Es Rasic, la dueña de la marca Cresta Roja, que posee cerca de 3.500 empleados.
El Juzgado de Primera instancia en lo Comercial 18, Secretaría 35, tendrá la responsabilidad de tramitar ese concurso de acreedores, que se anticipa complicado. Rasic arrastra problemas desde hace un par de años, pero desbarrancó en los últimos seis meses. Desde comienzos de 2014 emitió 335 cheques sin fondos por más de 43 millones de pesos, de los cuales solo pudo levantar el 4%, según datos oficiales. No se conoce su pasivo total, pero varias fuentes lo estimaron “muy importante”.
La empresa, fundada por dos jóvenes croatas que llegaron al país en 1953, los hermanos Ivo e Milenko Rasic, trató de llevar calma a sus empleados, distribuidos en dos plantas de faena de aves (en Tristán Suárez y Cañuelas), decenas de granjas, molinos de alimentos, plantas de incubación y hasta una cabaña de genética avícola. Dijo que el concurso de acreedores apunta a “preservar y optimizar el normal desarrollo de su actividad y asegurar la protección de sus activos”. Y añadió que “la continuidad de la empresa está asegurada”.
Dicen las fuentes que hasta el titular del Banco Central, Carlos Fábrega, se preocupó meses atrás por la suerte de la compañía al advertir su desbarajuste financiero. No es para menos: por sus tasas de crecimiento, el avícola es uno de los sectores mimados de la presidenta Cristina Kirchner, que siempre lo pone de ejemplo. Aunque hay más firmas en problemas, como la entrerriana Fepasa, no se trata de un problema generalizado.
En rigor, la líder del mercado, Granja Tres Arroyos, analizó seriamente hacer una oferta por Rasic. Pero su titular, Joaquín De Grazia, no llegó a entenderse con Milenko, que prefirió jugar sus cartas solo.
Tres Arroyos tiene 21% del mercado y Rasic el 15%. La siguen Soychú y Las Camelias, con 7% cada una.
Una diferencia clave entre Rasic y sus competidoras es su poca penetración en la exportación, ya que apenas destina 12% de su producción y a mercados de poco valor agregado, como Chile y Venezuela. “Decidieron especializarse en el pollo grande que le gusta al consumidor local”, explicó un conocedor. En estos tiempos, donde la industria lleva meses vendiendo el cajón de pollo por debajo del costo, hay que tener espaldas financieras y un portafolio diversificado para aguantar.
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