El recambio ministerial que impuso Cristina Kirchner
desnudará en lo inmediato el zigzagueo que tiene la política exterior
argentina. Dejó, además, en evidencia las dos corrientes de pensamiento
antagónico que conviven bajo el ala del kirchnerismo en el plano internacional.
La designación de Puricelli en Seguridad implicará un claro cambio de timón con la mirada puesta en Estados Unidos. Su segundo en el área, Sergio Berni, ratificó esta postura al apoyar plenamente a Puricelli y destacar la "vieja amistad" que los une. En la práctica, implicará acelerar posiciones en el plano internacional que con Garré habían quedado paralizadas.
Fuentes calificadas de la Casa Rosada aseguraron a LA NACION que la idea de Berni y Puricelli ahora es estrechar los lazos con la DEA, el organismo antinarcóticos de Estados Unidos, que desde hace más de dos años no logra hacer pie en Buenos Aires y cuyos trabajos de cooperación fueron raleados por Garré. "Cooperación sí, pero cesión de soberanía no", solía repetir Garré al mencionar el trabajo conjunto con la DEA. Quizás esa premisa se modifique.
Un hecho reciente marcó un quiebre en la relación de Garré con la DEA y quizás explique la eyección de la ministra de Seguridad. La semana pasada, Berni viajo a Washington para reunirse con autoridades de la DEA de alta jerarquía. El encuentro fue pactado con dos meses de anticipación. Pero, sugestivamente, una vez instalado en Washington, Berni hizo llamar dos horas antes del encuentro a los referentes de la DEA para decirles que debía cancelar el encuentro por "problemas de agenda". Fuentes diplomáticas de Estados Unidos ratificaron desde Washington ese percance y se mostraron sorprendidas.
¿Recibió Berni una contraorden de Garré y la prohibición de armar el encuentro? Nadie responde ese interrogante. Lo cierto es que tuvo que volver a Buenos Aires con las manos vacías. Con la llegada de Puricelli, el secretario todoterreno volverá a la carga y tratará de reflotar los lazos con la DEA. Hoy, este organismo sólo colabora a la distancia con Buenos Aires y sus agentes; por orden de Garré, no pueden pisar más la Argentina. Fuentes calificadas del Ministerio de Seguridad sostienen que Berni buscará ahora modificar esta situación con la anuencia de Puricelli.
El ex ministro de Defensa ya había dado señales en el Edificio Libertador de que no le preocupa una cercanía con Estados Unidos para realizar tareas de cooperación en la lucha contra el terrorismo y el narcotráfico. Esta posición le valió la crítica de varios funcionarios de Defensa alineados con el kirchnerismo más radicalizado en su oposición a Washington. Pero a Puricelli no le tiembla el pulso y sabe que si no fue defenestrado por la Presidenta ante los traspiés que tuvo con la Fragata Libertad y las denuncias de corrupción en la campaña antártica, menos aún será objetado por los nuevos lineamientos que quiera imprimir en el Ministerio de Seguridad.
El caso de Garré en la OEA es totalmente contrario al de Puricelli. En el Gobierno aseguraron que su designación dará un impulso importante a los espacios de poder que se dispone disputar el grupo de países del ALBA en la Comisión Interamericana de Derechos Humanos y en la Relatoría de Libertad de Expresión de la OEA. Mañana y pasado mañana, en Guatemala, se librará esa batalla en la cumbre de la OEA, y Cristina Kirchner quería contar con una fuerte espada para ese ámbito.
El plácet de embajadora de Garré no estará listo porque falta la anuencia del Senado. Pero es muy probable que la designada embajadora viaje igual a Guatemala con la comitiva que liderará el canciller Héctor Timerman. Así, buscará que la Argentina apoye la postura de Cuba, Venezuela, Nicaragua, Bolivia y Ecuador para restarle poder a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos y ocupar espacios en la Relatoría de Libertad de Expresión. En la práctica esto podría acallar voces críticas en la OEA sobre denuncias concretas que emitan los críticos a los gobiernos de cada país.
"Garré es una aliada y una gran amiga. Confiamos en su apoyo pleno", reflexionó ayer a LA NACION un embajador de un país del ALBA que está hace dos años en Buenos Aires y conoce mucho a Garré. Algunos allegados a la designada embajadora rechazaron la idea de que se busque acompañar al ALBA en la OEA. "Se va a llevar la postura del Mercosur", dijo un funcionario que trabajó con Garré para suavizar las intenciones de la ex ministra de Seguridad. En tal caso, todo indica que la nueva embajadora no caminará en contra de las convicciones que impuso en Seguridad. Sólo que ahora estará más expuesta en el plano internacional y sabe que deberá cuidar cada movimiento.
La llegada de Agustín Rossi al Ministerio de Defensa es una verdadera incógnita. Tendrá bajo su mando a referentes de peso de Garré que le marcarán la cancha a la hora de definir tareas de cooperación con ejércitos de otros países. Pero también lo seguirán de cerca los funcionarios de confianza que dejó Puricelli y su esquema de trabajo con ejercicios conjuntos con Estados Unidos y varios países europeos, que ya lleva varios años.
Rumbos divergentes: Políticas con miras a los países bolivarianos y a EE. UU.
- Nilda Garré - Nueva embajadora ante la OEA
En sintonía con los países del ALBA, tratará de restarle poder en la OEA a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos y ocupar espacios en la Relatoría de Libertad de Expresión
- Sergio Berni - Secretario de Seguridad
Su permanencia, sumada a la llegada del ministro Puricelli, ratificará el acercamiento a la DEA, con la que intentará reflotar los vínculos y acciones en común
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