Por Daniel Santoro - Clarin.com
El juez Armella y la fiscal Cavallo descubieron usinas de facturas truchas que le venden sus servicios a pilotos.
La Justicia investiga una enorme maniobra de evasión impositiva en la publicidad y sponsoreo de corredores de turismo carretera, que se habría realizado a través una usina de facturas truchas que también aparece en el financiamiento de la campaña del ex gobernador bonaerense Daniel Scioli. Este circuito de evasión le provoca un perjuicio a la AFIP de unos 700 millones de pesos por mes entre IVA e Impuesto a las Ganancias, estimaron fuentes judiciales consultadas por Clarín.
El juez federal de Quilmes, Luis Armella, y la fiscal Silvia Cavallo, detectaron que una de las usinas de facturas truchas de corredores de turismo carretera se llama Arg Publicidad Contemporánea. Esta empresa también aparece investigada en una causa contra el hermano del ex intendente de La Plata Pablo Bruera, Mariano Bruera, explicaron las fuentes. Uno de los corredores de este circuito es Eduardo “Pancho” Bracco, el ex piloto del helicóptero de Scioli, quien no está imputado en la causa. Hasta ahora la Justicia no avanzó sobre los corredores; sólo se imputó a miembros de las usinas de facturas truchas.
Armella dispuso el jueves pasado el allanamiento de la Asociación Corredores Turismo Carretera (ACTC) en esta causa. Efectivos de la dirección de Inteligencia de la Prefectura y la AFIP registraron la sede de ACTC en Caballito y se llevaron facturas de publicidad de algunos corredores, que se están cruzando con otros datos de la causa.
Luego del allanamiento, la comisión directiva de la ACTV informó que “el procedimiento fue en el marco de una investigación judicial iniciada hace ya más de dos años e involucrando a terceras personas absolutamente ajenas a nuestra institución”.
“Se hizo entrega de la documentación e información requerida, dejándose constancia de la plena y amplia colaboración prestada por nuestra parte y de la disposición a futuro para continuar colaborando con el accionar de la justicia”, destaca el comunicado de la institución.
La causa se abrió por una denuncia de la AFIP contra la empresa Arg Publicidad Contemporánea, que manejan un hombre de apellido Gómez y una mujer de apellido Suárez, quienes actuarían en complicidad con un funcionario del organismo fiscal. Esta empresa les entregaba facturas truchas a corredores y se investiga si, además, le dio este tipo de documentos al hermano del ex intendente K de La Plata Pablo. Las facturas falsas habían sido usadas para simular gastos hospitalarios y así sacar plata para la campaña Scioli presidente del 2015.
En el caso de los corredores, la fiscal Cavallo logró identificar a las empresas y a treinta proveedores con facturas electrónica emitidas, generalmente personas de bajos recursos del sur del Gran Buenos Aires. La fiscal explicó en un requerimiento de ampliación de la causa que investiga “la venta de facturas apócrifas relacionadas con la publicidad en autos de carrera en las categorías TC y similares, para computar falsos créditos fiscales y evadir IVA e Impuesto a las Ganancias”.
De esa manera “las personas físicas o jurídicas, usuarias de esas facturas apócrifas, pueden justificar gastos inexistentes y de esa manera evadir el pago al fisco de los impuestos respectivos, ya sea con una sobrevaluación del precio de esas publicidades, o sin prestarse realmente ese servicio, o con el pago a través de cheques cuyo monto luego retorna a la persona que pagó los servicios”, agregó.
Existen 4 categorías dentro del Turismo Carretera. Todas administradas por la ACTC (Asociación de Corredores de Turismo Carretera). La categoría máxima se llama TC. La segunda categoría en importancia se llama TC PISTA. La tercera categoría se llama TC Mouras y la inicial se denomina TC PISTA MOURAS, explicó un ex corredor a este diario. En cada categoría hay un rango de 35 a 45 pilotos inscriptos por carrera. En la categoría inicial (TC PISTA MOURAS) cada piloto tiene que gastar, en promedio, 350 mil pesos cada 21 días.
El costo va ascendiendo a medida que la categoría es más competitiva, llegando a un valor de 750 mil pesos en el caso del TC. “Cada piloto funciona como una empresa”, explicó. Por ejemplo, un piloto tiene que pagarle a la ACTC 180.000 pesos por carrera, que en la jerga se lo llama “pagar la torre”. Por el motor debe abonar 45.000 pesos a la ACTC y 70.000 al preparador.
Al equipo, el piloto tiene que pagarle 350.000 pesos. Los equipos son quienes le proveen el auto y todos los mecánicos que trabajan bajos las órdenes de un chasista”. Otros gastos, generalmente, son “50.000 pesos que incluyen promotoras, gastos de alojamiento, alquiler de un motorhome y entradas para sponsors”.
Desde 1995, el TC se fue profesionalizando y disminuyeron las peñas de pueblos para juntar fondos para que el piloto local pueda correr. Ahora pueden correr “los hijos de los millonarios, como los de Cristóbal López, que tienen publicidades de las empresas de sus padres o quienes ofrecen facturas a las grandes empresas para evadir el IVA y esconder las ganancias de esa compañía”, dijo el ex corredor.
Cuando se le preguntó cómo hacían participar a algunos pilotos de la maniobra de evasión, la fuente lo explicó en tres pasos. Primero, “el piloto compra a una usina (que en la jerga se los llaman los factureros) facturas que las pagan al 5% del neto. (5.000 pesos por cada factura de 100.000 pesos más IVA)”. Segundo, “venden las facturas al 10,5% del neto a las empresas (se lo llama “el sponsor”). Son 10.500 pesos por cada factura de 100.000 más IVA)”. Tercero, “el piloto tuvo que “vender” 13.000.000 de pesos en facturas por carrera para quedarse con casi 1.200.000 pesos y poder costear su pasión. Eso si es que no chocó el auto, o si no tuvo una rotura de motor”, finalizó el ex corredor.
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