jueves, 24 de julio de 2014

Los buitres podrían pedirle al juez que reponga el amparo

En pocas horas, el Gobierno podría pasar de la desorientación a la esperanza, de la tensión al éxtasis. El fondo buitre NML Elliott (propiedad del multimillonario Paul Singer) habría decidido ayer a la tarde cambiar de estrategia en su litigio con la Argentina.

Según pudo saber LA NACION, los abogados del demandante estarían dando forma a un escrito en el que le pedirían al juez Thomas Griesa la extensión del stay (suspensión de los efectos de la sentencia) hasta fin de año. Ésa es la fecha que los negociadores necesitan como mínimo para que un pago total a los holdouts no dispare los juicios de los bonistas reestructurados, en reclamo de que el Gobierno mejore la oferta que les hizo en los canjes de 2005 y 2010 y la equipare con la de los fondos buitre.

La concesión no sería gratis. A cambio de la espera hasta 2015, cuando vence la cláusula RUFO (que implica igualar las ofertas de todos los tenedores de bonos reestructurados), NML le pediría al juez que la Argentina formalice su compromiso de negociación no sólo verbalmente, sino que también deposite una suma de dinero como garantía de que efectivamente hay voluntad de acordar.

Fuentes oficiales especulaban ayer por la tarde con que el escrito sería presentado hoy mismo en el juzgado de Nueva York para que la cuestión quede en manos de Griesa. Las mismas fuentes coincidían en que si el pedido lo presentan los fondos buitre no habría razones para que el magistrado no haga lugar a la solicitud.
El stay es una medida que permitiría, además de esquivar la cláusula RUFO, seguir negociando con los holdouts con el horizonte de pago en 2015 y mantener regularizada la deuda soberana reestructurada, cuyos principales vencimientos, además del que operará el próximo miércoles 30, tienen fecha de cancelación en septiembre y diciembre.

Justamente, anteayer Griesa no hizo lugar a un pedido similar que presentaron los abogados del país, y la razón que esgrimió es que deben negociar entre las partes. "El stay no es necesario para continuar con el diálogo", dijo entonces el magistrado. Claro que ahora, con la solicitud que entregarían los acreedores, la cuestión cambia.

La novedad llegó ayer a oídos del Gobierno, y la duda sobre los pasos a seguir inmediatamente se instaló en los despachos oficiales. Todo pareciera girar en torno del dinero que la Argentina debería depositar no como garantía de pago sino como reaseguro de que la negociación seguirá hasta enero, cuando ya no rija la cláusula RUFO.

Los fondos buitre pedirían como garantía una importante suma de dinero para que quede inmovilizada hasta 2015. El Gobierno podría contraofertar una suma menor, y en eso estará la primera parte de la negociación. Lo otro que no se animaban a pronosticar ayer las fuentes consultadas es qué recomendarán los abogados del estudio Cleary, Gottlieb, Steen & Hamilton, a cargo la defensa del país en las cortes norteamericanas. Sucede que en el último tiempo los profesionales han tomado una postura sumamente conservadora a la hora de plantear negociaciones. "El fantasma de la cláusula RUFO está presente en cada opinión", dijo una fuente oficial ayer a LA NACION.

Hoy llegará a Nueva York la delegación que envió el Gobierno. La procuradora del Tesoro, Angelina Abbona, y dos funcionarios del Ministerio de Economía: el secretario de Finanzas, Pablo López, y el Legal y Administrativo, Federico Thea, concurrirán hoy a las oficinas de Daniel Pollack, el facilitador puesto por Griesa para conducir la negociación. En Economía explicaron que "no hubo acuerdo para que la reunión se hiciera hoy [por ayer] porque el Gobierno necesitaba analizar todas las alternativas" antes de viajar.

Los funcionarios de Economía viajaron con la idea de exigir que los buitres aporten un seguro por el equivalente a los US$ 120.000 millones que, dicen, se necesitarían si se disparara la cláusula RUFO. Sin embargo, dos fuentes financieras especulaban con la imposibilidad de conseguir alguien dispuesto a semejante riesgo que pueda entregar una cláusula así. "Imagínese la prima que se pagaría por una póliza de seguro que se podría disparar en meses y cuyo riesgo que es que no arregle en seis meses una cuestión en la que no se avanzó durante años", razonaba ayer un financista en la Argentina.

Todo ocurrirá o no al desandar lo que queda de la semana. O, en su caso, habrá que discutir si es o no un default la situación en la que quedaría la Argentina desde el miércoles. Y habrá que darles la bienvenida a términos que parecían archivados hace muchos años.

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