Secuestraron casi dos toneladas de cocaína en Santiago del Estero.
El millonario negocio del narcotráfico es difícil de combatir pero relativamente fácil de entender. La cocaína -su producto más promocionado- se fabrica sólo en tres países de la región andina: Colombia, Perú y Bolivia. Y en cuanto a lo que Argentina se refiere, Bolivia es su proveedor más frecuente.
En la frontera argentino-boliviana, el kilo de clorhidrato de cocaína se cotiza a unos 1.500 dólares y con sólo acercarla al conurbano bonaerense, el precio se cuadriplica. Ante semejante margen de ganancia, la droga entra al país como sea: a pie, escondida en camiones o dentro de avionetas que arrojan su carga a los montes desde el aire o aterrizan en pistas clandestinas de Salta o Santiago del Estero.
El boom del tráfico a gran escala en el NOA -que desplazó hace años al tráfico de cocaína peruana a través de mulas en vuelos comerciales- tampoco responde a motivos sofisticados ni requiere de explicaciones complicadas.
El noroeste argentino -y principalmente la frontera salteña- es una zona donde los límites geopolíticos son más virtuales que otra cosa. Un ejemplo: la Justicia descubrió que Delfín Castedo -capo narco actualmente detenido- poseía 28.000 hectáreas en Salvador Mazza ( Salta), linderas a otras 30.000 que manejaba su hermana en el lado boliviano. Los separaba una tranquera. Tan sencillo como eso.
Secuestran un cargamento de cocaína luego de 22 días de seguimiento. La droga, casi 300 kilos valuados en dos millones de dólares, había sido arrojada desde avionetas en Salta e iba rumbo al Conurbano.
Esa porosidad, tantas veces denunciada, también funciona en sentido inverso (de Argentina hacia Bolivia) si se habla de precursores químicos. Estas son sustancias necesarias para cocinar la pasta base de cocaína.
La inmensa mayoría está prohibida en Bolivia, mientras que Argentina tiene una gran industria química de la que se nutren las bandas a través de laboratorios truchos.
Seis narcos detenidos y la incautación de casi medio kilos de cocaína y más de 32 kilos de marihuana en Ostende, Pinamar y Mar del Plata.
Bolivia es el productor de hoja de coca que está más cerca de nuestro país, pero esto no quiere decir que Perú y Colombia no tallen en este negocio, cuya logística de transporte casi siempre está en manos de argentinos.
Una de las últimas versiones que manejan los especialistas en narcotráfico sostiene que la pasta base peruana está llegando a Bolivia para ser cristalizada allí. Y desde hace años se comenta que los cocineros bolivianos fueron entrenados por sus pares colombianos, que hace unos 10 años bajaron a enseñarles las claves para mejorar la calidad del producto.
Quemaron 389 kilos de cocaína que habían sido secuestrados en la embajada rusa. Foto: Claudio Santisteban/ZUMA Wire/dpa
Si bien Colombia es el productor número uno de cocaína, ésta no suele llegar al mercado argentino -ni pasar por aquí- debido a que las rutas del norte del continente son más rentables que bajar la mercadería para luego colocarla en Europa o Estados Unidos.
La lógica pura con la que se mueven los narcos se aplica de manera idéntica al tráfico de marihuana a través de la hidrovía del Río Paraná que baja la droga desde Paraguay, donde se produce.
Decomisan diez toneladas de marihuana tras operativos en las provincias de Corrientes y Misiones.
Tanto el NOA con la cocaína, como la zona mesopotámica con la marihuana, sufren la penetración de los narcos no sólo en sus tierras, sino en sus instituciones
El juicio al ex juez federal de Orán Raúl Reynoso, que terminó en marzo pasado con una condena a 13 años de prisión por proteger a narcos, y el proceso abierto contra el ex juez federal de Corrientes Carlos Soto Dávila, procesado exactamente por los mismos cargos, son dos muestras más escandalosas del poder corruptor del narcotráfico, cuyos tentáculos también alcanzan a los dirigentes políticos.
Secuestran casi dos toneladas de cocaína arrojada de una avioneta en Santiago del Estero.
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