(Infobae.com) - A medida que avanzan en sus funciones, las pequeñas aeronaves no tripuladas también son susceptibles de usos maliciosos. Con ese fin comenzó una carrera tecnológica para desarrollar dispositivos de defensa contra ellos
La gran gama de uso de drones incluye las operaciones hostiles, tanto militares como civiles.
Además de entrega de comidas a domicilio, el control de la calidad del aire, tomarse selfies, proteger la seguridad del hogar o monitorear especies en peligro, entre las innumerables y dispares tareas que pueden realizar, los drones han protagonizado operaciones hostiles. Tanto los militares estadounidenses como sus aliados en Medio Oriente y las tropas rusas las han utilizado y enfrentado a la vez; en el campo civil, varios de los aeropuertos más transitados del mundo, como los de Nueva York y Londres, han retenido vuelos en tierra por la amenaza de drones.
Como resultado, ha comenzado a surgir una tecnología anti drones: mayormente militar, apunta a la creación de nuevos sistemas misilísticos, interferentes de radares y cañones láser. "El mercado anti drone superaría los USD 1.200 millones en ventas el año próximo y llegaría a USD 1.500 millones en 2021", informó The Wall Street Journal (WSJ).
Aunque en comparación con la industria de combate la cifra no impresione, conviene señalar que es una categoría en crecimiento rápido. Hakan Buskhe, CEO de la firma sueca de defensa Saab AB, dijo al periódico que se trata de un asunto sobre el que conversa con "muchos países y autoridades en el mundo entero".
El modo principal en que se contrarrestan los drones desde los aeropuertos son sus enlaces de radio y navegación. No se sabe de muchos centros de tránsito aéreo, pero luego de los tres días de interrupción de sus operaciones en diciembre, Gatwick, aeropuerto de Londres, compró "equipamiento contra drones de nivel militar".
En cambio, las fuerzas armadas pasan por alto la disuasión: tienen un margen mayor para derribar los drones ya que no deben preocuparse por civiles cercanos. "Esto ha lanzado una carrera armamentística global entre los fabricantes para desarrollar nueva tecnología anti drones. Con frecuencia las mismas empresas que venden drones también venden el equipamiento para derribarlos", agregó WSJ.
El fabricante de armas estadounidense Lockheed Martin comenzó 2019 asociándose con la alemana Diehl Defense y Saab AB para vender un sistema de derribamiento de drones, aeronaves y misiles, que emplea misiles (para los drones más grandes) y radar (para los más pequeños). Según WSJ, las compañías intentan que los Emiratos Árabes Unidos adquieran el lanzamiento del proyecto.
Los drones de uso militar han generado un mercado de armas anti drones, que incluyen láseres.
Llamado Falcon Weapon System, consiste en varios vehículos que se mueven con las tropas de infantería para brindarles un paraguas de defensa aérea. Un camión lleva un radar que localiza la amenaza, otro es un puesto de comando y un tercero lanza misiles guiados por calor para derribarla.
En cambio, el sistema de ST Engineering Electronics, de Singapur, está diseñado para que lo lleve un individuo. Se trata de una pistola de radar de tres kilos (6,6 libras) alimentada por una batería de 11 kilos (24 libras) que se carga en una mochila. Puede interferir la señal de GPS de un drone y el enlace de radio con quien lo está operando.
"El sistema tiene un detector de radiofrecuencia con un rango de 1,92 kilómetros (1,2 millas) y viene con una cámara que puede identificar drones a 500 metros (550 yardas)", describió WSJ. Una versión de este sistema fue parte de la seguridad en el primer encuentro entre el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, y el líder de Corea del Norte, Kim Jong-un.
Los drones armados de fabricación china operan en zonas de guerra de Medio Oriente.
Además de su proyecto con Lockheed Martin, Diehl Defence desarrolló un sistema para lanzar emisiones electrónicas que destruyen los componentes de los drones. Es útil para derribar drones sofisticados que no dependen de GPS o de enlaces con su operador. Se puede montar en un vehículo para que acompañe el movimiento de las tropas y tiene un rango de un kilómetro (0,6 millas); una versión civil, más pequeña, logra un alcance de la mitad.
Hay también "tecnologías aun más futuristas", según WSJ. Por ejemplo, en 2015 Boeing probó un láser para derribar un pequeño dron, y desde entonces ha producido ese equipamiento para el ejército estadounidense. Se trata del Láser Móvil de Alta Energía para Expediciones, que se montó en el vehículo de transporte blindado Stryker y se utilizó en ejercicios durante 2018 y su objetivo es funcionar como una soldadora de larga distancia.
El otro láser, de origen chino, se monta en un camión y en su versión de alta potencia tiene un rango de hasta 4 kilómetros (2,5 millas). Es obra de la firma estatal Poly Technologies y no se sabe si es sólo para uso del ejército chino o si se exporta.
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