La propuesta era revitalizar el espacio público de la zona sur de la ciudad. El proyecto de Pablo Ferreiro, Saturnino Armendares y Joaquín Leunda y el estudio Onas resultó ganador del concurso que fue organizado por el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires y la Sociedad Central de Arquitectos.
Finalmente, se dibujó la pieza faltante del rompecabezas que se propone unir e integrar la Ciudad de Buenos Aires. Pieza difícil, con una creciente población en condiciones de pobreza y cada vez más villas miserias, con un Riachuelo contaminado y condiciones paupérrimas de algunos conjuntos habitacionales. Pero a la vez, figurita codiciada, si se entiende como posibilidad de futuro.
El Concurso Nacional de Ideas para resolver el denominado Parque Lineal del Sur, que promovió el Gobierno de la Ciudad y organizó la SCA, puso a pensar, en menos de dos meses, a un reducido grupo de arquitectos que se atrevió a aportar ideas para solucionar la problemática del sur y suturar una trama urbana descosida desde hace tiempo. Entre los objetivos planteados en las bases del concurso se instaba a los arquitectos a “fomentar la localización de nuevas actividades que renueven las áreas industriales obsoletas y revitalicen las áreas residenciales degradadas, mejorar la accesibilidad, la infraestructura y los espacios públicos y elaborar y promover programas especiales para los barrios del área”. Allí mismo se plantearon las posibilidades de crecimiento de la zona.
Según los entendidos, debe estar ligada a la estructura de la red vial y de transporte, único dador de acceso, conectividad y circulación. El área delimitada incluye una red ferroviaria y dos playas de carga, Buenos Aires y Solá, y además prevé la extensión de una línea de subterráneos por la Av. Vélez Sársfield. Del mismo modo, dicen que “las villas y los hospitales pueden resultar atravesables si se combina la necesidad de estructurar la red con procesos propios de recuperación, refuncionalización o reciclaje”.
Para facilitar la intervención, el concurso dividió la zona en cinco áreas.
La primera planteó la puesta en valor de la ex plaza Vuelta de Obligado y el desarrollo de propuestas para el uso de la Ex Ciudad Judicial, un predio que la SCA ya había concursado en 1999, pero que jamás se materializó. Para el área dos se propuso el desarrollo del espacio que dejó vacante la demolición de la ex Cárcel de Caseros y la estructura patrimonial existente, así como la integración del espacio verde del Hospital Garrahan. En la tercera se propone la mejora de la plaza Florentino Ameghino y la necesidad de integrar el Hospital Muñiz. La cuarta planteó la integración del Instituto Malbrán y las alternativas para la playa de la estación Buenos Aires. Finalmente, la última propone la formulación de lineamientos para las playas ferroviarias y la integración del parque Pereyra y la basílica del Sagrado Corazón (que, según el Código de Planeamiento Urbano es Área de Protección Histórica).
El Riachuelo como eje: la pieza clave
La reflexión del equipo ganador revisa, parte y funda su propuesta en la propia historia de la ciudad, entendiendo al Riachuelo como lugar de entrada y salida, como lugar fundacional y lugar de origen. Esta será la pieza clave que permite realizar las distintas operaciones planeadas por este grupo, siempre que se lleven a cabo las estrategias de saneamiento y recuperación de la contaminada desembocadura.
La reflexión del equipo ganador revisa, parte y funda su propuesta en la propia historia de la ciudad, entendiendo al Riachuelo como lugar de entrada y salida, como lugar fundacional y lugar de origen. Esta será la pieza clave que permite realizar las distintas operaciones planeadas por este grupo, siempre que se lleven a cabo las estrategias de saneamiento y recuperación de la contaminada desembocadura.
“De cara al bicentenario, la ciudad deberá asumir su condición de metrópolis y, en ese marco, entender al Riachuelo como el área de oportunidad más grande de Buenos Aires”, plantean. Entonces, surge la idea del Riachuelo como nuevo Parque Central de la Metrópolis, con enormes áreas vacantes que anuncian una nueva ciudad, imaginada por este grupo.
Y a partir de allí, la nueva pieza permite reflexionar y articular los fragmentos, dividiéndolos en dos grandes tramos.
El primero, de seis kilómetros, es la Cabecera Centro Nueva Puerta. El lugar de transferencia La Noria, con programas a escala metropolitana, tejido de macro lote y vialidad de borde de río.
El segundo se descompone en Centro -de 3 km y tejido medio, donde se instalarán los programas industriales- y Desembocadura - de tres kilómetros de tejido fino y borde consolidado, donde irán los programas productivos, vivienda y turismo.
