Por Juan Diego Wasilevsky (iProfesional.com) - Cuenta regresiva del G20: Macri se fijó 10 ambiciosos objetivos para negociar en la Cumbre. En Buenos Aires coincidirán los líderes de potencias que explican el 85% del PBI mundial y el Presidente busca obtener un rédito político y económico
Será el encuentro diplomático más importante que se haya desarrollado en la historia argentina reciente. Durante dos jornadas, los líderes de las potencias que, en conjunto, explican el 85% de la producción mundial y el 75% del comercio internacional y la mayor parte de las inversiones globales, estarán cara a cara en Buenos Aires, dándose cita en la Cumbre del G20.
Se trata de la reunión más compleja de este grupo desde que estalló la crisis de las subprime, hace una década, dado que el enfrentamiento entre Estados Unidos y China es apenas la punta del iceberg de otras tensiones políticas y comerciales que están latentes entre otras naciones poderosas.
Por todo esto, el área de 12 kilómetros que permanecerá completamente blindada para los líderes, se convertirá a lo largo de las dos jornadas en el centro de todas las miradas a nivel global.
Mauricio Macri, como anfitrión de este encuentro, se juega mucho. El Presidente persigue objetivos clave para su gestión. Algunos de ellos son bien concretos, otros son más intangibles pero igualmente resultan de vital importancia para un Gobierno que pretende revalidar su continuidad en las elecciones 2019.
A continuación, los 10 objetivos más ambiciosos en este G20 que por primera vez se organiza en Sudamérica:
1. Que el mundo hable del "éxito" de la Cumbre
Macri se juega mucho del trabajo del último año en estas dos jornadas, que definirán en qué medida pudo encausar los diálogos entre los miembros del G20 y si pudo imponer su poder de persuasión.
¿Cómo medirá el mundo si la Cumbre es un éxito o un fracaso? Básicamente, con la obtención de un documento final que plasme al menos tres lineamientos básicos que se planteó el Presidente al ponerse al frente de este trascendental evento.
El propio canciller Jorge Faurie afirmó que el país tiene un rol fundamental, ya que al no ser el G20 una organización internacional o un foro que tenga una estructura fija, "el anfitrión tiene la responsabilidad de encauzar temáticas y articular coincidencias" así como también, la oportunidad de "instalar en la agenda global temas relevantes para nuestro país".
"Para el Gobierno es clave que no fracase la Cumbre. Si se logra un documento final con cierto contenido, entonces podrá considerarse un logro", detalla a iProfesional Marcelo Elizondo, experto en negocios internacionales, quien agrega que las disputas políticas y comerciales hacen que no sea un objetivo tan simple.
¿Qué plasmaría ese documento? Según el experto, "para que logre su objetivo, no deberá haber párrafos disruptivos en contra de la globalización; los líderes deberán abogar por profundizar el multilateralismo, como antítesis del proteccionismo, y resaltar la relevancia del comercio exterior y las inversiones como principales motores de la economía mundial".
Además, "será beneficioso para la Argentina si se incluye uno de los temas de agenda que planteó el Gobierno, que es el de la seguridad alimentaria, siendo el país uno de los grandes productores de commodities a nivel global".
2. Refrendar el apoyo de las potencias
Macri, como anfitrión, no tendrá un rol de mero espectador: mantendrá una intensa agenda de encuentros bilaterales con los líderes de Estados Unidos, China, Rusia, Alemania, Reino Unido y Japón, entre otros.
Desde las sonrisas y los abrazos para las fotos hasta las promesas de inversión y las palabras halagüeñas para con su figura, todo esto conformará un capital político de máxima importancia para el jefe de Estado.
Para analistas como Sergio Berensztein, la Argentina está capitalizando lo que implica formar parte de la comunidad internacional", especialmente tras el espaldarazo de Estados Unidos para obtener luz verde por parte del FMI.
Donald Trump, por ejemplo, ve una especial necesidad de apoyar a la Argentina como una forma de mantener el orden en el "vecindario", en momentos en que Venezuela sigue en un estado de convulsión.
China, en tanto, mantiene su interés de invertir en la región, mientras que en pocos días se asistirá a una relanzamiento de las relaciones bilaterales con el Reino Unido.
Una voz influyente, como la del ex embajador de los EE.UU. en la Argentina, Earl Anthony Wayne, asegura que las potencias son conscientes de los riesgos que enfrentan los inversores ante un eventual fracaso político por parte del macrismo y que por eso está recibiendo un fuerte apoyo por parte de las principales potencias.
