El directorio ejecutivo del Fondo aprobó el acuerdo. Los desembolsos más grandes llegan en diciembre y marzo, los meses de mayor recesión. El total es de 53.600 millones de dólares.
El ministro Nicolás Dujovne y la directora Christine Lagarde, cuando anunciaron el acuerdo el mes pasado en Nueva York.
El Directorio Ejecutivo del Fondo Monetario Internacional (FMI) aprobó ayer en Washington el renovado acuerdo stand by que otorgará un total de 56.300 millones de dólares para la Argentina y que acelera el desembolso de unos 24.000 millones de dólares que el Gobierno podrá disponer en los próximos 6 meses, cuando se anticipa una dura recesión.
En el tercer piso del edificio del FMI de la avenida 19, los directores de los países miembros se reunieron a partir de las 10.30 de la mañana (hora argentina) para tratar el acuerdo, cuyo trazo grueso fue presentado hace un mes en Nueva York por el ministro Nicolás Dujovne y la jefa del Fondo, Christine Lagarde. Lo que se aprobó ayer es una revisión del compromiso alcanzado en junio, que no alcanzó a frenar las turbulencias financieras.
Si bien el nuevo programa tenía ya el beneplácito público de Lagarde y varios gobiernos de las principales potencias, se precisaba el aval formal del board para que entrara en vigencia. Según se difundió ayer, en total, el FMI prestará 53.600 millones de dólares a la Argentina (equivalentes a 10.710 DEG, la moneda del Fondo). Es un poco menos que los 57.000 millones de dólares anunciados el mes pasado porque se lo calcula con la cotización del momento.
De acuerdo al nuevo cronograma, en pocos días ingresarán a las arcas del Tesoro unos 5.700 millones de dólares (equivalentes a 4.100 millones de DEG, la moneda del FMI); en diciembre unos 7.700 millones (5.500 DEG) y en marzo 11.000 millones (7.800 millones de DEG). Por eso serán en total unos 24.000 millones de dólares que llegarán a la Argentina en el peor período recesivo. En el FMI calculan que el PBI se contraerá un 2,6% este año y 1,6% en 2019, aunque esperan que la economía saldrá a flote a mitad del año próximo.
Un funcionario del FMI remarcó que estaban atentos a los tiempos que vienen en momentos de ajuste macroeconómico. “No es solo diciembre. La economía está en recesión y va a continuar así por meses. El impacto de la recesión es algo que preocupa mucho a las autoridades”. Por eso, resaltaron que el programa contempla “un espacio fiscal” para mitigar el golpe entre los más vulnerables, que es 0,2% del PBI.
Tras presidir la reunión, la directora ejecutiva fue elogiosa con el compromiso del Gobierno y las medidas que está adoptando para ajustarse al acuerdo con el FMI y dijo que la implementación de las políticas que respaldan al programa, más el apoyo de la comunidad internacional, “permitirán al país recuperar la estabilidad macroeconómica”. Resaltó también que la aprobación final de la ley de Presupuesto –que tuvo ayer media sanción de Diputados y ahora pasó al Senado-- será “clave para restablecer la confianza”.
Sin bien en general el Fondo ha sido y es elogioso con las medidas de Macri, el reporte que escribió el staff técnico encabezado por Roberto Cardarelli esbozó algunas críticas por el fracaso del primer acuerdo. “Los mercados dudaron del compromiso del Gobierno con el programa”, escribió. Y también resaltaron la “estrategia de comunicación inicialmente tímida en torno del plan de estabilización, así como una estrategia de intervención de divisas poco clara y, a veces, inconsistente del Banco Central”.
El Directorio Ejecutivo está conformado por 24 representantes de todos los países miembros (algunos directores representan a un grupo de naciones), pero pesan más los votos de las economías más poderosas, que son las que aportan más dinero al organismo, entre ellas Estados Unidos, Japón, China, Alemania, Canadá, Francia, Gran Bretaña, Italia. Se descartaba que el acuerdo sería aprobado porque estos países centrales ya han brindado apoyo político al acuerdo, a través de declaraciones y comunicados. De hecho, el propio presidente Donald Trump avaló personalmente la negociación argentina con el FMI y las reformas emprendidas por el presidente Mauricio Macri.
En líneas generales, la administración de Mauricio Macri se compromete a déficit cero el año próximo, un superávit de 1% en 2020 y abandona definitivamente el sistema de metas de inflación, que había defendido desde el Banco Central Federico Sturzenegger y había desactivado, aunque sin admitirlo, el renunciante Luis Caputo. Con Guido Sandleris al frente del BCRA, ahora utilizarán el método de los “agregados monetarios”, con una banda de flotación para el dólar de entre 34 y 44 pesos.
El dinero no llegará directamente a nuestro país, sino a través de un sistema que es habitual en estos casos y que incluye movimientos bancarios en la ciudad suiza de Basilea. Para movilizar el préstamo, el organismo utiliza generalmente el Bank for International Settlements (conocido como BIS), que es una institución internacional que funciona como si fuera un banco de los bancos centrales de todos los países miembros del FMI. De allí va a la Argentina. El trámite suele demorar solo un par de días hábiles por lo que se estima que el martes podrán estar disponibles los primeros 5.700 millones.
Los desembolsos del FMI ingresarán para “apoyo presupuestario” y ya no serán “precautorios” como en el acuerdo original de junio, lo que quiere decir que ingresarán al país siempre y cuando se vayan cumpliendo con las metas reveladas en la carta de intención.
El FMI irá supervisando los avances y para seguir la situación más de cerca designó a Trevor Alleyne como su representante en Buenos Aires. El economista jamaiquino se haría cargo en noviembre y el Fondo abriría entonces una oficina en la capital argentina. Hasta ahora el organismo tiene un despacho en el Banco Central, que se inauguró cuando se firmó el primer crédito Stand by con el organismo, durante la presidencia de Arturo Frondizi en 1958.
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