Por Slovodan Lekic - Agencia AP
Con el operativo que montaron ayer para imponer una zona de exclusión aérea sobre Libia, las potencias occidentales pusieron de manifiesto su superioridad sobre las anticuadas aeronaves del régimen de Muammar Khadafy. Pero sobre la base de la lección que dejó la intervención de la OTAN en los Balcanes en la década de 1990, los analistas y expertos advierten que cualquier intento de lanzar un ataque aéreo contra las fuerzas terrestres del líder libio podría ser mucho más peligroso y resultar en serias pérdidas para los países que participen.
Las potencias occidentales tienen mucha experiencia en este tipo de operaciones: sus aviones de guerra lograron imponer con éxito zonas de exclusión aérea sobre Bosnia, a principios de la década de 1990, y sobre Kosovo, en 1999, en un esfuerzo por terminar con los ataques sobre civiles por parte de las fuerzas serbias.
Debido a la anárquica compra de armamento, su pobre mantenimiento y el entrenamiento inadecuado de los pilotos, la fuerza aérea libia se ha ido reduciendo de los más de 400 cazabombarderos, cazas livianos y helicópteros de guerra con los que contaba en la década de 1980, a unas pocas decenas de aeronaves, muchas de las cuales ya fueron destruidas por los insurgentes o sacadas del país por pilotos que desertaron.
El estado de sus defensas antiaéreas de largo alcance es similar y se limita a 200 lanzamisiles considerados obsoletos. Un reciente informe del Centro de Estudios Estratégicos Internacionales, con sede en Washington, señala también que los pilotos libios tienen serios problemas de entrenamiento y que muchas aeronaves se perdieron debido a accidentes y otras fallas.
Sin embargo, la preocupación de los estrategos occidentales está centrada en el abundante arsenal de armas antiaéreas livianas y lanzamisiles de hombros de corto alcance (SA-7), sistemas que probaron ser muy efectivos contra sus aviones durante la guerra de Kosovo, según afirmó un diplomático que pidió no ser identificado. Ese arsenal incluye 500 cañones de calibres diversos, cuyo despliegue podría impedir a las fuerzas aliadas descender a menos de 4500 metros de altura, agregó el diplomático. En Kosovo, la mayoría de los bombardeos debieron realizarse desde una altitud que estuviera más allá de alcance de las armas serbias.
Tal como lo demostró la experiencia en Bosnia, a los veloces jets se les hace muy difícil interceptar a los helicópteros. Los expertos advirtieron, sin embargo, que es difícil hacer una evaluación exacta de la capacidad militar de Libia, en particular cuando las tropas desertoras no sólo se llevaron aviones, sino también armamento.
"La aparente proliferación de armas cortas, sistemas portátiles de defensa antimisiles y de armamento pesado en ambos bandos hizo que los expertos en contraterrorismo y tráfico de armas expresaran su preocupación por las consecuencias para la seguridad de la región", destacó un comunicado difundido en Washington por el Servicio de Investigaciones del Congreso.
Por su parte, los estrategos occidentales dicen que la comunidad internacional cuenta con entre 200 y 300 modernos jets que pueden desplegarse rápidamente sobre Libia desde las bases que se extienden desde Gibraltar hasta Grecia, así como desde los portaaviones norteamericanos y franceses en el Mediterráneo.
La coalición también cuenta con una ventaja sustancial respecto de Khadafy por sus aviones AWAC, cuyos radares rotativos pueden rastrear hasta 320 kilómetros dentro del espacio aéreo enemigo, monitoreando los movimientos aéreos sobre el territorio libio y enviar aviones de ataque contra cualquier presencia que viole la zona de exclusión.
Las aeronaves destinadas a asegurar la zona de exclusión aérea despegarán de las bases de la OTAN en Sigonella (Sicilia), Aviano (norte de Italia), Istres (sur de Francia) y Ventiseri-Solenzara (Córcega). "Esta debería ser una operación bastante sencilla, mucho más fácil que las misiones aéreas de la OTAN en los Balcanes en la década de 1990", dijo Marko Papic, del grupo de análisis de inteligencia Stratfor, con sede en Austin, Texas. "A diferencia del escarpado y boscoso territorio balcánico, Libia es llana, sin follaje ni lugares donde esconder armamento, y la fuerza aérea de Libia es francamente un chiste."
No obstante, un funcionario de la OTAN advirtió que un despliegue de fuerzas tan numeroso conlleva consideraciones logísticas que jugarán un papel muy importante en el proceso de planificación del operativo. Para evitar el permanente reabastecimiento de combustible desde aviones cisterna, es probable que los jets deban apostarse en bases militares cercanas a Libia, pero algunas de esas bases carecen de la infraestructura necesaria para abastecer las necesidades de escuadrones de cazabombarderos, señaló un funcionario que pidió conservar su anonimato.
Traducción de Jaime Arrambide
Fuente: Diario La Nación
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domingo, 20 de marzo de 2011
Libia, una ofensiva más riesgosa de lo que parece
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