzo de 2019 y que ahora May propone estirar en una transición resistida por los "brexiters" más duros.
Para los isleños, el Brexit tendrá sólo impactos negativos, en lo económico por la pérdida del acceso privilegiado al mercado europeo, y en lo político por su eterno rechazo a la Argentina. Consideran que ello los dejará debilitados frente al reclamo de este país. Pero ordenados, duros y tenaces, con mente europea, vienen desde hace tiempo organizándose a través de trabajos escritos, presentación de escenarios, y lobby político de sus representantes ante Londres y Bruselas para advertir el daño que puede acarrearle esta separación.
Por empezar, advierten, tendrán que comenzar a pagar aranceles de importación en Europa que hoy no abonan. Representará menos exportaciones y la desaparición de mercados: 16% menos en pesca, 30% menos en agricultura. Señalan incluso que habrá impactos medioambientales por la pérdida de más de unos 7 millones de dólares en garantías y programas de mantenimiento que pondrían en riesgo la vida de hasta un millón de pingüinos.
Aunque no son parte de la Unión Europea, por ser considerado por Londres y por el Tratado de Lisboa como un Territorio de Ultramar del Reino Unido, Malvinas goza de una relación especial con la UE a través de la Decisión de la Asociación de Ultramar (OAD). Ello les reditúa en cuotas libres de aranceles con los mercados europeos que son muy cerrados para los terceros.
El gobierno isleño ha preparado diversos materiales que obtuvo este diario, incluyendo un escenario para las islas en caso de que no hubiera acuerdo de Brexit. A grandes rasgos sus comentarios recuerdan a los mercados que son un archipiélago de 3.200 habitantes, a casi 13.000 kilómetros del Reino Unido (8.000 millas), y que en 2013, 99,8% de su población votó seguir siendo británica en un referéndum, que igual no tiene validez legal para la disputa de soberanía que mantiene la Argentina con Gran Bretaña.
Un 90% de la pesca y un tercio de la carne isleñas se destina a la Unión Europea. Esta, como se dijo, goza de aranceles y cuotas de libre comercio. Son 40.000 toneladas de pescado que se exportan desde Malvinas a la UE, por 139 millones de libras: un 40% del PIB isleño. Para dar un ejemplo, un tercio del calamar importado a España (sobre todo por Vigo) llega desde Malvinas.
Segundas en la lista de exportaciones del archipiélago vienen la carne y lana ovina. Ello, al año, representó 7,5 millones de libras esterlinas. Y tanto pesca como carne y lana van al gasto público, en salud, educación y obra pública, que dada la escasa población, llevó a los habitantes de Malvinas a ser uno de los mejores ranqueados en PBI per cápita en el mundo. El llamado Estado de la Economía de las Islas Falkland de 2017, estimó un ingreso promedio por habitante, fue de U$S100.725 en el año 2015, el último registro disponible.
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