El jefe del BCRA fue el encargado de reunir 250 millones de dólares
Fueron frenéticas gestiones de último momento.
Anteanoche empezaron los primeros sondeos por parte del jefe de
Gabinete, Jorge Capitanich. Siguieron ayer a media tarde en el Banco
Central (BCRA), adonde fueron convocados los representantes de las
principales cámaras bancarias.
A cambio, la idea es pedirles a los buitres que soliciten al juez Thomas Griesa la reposición de la medida cautelar -stay- que suspende por un tiempo la ejecución de su sentencia que obliga al país a pagar unos US$ 1500 millones.
Así, la Argentina podría sortear el default y, al mismo tiempo, evitar que se dispare la cláusula RUFO (Rights Upon Future Offers), que habilita a los bonistas que entraron a los canjes de 2005 y de 2010 a reclamar si es que el Gobierno le hace alguna oferta mejor a otro acreedor. Esa cláusula rige hasta diciembre de este año.
Pero, además, con los bancos como cara visible de una negociación, el Gobierno les sacaría a los bonistas del canje argumentos para reclamar por la RUFO en cualquier momento. No por nada desde el BCRA desmintieron ayer tajantemente que hubieran participado en un esquema para solucionar el problema de los buitres.
"El Banco Central informa que no ha tomado conocimiento ni ha participado de ninguna de las propuestas que se consignan en los medios de comunicación", aseveró un vocero de la entidad.
La estrategia financiera, que ayer estaba terminando de idearse, contempla la participación de una entidad financiera internacional, que podría actuar como garante o, incluso, anticiparles a los holdouts parte del dinero tomando como reaseguro de éstos los bonos aportados por los bancos locales.
"Se busca que sea un banco norteamericano, porque eso facilitaría una decisión de Griesa, al tratarse de una entidad que está bajo su jurisdicción. Al mismo tiempo, serviría como aliciente para los holdouts, ya que tendrían la posibilidad del reclamo al alcance de la mano", confió un banquero al tanto de las tratativas.
Anoche, confirmaron fuentes del mercado a LA NACION, representantes de bancos nacionales viajaron a Nueva York para negociar con el fondo NML, del Elliot, principal demandante en la causa del default. En las entidades interpretan que Elliot es, después de todo, el interlocutor de mayor peso y con más posibilidades de destrabar el conflicto.
Sin embargo, banqueros temían anoche no llegar a tiempo con el armado de la ingeniería financiera necesaria para garantizar un acuerdo antes de que expire el plazo para evitar un default. "No está garantizado que lleguemos a cerrar un acuerdo para mañana [por hoy], antes de que las calificadoras nos declaren en default, pero sería sólo una cuestión de días", señaló otro banquero.
Aun así, existe en el mercado local la sospecha de que el juez Griesa sería, esta vez, más permeable a aceptar considerar un atajo que permita al país evitar la cesación de pagos, en tanto aparezca un gesto concreto del Gobierno para honrar lo dispuesto en su sentencia. El juez se encuentra además algo debilitado por las fuertes críticas que recibió en los últimos días por parte de la prensa neoyorquina. "Griesa no terminó de entender las transacciones de bonos sobre las que decidió durante años", publicó días atrás The New York Times, en relación con los excesos en que habría incurrido el magistrado al mantener bloqueados pagos que exceden su jurisdicción.
Compras de última hora
Para poder ser parte de la solución, los bancos estuvieron ayer a la tarde recomprando bonos de la deuda argentina que, junto con otros, aportarían de sus carteras de inversión.Fue tras otra reunión de urgencia que tuvo lugar en la sede de Adeba, en la que Brito les planteó a sus colegas la necesidad de aportar a este remedo de un "fondo patriótico". El líder de la banca nacional sólo convenció a sus pares tras anunciar que estaba dispuesto a aportar US$ 100 millones para esta cruzada, moción que secundó el jefe del Banco Ciudad, Rogelio Frigerio. El gesto bastó para ablandar a los más reticentes.
Las compras de bonos por parte de los bancos actuaron como impulso de una corriente alcista en el mercado de bonos, ya que sus operaciones fueron seguidas por otros bancos y fondos de inversión del exterior que interpretaron ese gesto como una señal de que un acuerdo de última hora sería posible. De allí las mejoras de hasta 5,6% que se vieron entre los bonos y el salto del 6,5% que registró la Bolsa.
Las alzas se registraron pese a que algunos operadores expresaron sus reparos respecto del respaldo político que tendría esta iniciativa. No sería la primera vez que desde un ala del equipo económico se plantea una estrategia que luego no es convalidada por el ministro Axel Kicillof, y en definitiva, por la presidenta Cristina Kirchner.
De hecho, la propuesta que se reflotó anteayer había sido planteada hace 15 días por parte de bancos privados ante el presidente del BCRA, Juan Carlos Fábrega, y Capitanich. Varias entidades financieras habían intentado además acercarle alternativas similares a Kicillof..
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