(enelSubte.com) - La aplicación de la nueva marca Ferrocarriles Argentinos dista mucho de ser prolija y uniforme. De cara al público continúan empleándose una maraña de diferentes denominaciones contradictorias entre sí que no ayudan a crear la imagen de unificación del sistema ferroviario que intentó darse con la sanción de la ley.
Con la disolución de la vieja Ferrocarriles Argentinos dejó de existir una empresa ferroviaria nacional. Una situación que perduró hasta 2008, año en que la ley de Reordenamiento Ferroviario copió a la ligera el esquema español e inventó la Sociedad Operadora Ferroviaria Sociedad del Estado (SOFSE), empresa que a pesar de su nombre ampuloso y reiterativo no asumiría ningún servicio hasta años más tarde.
Los trenes Talgo llegaron a contar con el logo de SOFSE
Muestra de la nula planificación a la que respondió la ley es que el nombre de una empresa llamada a desempeñar un papel tan importante no sólo no tenía relación alguna con la tradición histórica, sino que de cinco palabras lograba repetir una.
Los trenes CSR de la línea Sarmiento llegaron al país con el logo “Transporte Público”.
Fue recién hacia fines de 2013 que el Estado nacional recuperaría la operación directa de una línea ferroviaria del área metropolitana. Ya en los meses previos, bajo la UGOMS, se había estrenado en las líneas Sarmiento y Mitre la marca “Transporte Público”, creada como símbolo de la nueva gestión del Ministerio del Interior y Transporte. Se trató de un isologo con el nombre acompañado por la forma de una “T” envuelta en una figura ovalada, a la manera de la identidad institucional utilizada por otras dependencias del Ministerio.
Extrañamente, la operadora ferroviaria parecía llamarse Transporte Público, nombre que aparecía en cartelería, documentación institucional e incluso en el esquema de los nuevos coches eléctricos CSR del Sarmiento. En los pocos casos concretos en que debió aludirse al nombre concreto de la empresa operadora se optó por la sigla SOFSE o por dos variantes: Operadora Ferroviaria Sociedad del Estado –evitando la repetición de “Sociedad”– o el más económico Operadora Ferroviaria del Estado, ya totalmente de fantasía.
En 2014, sin aviso previo, el Ministerio del Interior y Transporte comenzó a implementar en gran escala una nueva identidad en reemplazo de “Transporte Público”. Ahora el nombre ficticio sería “Trenes Argentinos”, conformado como un logotipo en tipografía Fago. En algunas de las líneas operadas por el Estado se sumó debajo del logo la expresión “Operadora Ferroviaria”.
En rigor el nombre comenzó a ser empleado como un paraguas destinado a crear la ilusión de unidad de todas las empresas ferroviarias estatales, incluyendo a la ADIF (“Trenes Argentinos Infraestructura Ferroviaria”), SOFSE (“Trenes Argentinos Operadora Ferroviaria”), Belgrano Cargas y Logística (“Trenes Argentinos Cargas y Logística”) y la Administradora de Recursos Humanos Ferroviarios (ARHF, que pasó a ser “Trenes Argentinos Recursos Humanos”). A pesar de la unificación simbólica, cada una continuó funcionando como empresa independiente y hasta se aplicó la denominación en las líneas operadas por compañías privadas mediante acuerdos de operación, como hacían las ahora extintas Argentren y Corredores Ferroviarios.
Finalmente, en 2015 se anunció y aprobó la recreación de Ferrocarriles Argentinos Sociedad del Estado como empresa madre del sistema ferroviario nacional. La nueva empresa absorbió a todas las preexistentes: SOFSE –a la que se integró la ARHF–, ADIF y Belgrano Cargas y Logística. La aplicación de la nueva marca ha sido, sin embargo, marcadamente inconsistente:
A pesar de que la empresa creada se denomina Ferrocarriles Argentinos, el Ministerio del Interior y Transporte ha comenzado a utilizar una variante del logo histórico que incorpora la palabra “Nuevos” en un color diferente. Esta estrategia publicitaria o de visibilización de la nueva marca no integra en estricto sentido el nombre de la empresa, pero no ha evitado que la misma fuera llamada en medios de prensa e incluso en la propia comunicación ministerial como “Nuevos Ferrocarriles Argentinos”.
La ADIF adoptó de inmediato la marca Ferrocarriles Argentinos (como Ferrocarriles Argentinos Infraestructura Ferroviaria), usando en todos los casos el logotipo con el agregado “Nuevos”, en cartelería y algunos canales de comunicación institucional. Sin embargo, conserva hasta hoy la marca “Trenes Argentinos” en su sitio web. En las licitaciones se habla directamente de “ADIF” y, para agregar más confusión al asunto, se firman los llamados a licitación con el logotipo de “Trenes Argentinos Infraestructura Ferroviaria”.
El caso de la Operadora Ferroviaria es aún más caótico. El logo de Ferrocarriles ha aparecido en algunos comunicados y cartelería, pero sigue alternándose con la denominación “Trenes Argentinos”, que es la única existente en el sitio web que representa a la gran mayoría de los servicios ferroviarios. De hecho, gran parte de la comunicación institucional sigue aludiendo a “Trenes Argentinos”, incluso acompañada con logo de Ferrocarriles Argentinos. A esto se suman las distintas variantes que habilita la confusión, como “la Operadora Ferroviaria de Trenes Argentinos” y hasta “la Operadora Ferroviaria de Nuevos Ferrocarriles Argentinos”.
Tampoco ha habido una aplicación uniforme sobre el material rodante: sólo en algunos trenes CSR de la línea Mitre se ha colocado el logo de la nueva empresa, mientras que el resto luce aún la leyenda “Trenes Argentinos”, al igual que en el Roca, cuyos trenes entraron en servicio tras la promulgación de la ley. En el Sarmiento, ni noticias: aún se ven logos de “Transporte Público”. En el caso de los trenes de larga distancia, únicamente los de la línea Mitre llevan la nueva decoración. El resto no hace referencia a operadora ferroviaria alguna, sino al Bicentenario de la Revolución de Mayo, acaecido hace ya cinco años.
Por un lado persiste el uso de “Nuevos”, cuya aplicación resulta mucho más comprensible como un elemento temporal del logo que como nombre de la empresa. Pero, por otro, no queda claro si se pretende reestablecer Ferrocarriles Argentinos como identidad unificada o desarrollar marcas distintas para cada unidad de negocio, y en ese caso si “Trenes Argentinos” es ahora el nombre de la división de servicios de pasajeros o apenas la expresión de una transición bastante caótica. De todos los nombres en danza el único que alude a una entidad realmente existente es el viejo y efectivo Ferrocarriles Argentinos.
Como sea, la confusión parece ser representativa del manto de incertidumbre que cubrió la reestructuración ferroviaria desde que se torció la suerte del ministro Randazzo, a cuya ventura estuvo tan atada. El establecimiento de una identidad sólida y una marca consistente puede transformarse en una señal auspiciosa de construcción de instituciones que trasciendan un período de gobierno o una gestión ministerial. Por ahora, que suceda lo contrario es un síntoma preocupante.
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miércoles, 26 de agosto de 2015
Ferrocarriles Argentinos: una marca en Pampa y la vía
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