En una segunda instancia, los ganadores imaginan que este eje, espejo de agua simétrico, refleje situaciones de igualdad en cada una de sus márgenes. Para ellos, esta equivalencia debería ser “parte de una misma reflexión, hoy pensada desde gestiones distintas con acciones diferentes para los mismos temas”. Esto conformaría un nuevo distrito metropolitano.
En el área de las estaciones Buenos Aires y Solá representa una gran reserva de suelo. El viejo sistema de parrillas ferroviarias permitirá la conectividad de área, resolviendo la cuestión de la integración y dinámica. Aquí se originarán las grandes transformaciones, a partir de una pieza que denominan el Parque de los Recursos.
Este programa condensará y resolverá el sistema de cruces con el Parque Central de la Metrópolis, el sistema de penetraciones en el tejido desde el agua (el Parque Lineal propiamente dicho), los parques públicos y plazas, el sistema de densificaciones y el de equipamientos educativos, así como también la relocalización de programas de vivienda.
El Parque de los Recursos vincula la lógica del río con el tejido, rematando en una nueva pieza de conexión sobre el río, el nuevo Vivero Metropolitano. “Para nosotros, este equipamiento simbólico que se emplaza en la trama misma del agua viene a desafiar años de frustración con el Riachuelo como símbolo de nuestra incapacidad colectiva”, insisten los arquitectos.
Como remate de todo este análisis, el Parque Lineal del Sur emerge como un corredor interior que conecta la pieza local con el resto de la ciudad a partir de su vínculo con el Parque Central. “De alguna manera esta linealidad ya está dada, en el rosario de posibles vacíos que atraviesa el área. Nuestro proyecto sólo busca darle sentido a esta condición, estableciendo posibles etapas de gestión para los distintos predios involucrados”.
Como remate de todo este análisis, el Parque Lineal del Sur emerge como un corredor interior que conecta la pieza local con el resto de la ciudad a partir de su vínculo con el Parque Central. “De alguna manera esta linealidad ya está dada, en el rosario de posibles vacíos que atraviesa el área. Nuestro proyecto sólo busca darle sentido a esta condición, estableciendo posibles etapas de gestión para los distintos predios involucrados”.
Entonces, este Parque Lineal se estructura en cuatro tramos vinculados, pero independientes, desde la Av. Garay hasta la Estación Fluvial Riachuelo. Este recorrido asume la lógica barrial, por eso la propuesta del equipo es tomar la velocidad de los ciclistas y peatones como la característica fundamental, instalando un sistema de biking como alternativa al tránsito vehicular en la Cabecera que lleva el nombre del segundo fundador de la ciudad. “El espíritu de esta intervención es volver más equilibrado y sostenible el crecimiento y densificación de nuestras ciudades”, argumentan.
La intervención, siguiendo el mismo recorrido, comienza con el programa de transferencia sobre Garay con un espacio para el alquiler bicicletas. “Proponemos un piso de hormigón peinado, de ancho variable, que toma la línea municipal sobre Pichincha, unificando con un mismo material ambas veredas, calando el adoquinado vehicular, más una explanada de 10 m de ancho a escala de los equipamientos que el corredor va asumiendo al oeste: el programa judicial, el hospitalario, y el nuevo conjunto edilicio que remata la pieza, cruzando el solado a modo de pequeña alfombra sobre la lógica tradicional de la plaza Ameghino”. Esta nueva pieza permite la circulación desde Garay hasta la plaza, a la que se accede por un túnel que pasa debajo de Av Caseros, donde se supone que también se harán cocheras subterráneas.
Al pasar frente al Garraham, el piso se apropia de los programas comerciales informales ya existentes. Para esto, es necesario desplazar las rejas, dejando el veredón público y el anfiteatro como parte del piso de este corredor. “Imaginamos el programa en el predio Caseros, como un edificio que propone una plaza pública cubierta, como parte del sistema de sombras y techos públicos del parque a lo largo de todo su recorrido”, plantean a partir del rescate de las tipas como techos naturales. Y en esta línea, proponen crecer sobre el edificio patrimonial con una arquitectura contemporánea y neutra que se recorte del edificio original, permitiendo además incorporar m2 al nuevo enclave. Y todo esto gracias al Riachuelo que, entendido como lugar de origen y madre de este proyecto, parirá una nueva posibilidad para el resurgimiento de la zona sur de la ciudad.
Fuente: Por Lorena Obiol - EL CRONISTA