En este sentido, Elizondo, coincide al señalar que existe un temor muy claro en la comunidad global vinculado con la posibilidad de que sobrevenga un cambio de signo político.
"Macri es visto en el exterior como un presidente que logró restaurar las instituciones. Y tiene el apoyo explícito porque en Latinoamérica hay una incertidumbre política muy fuerte y la Argentina es vista como un ancla segura y como una nación que está con los dos pies dentro del sistema", amplía, para luego agregar que mucho de este apoyo se volverá a ver plasmado en la inminente Cumbre.
3. Anticiparse al "efecto Bolsonaro"
Macri afirmó que la Argentina se convertirá en la voz de la región sudamericana en la reunión del G20. Sin embargo, él, como vocero, sabe que en 2019 aparecerá una figura de peso que le quitará protagonismo en la marquesina central: Jair Bolsonaro.
El presidente electo de Brasil, tras los años de ostracismo que vivió ese país, hará que la gravitación de su par argentino entre en una zona de grises. “Macri se encontró con el rol de líder regional porque había un espacio vacante. Pero ahora que Brasil pasa a tener un mandatario con una fuerte vocación internacional, dejará de ser el único ‘vocero’”, planteó.
Marcelo Bermolén, de la Universidad Austral, coincidió al señalar que “el contraste de época llevará a que Macri quede opacado ante la aparición de la nueva estrella regional, encarnada por Bolsonaro”.
Por eso, para el presidente argentino el encuentro del G20 se convertirá en un envión político decisivo antes de la irrupción del nuevo mandatario.
4. Confirmar inversiones de EE.UU. en energía
Trump llega a la Cumbre como el gran aliado: acaba de oficializar el regreso de la carne argentina a los EE.UU. tras 17 años de prohibiciones y las Pymes nacionales pudieron volver a exportar con preferencias arancelarias. Además, tras el cierre al biodiesel albiceleste, la Casa Blanca se comprometió a revisar las restricciones.
Sin embargo, fue su gestión al frente del FMI su mayor muestra de apoyo: "Sin el activismo del presidente de EE.UU., el paquete del FMI no hubiese llegado a los u$s57.000 millones. Ni siquiera hubiera superado los u$s24.000 millones, monto que no hubiese calmado los movimientos especulativos. Ese gap, el Gobierno se lo debe a la intervención de la Casa Blanca", apunta Fabián Calle, analista internacional de la Universidad Austral.
Ahora, la gran apuesta arrancará el viernes 30 por la mañana, cuando Macri y Trump vuelvan a darse la mano. De esa reunión, el Presidente espera irse con un acuerdo de cooperación firmado, que podría impactar en inversiones directas por parte de empresas de los Estados Unidos por la friolera de u$s20.000 millones en el sector energético, principalmente en Vaca Muerta.
5. Acordar el "segundo plan quinquenal" con China
El principal objetivo de la cumbre con el mandatario Xi Jinping es rubricar cerca de 40 convenios bilaterales, los cuales abarcarán temas como comercio electrónico, política, economía y finanzas, energía, transporte, infraestructura, ciencia, tecnología, educación y cultura.
Los puntos claves, sin embargo, serán aquellos vinculados con potenciales inversiones en áreas como energía e infraestructura.
En este contexto, desde la embajada del gigante asiático en la Argentina hicieron referencia a un "segundo plan quinquenal".
Según el último dato, los desembolsos de capitales chinos se ubicaron por encima de los u$s1.200 millones, pero expertos señalan que existe un potencial superior a los u$s8.000 millones.
6. Allanar el camino con el FMI de cara al 2019
Para el Gobierno, el acuerdo con el Fondo es clave para garantizarse parte de los dólares necesarios para transitar el próximo año.
Por eso, para el macrismo es decisivo obtener la luz verde en cada una de las revisiones trimestrales que realiza este organismo internacional.
De cara a 2019 hay en juego una partida del orden de los u$s22.800 millones, que equivalen a cerca del 55% de los compromisos que deberá asumir el Gobierno. Todo esto, como parte del paquete de ayuda acordado en junio último, por una cifra global de poco más de u$s57.000 millones.
Esto explica por qué será vital el encuentro –el tercero en el año- que Macri mantenga con la titular del FMI, Christine Lagarde, el próximo sábado por la tarde en Casa Rosada.
