POR PABLO CRESPO - Weekend
Mitos y verdades sobre el uso de la escopeta con cartuchos de bala única para la caza mayor de grandes animales.
Nadie vinculado a las actividades cinegéticas puede negar el importante rol de la escopeta como arma de caza. Identificada generalmente con la caza de animales de pluma, la posibilidad de variar el tamaño de la munición múltiple que cargan sus cartuchos le abre un panorama mucho más amplio.
Si bien existieron diseños anteriores, fue recién en 1898 cuando Wilhelm Brenneke diseña una bala única para ser utilizada en las escopetas con cañones lisos que “revoluciona” la cartuchería. Un proyectil en forma de copa con un rayado externo y taco de fieltro atornillado a su base, permitía realizar disparos con suficiente precisión y potencia para abatir un animal grande, superando ampliamente a otros desarrollos contemporáneos.
Los cazadores europeos prontamente lo adoptan, con el objeto de utilizar una sola arma para las diversas especies de sus bosques. Tengamos presente que en esa época y en muchos países –ya sea por su legislación o por razones económicas–, un fusil de caza mayor no estaba al alcance del común de las personas.
Con variaciones en cuanto a la configuración y los materiales, el Brenneke ha sobrevivido hasta nuestros días bajo el nombre genérico de slug, si bien todavía muchos lo denominan con el apellido de su creador.
Derribando mitos
La creencia popular le adjudica al rayado longitudinal exterior de los slug la función de hacerlo rotar sobre su eje durante el vuelo libre, con el objeto de estabilizarlos. Tal como ocurre con una bala al ser disparada en un arma con cañón estriado. Pero no es así, esas pequeñas aletas en diagonal cumplen en realidad dos finalidades. Una, simplemente comercial, o sea que se piense exactamente eso, que giran. La otra, totalmente funcional, que se pueda disparar el slug en un cañón liso con choke sin nefastas consecuencias. Efectivamente, las aletas o estrías ceden al pasar por el agolletamiento de la boca del cañón, lo que derriba otro mito: que sólo se pueden disparar en cañones cilíndricos.
Para ejemplificar, si en lugar de un Brenneke disparáramos una bala sólida esférica por un cañón con choke seguramente lo estropearemos, al no tener la posibilidad de adaptarse a un diámetro menor.
Los cartuchos con sabot
Aquí llegamos al summun de los cartuchos a bala para escopetas. Pero a no entusiasmarse, han sido diseñados para ser disparador en cañones estriados. Muchas marcas ofrecen escopetas con cañones rayados para este fin, o en su defecto, un cañón de reemplazo con su ánima estriada.
Los sabot (o sabot slug, como también se los denomina) están compuestos por una bala única de configuración similar a la de un rifle de grueso calibre. Se halla encapsulada dentro de un estuche (sabot) de plástico, que es en realidad el que toma las estrías, originando el giro del conjunto. Al abandonar la boca de fuego, la cápsula plástica se abre dejando libre a la bala que continúa con su trayectoria y giro. Esta particularidad garantiza una excelente precisión a 100 o más metros.
Importante diferencia
Muchas fábricas de cartuchos ofrecen versiones de slug comunes con su parte posterior dentro de una copa plástica, los que no deben ser confundidos con los sabot para cañón estriado. En aquellos el objetivo del contenedor plástico es el de ceder al pasar por el choke del arma, en caso de que lo posea, cumpliendo la misma función que las aletas en otros modelos.
Si vamos a utilizar una escopeta con cañón rayado, debemos prestar atención para adquirir los cartuchos específicos para ella, sacando así su máximo rendimiento. O sea… que hayan sido diseñados específicamente para ser disparados en un arma estriada.
Si por distracción –o simple ganas de experimentar– utilizamos cartuchos con slug para cañones lisos en uno rayado, emplomaremos las estrías de tal forma que luego de un par de disparos dejarán de cumplir su cometido. Si a la inversa, disparamos cartuchos sabot en un arma de cañón liso, perderemos mucha precisión y los proyectiles impactarán de costado al perder su estabilidad durante el vuelo, ya que por su configuración necesitan del giro sobre su eje.
En definitiva, encontrando la cartuchería adecuada para nuestra escopeta –cualquiera que fuese ella– podemos incursionar sin inconvenientes en la caza mayor, reafirmando la consabida versatilidad de este tipo de arma.
Nota completa publicada en la edición 533 de revista Weekend, febrero 2017.
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