El presidente chino, Xi Jinping, llega al país en el marco de una gira por cuatro países sudamericanos para intensificar las relaciones económicas y políticas. Visita -además de la Argentina- Brasil, Venezuela y Cuba.
El año pasado recorrió México, Costa Rica y Trinidad Tobago. Este segundo viaje reitera la clara intención de marcar presencia estratégica en Latinoamérica, zona clave proveedora de recursos de la potencia asiática. Al margen de las cuestiones financieras, promesas de inversión y firma de acuerdos, Xi y su delegación de funcionarios y empresarios tantearán con la contraparte criolla asuntos del tablero estratégico.
Varios ítems que uno podría tildar de "menores" -por caso, la autorización del Gobierno nacional a incorporar pesqueros chinos a la zafra del calamar illex, la posible fabricación de un buque polar en astilleros chinos con diseño finlandés para la Armada argentina, el avance en la construcción de la estación satelital que Pekín instalará en Bajada del Agrio, Neuquén, la adquisición de vehículos de transporte militar multirrueda Norinco y la visita oficial que por primera vez en 2013 hicieron tres buques de guerra chinos a los marinos argentinos- remiten al escenario del Atlántico Sur. Allí se enfoca el interés de la Casa Rosada, renovar el apoyo explícito del mandatario asiático en la causa Malvinas.
El cálculo político asume que con esta medida se logra desalentar el "poaching" (la pesca bordeando el límite de la milla 201) de los navíos asiáticos, el compromiso de China de no adquirir licencias de pesca ofrecidas por el Gobierno isleño y, consecuentemente, una merma en las capturas de los kelpers por el mayor esfuerzo en el caladero criollo.
En el marco del memorando de cooperación en logística con la Administración Estatal de Ciencia, Tecnología e Industria para la Defensa Nacional de China (Sastind) que en 2012 firmó el entonces ministro, Arturo Puricelli, arrancaron conversaciones bilaterales para la construcción de un buque polar en China.
La estación de monitoreo y telemetría satelital -para su programa de exploración lunar- que China construye en un predio fiscal neuquino ubicado a 30 kilómetros de Bajada del Agrio, levanta polvareda en mentes militares y especialistas del sector. "El uso civil y la aplicación científica de la data de rastreo de esas inmensas antenas parabólicas podría encubrir otros propósitos", dicen esas fuentes, aunque celebrarían, si hubiese algún tipo de intercambio.
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