Además, el Presidente tendrá otro mano a mano clave: será el sábado por la tarde en el CCK con el primer ministro de Japón, Shinzo Abe.
¿Por qué es importante esta reunión? Porque el mandatario forma parte de la "mesa chica" del FMI, junto con Estados Unidos.
7. Avanzar con un pronunciamiento contra Maduro
Para Macri, estar en el centro de la escena será un momento clave para pronunciarse nuevamente en contra del régimen de Nicolás Maduro en Venezuela.
Con esto no sólo persigue el objetivo de reforzar su papel de referente en la región frente a las potencias, sino que también es un mensaje que se alinea con los intereses de Trump. Una suerte de devolución de gentilezas. "Para la Argentina, pronunciarse en contra de Maduro tiene un valor estratégico porque es uno de los aspectos que más le preocupa a Estados Unidos en Sudamérica. Sería un gesto de Macri en el marco de la relación estratégica que se estableció con Washington", señala Elizondo.
El experto plantea que este pronunciamiento se daría durante algunos de los discursos del mandatario, pero no formará parte del documento final del G20, donde el tema no recibiría el consenso necesario.
8. Salir airoso de las tensiones políticas
Macri tiene un difícil desafío por delante: además de lograr el buscado consenso y de sellar todos los acuerdos que hay en danza, deberá lidiar con los intereses de los líderes de las grandes potencias, que convierten a esta Cumbre en una de las más calientes en años.
Trump y el presidente chino, Xi Jinping, mantendrán un mano a mano que será vital, en medio de una guerra comercial que ya derivó en aranceles que afectan a exportaciones e importaciones por más de u$s360.000 millones anuales.
También, habrá otros cruces tensos, como el de Trump con la canciller alemana, Angela Merkel: ambos encarnan el duelo "proteccionismo vs. multilateralismo"; o el del príncipe heredero de Arabia Saudita, Mohammed bin Salman, con el presidente turco, Recep Erdogan, que se encontrarían en Buenos Aires tras la polémica por el asesinato de un periodista disidente. "Si el G20 se desarrolla de manera ordenada y no hay ningún incidente desde el punto protocolar, entonces ahí sí habrá un mérito de la Argentina como país anfitrión", plantea Elizondo.
"De hecho, venimos de un mal antecedente: la semana pasada estuvo la última cumbre del Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico, que tuvo muchos cortocircuitos y no hubo documento final, empañando el resultado", destaca.
9. Oficializar acuerdo con el Reino Unido
Sin dudas, una de las reuniones más esperadas será la que Macri mantenga con la premier británica Theresa May, que funcionará como una suerte de relanzamiento de las relaciones bilaterales.
Sucede que el último mano a mano entre mandatarios de ambos países había tenido lugar en 2009, cuando se entrevistaron Cristina Kirchner y Gordon Brown, en Chile. En tanto que hay que retroceder hasta 2001 para encontrar uno organizado en territorio argentino.
La reunión con May tendrá lugar el viernes 30 de noviembre y será trascendental dado que durante la misma se oficializará el acuerdo por un nuevo vuelo a las Islas Malvinas: una ruta que conectará mensualmente a Córdoba y San Pablo, a través de LATAM.
10. "Lavar" la imagen de la Argentina
El país fue noticia a nivel mundial tras la cancelación del último partido correspondiente a la "superfinal" de la Copa Libertadores.
Los más importantes medios internacionales se hicieron eco de los serios incidentes y dedicaron párrafos a preguntarse si la Argentina estaba preparada para recibir a los líderes que representan el 85% del PBI global.
Por eso Macri y el Gobierno asumieron un gran desafío al organizar esta Cumbre, que nunca antes se había realizado en Sudamérica. Claro que, con todas las miradas puestas en Buenos Aires, las organizaciones sociales aprovecharán para protestar contra el plan económico oficial, a los que se sumarán los grupos antiglobalización que siempre actúan en este tipo de eventos.
De hecho, días atrás la titular del Ministerio de Seguridad, Patricia Bullrich, reconoció que "las circunstancias para que un grupo quiera generar una situación violenta pueden existir".
Siendo una Cumbre en la que no se puede permitir le mínimo error, el Gobierno desplegará más de 22.000 efectivos para garantizar la seguridad de las comitivas que, en total, sumarán unas 15.000 personas. "Pocos mandatarios tienen la oportunidad de tener en un mismo plano a los principales líderes del mundo. Será una oportunidad inmejorable para mostrar otra cara de la Argentina", plantea.
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