domingo, 13 de marzo de 2011

Conociendo a Carlos Hathcock

Carlos Hathcock, también conocido por su apodo “White Feather” (pluma blanca), es uno de los snipers más respetados y admirados de la historia. Este sargento del mítico cuerpo de Marines estadounidense ostentó durante más de 30 años el récord mundial de una baja a larga distancia. Uno de sus tiros en la guerra de Vietnam hizo blanco a 2.250 metros.

El sargento estadounidense Carlos Hathcock consiguió elevar su nombre a la categoría de leyenda gracias a su eficacia y precisión en la jungla vietnamita. Las extremas condiciones ambientales que tuvo que superar para conseguir cumplir con su trabajo, además de sus continuas demostraciones de heroísmo y compañerismo, propiciaron que hoy en día sea considerado como uno de los mejores francotiradores de la historia. Las 93 bajas confirmadas que creó en el bando enemigo (aunque se comenta que la cifra puede extenderse hasta las 300 bajas no oficiales), no le sitúan entre los snipers más efectivos. Lejos quedan, por ejemplo, las 542 que se adjudican al gran tirador finlandés Simo Häyhä. Sin embargo, el hecho de actuar en solitario y casi siempre amenazado y rodeado por los soldados del ejército vietnamita, le confiere una especial áurea de sniper casi sobrenatural.

Adorado por sus compatriotas estadounidenses y por los más prestigiosos tiradores selectos del mundo, Hathcock destacó en el tiro deportivo antes de iniciar su brillante carrera en el ámbito militar. Durante los años previos a la guerra de Vietnam, el nombre de Carlos Hathcock sonaba con fuerza en todos los sectores relacionados con el tiro de precisión a larga distancia. Fruto de su pericia con los rifles de precisión, Hathcock obtuvo varios premios como tirador deportivo, una práctica que debió abandonar cuando el Ejército estadounidense solicitó sus servicios para incorporarse a filas.
En el cuerpo de Marines, Hathcock encontró el lugar idóneo donde demostrar y poner a prueba todas sus habilidades. Su facilidad para lograr disparos certeros fue su principal argumento para convertirse en tirador de elite de las Fuerzas Armadas estadounidenses, y Vietnam fue el escenario donde se forjó su leyenda. 1966 fue el año de su primer desembarco en el país asiático. Desde entonces y hasta 1969, fecha en la que un desgraciado accidente aceleró su retirada del campo de batalla, Hathcock logró eliminar oficialmente a un total de 93 soldados del ejército de Vietnam del Norte, entre los que figuraban altos mandos. Su tremenda eficacia causó auténtico pavor en las filas enemigas, donde no dudaron a la hora de poner precio a su cabeza (unos 50.000 dólares estadounidenses de la época). Sin embargo, durante los tres años que estuvo en servicio en la selva vietnamita nadie pudo darle caza. Ni siquiera los “countersniper” o cazadores de francotiradores, con quienes Hathcock tuvo más de un enfrentamiento digno de mención. En este sentido, según recogen sus múltiples biografías, Hathcock logró localizar y eliminar a un countersniper vietnamita con un certero disparo que atravesó la mira telescópica e impactó directamente en la cabeza del tirador.

A pesar de las dificultades que el sniper de la pluma blanca (le apodaban así por una pequeña pluma blanca que siempre acompañaba a su sombrero) tuvo que soportar en la densa y sofocante jungla de Vietnam, la popularidad de Carlos Hathcock va ligada de forma irremediable a su record mundial de distancia. Fue en la localidad de Duc Pho, ubicada en Vietnam del Sur, donde en 1967 el sniper estadounidense consiguió una baja con un disparo que voló durante 2.250 metros. El arma utilizada para lograr esta increíble hazaña fue la ametralladora M2 del calibre .50 (12,70) especialmente modificada por el propio Hathcock para disparar tiro a tiro y con mayor precisión.

El récord establecido por Hathcock se mantuvo intacto hasta el año 2002, es decir durante 35 años. Sin embargo, ya en pleno siglo XXI y en medio de la “Operación Anaconda” que tuvo lugar en la guerra de Afganistán, un equipo formado por tres snipers del ejército canadiense consiguió superar la marca establecida por Hathcock. El tirador del equipo, el cabo Rob Furlong, utilizó el potentísimo rifle estadounidense McMillan Tac-50 (calibre .50) para alcanzar a un enemigo taliban situado a una distancia superior a los 2.400 metros.
Pero, aunque es evidente que el disparo realizado por los canadienses superó la distancia establecida más de tres décadas atrás por el sargento Hathcock, ¿cuál de los dos disparos tiene más mérito? Posiblemente, la respuesta se decante del lado del soldado estadounidense, quien consiguió una espectacular marca en peores condiciones ambientales (no es lo mismo disparar en medio del espesor de la jungla que en el despejado desierto) y con un rifle y una munición menos desarrollada.

En este sentido, los rifles que los snipers estadounidenses utilizaron en mayor medida en la guerra de Vietnam fueron el Winchester M70 Pre-64 y el M40, versión militar del popular Remington M700. En ambos casos se trata de rifles de accionamiento por cerrojo con una precisión realmente notable.
Como suele sucederle a la mayoría de mitos, los últimos años de vida de Carlos Hathcock fueron realmente duros. En su lucha contra la esclerosis múltiple, el sargento del cuerpo de Marines volvió a demostrar constancia, valentía y sacrificio, tres características de su personalidad que le ayudaron a triunfar en el terrible escenario vietnamita. Finalmente, en febrero de 1999 Carlos Hathcock falleció habiendo dejado previamente un trabajo de innegable valor para el futuro de los tiradores selectos de Estados Unidos. Y es que desde que en 1969 un trágico accidente le obligara a abandonar su carrera militar en activo, Hathcock apostó por la creación de escuelas y centros formativos para tiradores de precisión.

Como ya se ha comentado anteriormente, no fue un sniper ni un ejército regular quien truncó la espectacular trayectoria de Carlos Hathcock como tirador de elite. En 1969, mientras el sniper y otros soldados estadounidenses se desplazaban a bordo de un vehículo anfibio (“amtrack”) por las afueras de Khe Sanh, la desgracia llamó a sus puertas. El vehículo pasó por encima de una mina antitanque y la explosión fue inmediata. Como consecuencia de las llamas, Hathcock acabaría con la mitad de su cuerpo quemado, pero ni aún así dejó de luchar para salvar a siete compañeros heridos, a quienes consiguió poner a salvo de forma heroica.

Su compañerismo y sus méritos en el campo de batalla le sirvieron para recibir las más altas distinciones del Ejército estadounidense, como por ejemplo la Estrella de Plata del cuerpo de Marines. Además, su figura todavía goza de enorme prestigio dentro de la infantería de Marina, donde cada año se celebra un concurso de tiro de precisión que lleva su nombre.
Por sus 93 bajas confirmadas, cómo y dónde las consiguió (muchas de ellas con un Winchester M70 Pre-64 ligeramente modificado), Carlos N. Hathcock tiene un puesto de honor entre los snipers más importantes de la historia. Un hombre que desde sus inicios en el mundo del tiro deportivo siempre tuvo en cuenta el conocido lema de los francotiradores: “One shot, one kill”.

Fuente: http://www.armas.es/narticulos-Carlos_Hathcock_el_francotirador_que_sembro_el_panico_en_Vietnam/00097.html

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