Por Diego Cabot - LA NACION (Twitter: @diegocabot )
Los usuarios del Mitre se quejan; las nuevas formaciones diésel son lentas y nunca llegan a horario. Foto: Ricardo Pristupluk
El 10 de abril de 2008 Daniel, era Scioli; el Bicentenario era la oportunidad para una Argentina distinta; Julio Cobos era vicepresidente y Néstor Kirchner no era Él. Ese día la presidenta Cristina Kirchner anunció la electrificación total del ferrocarril San Martín. A ese día se remontan las formaciones diésel nuevas que, ahora, circulan en el ramal Mitre.
Ese día, en ese acto, el Gobierno dijo que ya no iba a haber más trenes diésel en la línea San Martín y anunció una licitación internacional. Sin embargo, compró 24 locomotoras diésel y 160 coches por estrenar a empresas chinas, por un total de 134 millones de dólares.
Hasta hoy no se colocó un solo enchufe de la electrificación. Hace pocos meses las nuevas formaciones diésel llegaron al puerto, pero la Argentina de la revolución ferroviaria ni siquiera adaptó los andenes del San Martín para trenes con otra altura.
¿El resultado? Los coches chinos no pueden circular en la línea para la que fueron comprados y como parche se los colocó en el Mitre. Pero claro, el Mitre, que une Retiro con Tigre, tiene tracción eléctrica y entonces, los trenes diésel, que necesitan más tiempo para acelerar y para frenar, suelen ser un estorbo en la vía.
Lejos de las tragedias del Sarmiento, los incumplimientos y las promesas vacías son una constante en la historia reciente de la Argentina. "[La Argentina] es un país que -como recién decía Daniel poéticamente, me gustó la frase así que se la voy a copiar- estaba en el andén; que estaba esperando que, desde algún sector, alguien advirtiera el inmenso valor que tenemos los argentinos, el inmenso valor de nuestros recursos para poner en marcha un gigante que es nuestro país [sic]", dijo la Presidenta ese día en la Casa Rosada.
Entonces, el Ministerio de Planificación Federal llamó a una licitación internacional para la renovación total del ramal. Según consta en el pliego y en el decreto 91/2008, se iban a colocar 55 kilómetros de catenarias desde Retiro hasta Pilar. El proyecto también contemplaba la instalación de una planta transformadora, la renovación integral del sistema de señalamiento y la puesta en marcha de un puesto central de operaciones.
El ministro de Planificación Federal, Julio De Vido, y su gente diseñaron también un tendido de fibra óptica paralelo a la vía y la instalación de un esquema de comunicaciones coche-tierra. Para el final dejaron el broche de oro para los intendentes por donde cruza la vía: la eliminación de todos los paso a nivel desde Retiro hasta José C. Paz. El proyecto jamás dejó de ser eso: un proyecto.
En vez de aquella obra, el San Martín se conformó con los coches chinos que no funcionan en el ramal y que se prestaron al Mitre. Según un comunicado de la Unidad de Gestión Operativa Ferroviaria de Emergencia (Ugofe), ya se recibieron 24 nuevas locomotoras chinas diésel que sí pueden circular.
Respecto de los vagones, la cosa es distinta. "Dadas las características de las formaciones, Ugofe, la Administración de Infraestructura Ferroviaria [ADIF SE] y el Ministerio del Interior y Transporte se encuentran abocados a las tareas de organizar la adaptación de la infraestructura de la línea para el nuevo esquema de circulación. Puesto que los trenes fueron creados para recorridos con estaciones de andenes altos, se hace indispensable la elevación de las paradas de las 20 estaciones del trazado, tarea que se comenzará a ejecutar y podrá verificarse en los próximos meses", dice un comunicado oficial de la Ugofe.
Desde 2008, cuando se compraron los trenes, no hubo ningún funcionario que se sentara a resolver el problema: los pasajeros deben saltar alrededor de 60 centímetros desde el piso del vagón hasta el andén. O hay falta de planificación, o hay una sobreestimación de las virtudes atléticas de los pasajeros. Lo real es que de aquel tren con catenarias, eléctrico y sin pasos a nivel se pasó a uno diésel que corre en otra línea.
"Creo que los ferrocarriles son un tema más que importante, no solamente por lo que han significado estructuralmente en la República Argentina, sino también porque se dejaron de lado como un importante instrumento para dar mayor competitividad, por ejemplo, al sector de transporte; el deterioro de toda la red, el abandono que se hizo de la red, que significó el deterioro del transporte para los trabajadores; también en términos de competitividad para quienes producen y podrían obtener mayor grado de rentabilidad por el costo de los fletes, por ejemplo", dijo Cristina Kirchner, en 2008.
Pasaron años y nada pasó. Hoy aquellos trenes corren de prestado en un ramal para el que no fueron comprados. Parches millonarios en medio de la proclamada revolución ferroviaria, que -claro está- aun está por llegar..
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