Por Pablo Crespo
Nota completa en Revista Weekend del mes Octubre de 2018 (edición 553)
Gracias a la iniciativa de un armero local, se fabrica en nuestro país la primera arma de este tipo, destinada a disciplinas deportivas de precisión o dinámicas.
En el año 1993, el ingeniero Sandy Strayer revoluciona el mercado de las pistolas tipo Colt 1911 gracias a un diseño modular de su creación. Su principal característica era la utilización de un grip realizado en plástico reforzado con fibra, independiente del resto del armazón que estaba construido –al igual que la corredera– en acero. O sea que su 1911 mantenía sus partes metálicas, excepto por la empuñadura y el arco guardamonte. Esta particularidad permitió utilizar cargadores de alta capacidad sin que el grosor del grip se viera incrementado, como sucedía con las 1911 fabricadas por Para Ordnance con su armazón totalmente metálico.
Las pistolas STI –tal su marca comercial– mantenían una empuñadura de las mismas dimensiones que la Colt original pero aceptaban cargadores de alta capacidad. Todo un logro. Posteriormente, marcas tales como SVI o la española SPS adoptaron el mismo diseño, adueñándose en su momento de las disciplinas de tiro dinámicas.
Hace tres años en nuestro país, dos armeros especializados en preparar armas para tiro práctico, Daniel y Federico Veiga –padre e hijo–, comenzaron a pergeñar el sueño de fabricar su propia pistola. Pusieron manos a la obra y, basándose en el diseño modular descrito anteriormente, tras un arduo trabajo concretaron la fabricación de los prototipos que fueron sometidos a las pruebas oficiales para lograr la correspondiente autorización para su producción y posterior comercialización. Hoy, con el sueño hecho realidad, la Bull Killer modelo TP se constituye en la primera arma de ese tipo fabricada en nuestro país.
Descripción
Su sistema operativo es exactamente igual al de la sempiterna Colt 1911, con detalles propios de un arma custom, tales como beavertail extendido, martillo y cola de disparador esqueletizados, seguros ambidiestros, guía de resorte enteriza metálica, cañón de configuración bull barrel autocentrante (sin boquilla), guión de fibra óptica y alza tipo combat. Y, lógicamente, su empuñadura de polímero que es la que permite la utilización de cargadores de alta capacidad, sin que por ello aumente su tamaño.
El armazón de acero tiene el mismo largo que la corredera, otorgándole un ajuste superior al conjunto y un peso extra de trompa que favorece el control del arma y la rápida recuperación del blanco. Un bien dimensionado embudo construido en aluminio aeronáutico 7075 T6 completa el grip de la Bull Killer.
Todas sus partes metálicas, corredera, armazón y cañón están confeccionados a partir de sólidas barras de acero SAE 4140 –un acero de medio carbono aleado con cromo y molibdeno–, las que son maquinadas para luego ser ajustadas en forma manual.
En el polígono
La Bull Killer se siente agradable en la mano, con un grip excelente y un muy buen balance. Estas primeras partidas están recamaradas para el 9 mm Parabellum (9x19), calibre que gracias a la configuración y diseño del arma es totalmente controlable, aún en rápidas secuencias de tiros. El escape del disparador es nítido y sin arrastres, colaborando con el esmerado ajuste del arma y su precisión intrínseca, lo que permite lograr excelentes agrupaciones. Sin duda, un arma pensada para los deportistas de disciplinas dinámicas, que cumple perfectamente con su objetivo y que ostenta orgullosamente el sello de Industria Argentina. Pronto la veremos en los polígonos, ya que su venta se acaba de iniciar este mes, por lo que esta presentación es realmente una primicia.
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