Por: Ismael Bermúdez
Desde que el Gobierno intervino el área de precios del INDEC, a comienzos de 2007, la deuda en pesos ajustada por la inflación -CER aumentó en US$ 7.400,2 millones. Al 30 de junio, la deuda pública sumó US$ 149.800 millones.
En ese período la inflación oficial fue del 13,5%. Así cada punto de inflación, incrementó la deuda en US$ 548 millones.Por eso, si el índice acumulado en ese período hubiera sido el doble, como calculan algunos Institutos provinciales o consultoras privadas, el aumento de la deuda pública se hubiera duplicado por un total equivalente a US$ 14.800 millones.
En lugar de US$ 149.800 millones, la deuda pública hubiera trepado a US$ 157.200 millones.Con una inflación del 32%, el endeudamiento sumaría casi US$ 160.000 millones. En promedio, la "poda" fue de 8.000 millones.Así detrás de la polémica por la medición de la inflación hay muchos miles de millones de dólares en juego.
Y eso se debe a que después de la devaluación, el Gobierno de Eduardo Duhalde emitió bonos en pesos y pesificó parte de la deuda que estaba en moneda extranjera, con el agregado de que se ajustaría por la inflación. Así en 2002, la deuda en pesos más CER representaba el 19% de la deuda total.Luego, con Néstor Kirchner y la reestructuración de la deuda, en 2005 la deuda en pesos saltó al 40% del total. Y eso pasó porque tanto el Gobierno como muchos economistas presentaron como muy positivo el canje por bonos en pesos más CER con el argumento de que así se desdolarizaba la deuda.
Entonces sostuvieron que se aseguraba que el endeudamiento estuviese "calzado" y guardara relación con la recaudación, con el superávit fiscal o con el PBI, que se contabilizan en pesos.Al mismo tiempo, esos bonos pasaron a ser los únicos contratos con cláusula indexatoria, algo que no se aplicó al resto de los contratos, como los salarios, las jubilaciones o los contratos de obras.Sin embargo, buena parte de los bancos, fondos de inversión y acreedores se inclinaron por esos bonos ya que descontaban que, tras la fuerte devaluación, el peso se apreciaría y eso aumentaría el rendimiento en dólares de esos bonos.
También las AFJP recibieron esa clase de bonos. Así la inflación pasó a ser el nuevo disparador de la deuda pública, al estilo de la famosa circular 1050 que indexaba los créditos hipotecarios e incrementaba el valor de esa deuda, a pesar de los pagos de los deudores. Al ajustarse por la inflación, con un dólar nominalmente en torno a los 3 pesos, esa deuda en dólares pasó a ser creciente. Y lo hubiera sido mucho más si el IPC hubiera reflejado la inflación real.
Por eso, a fines de 2006, al advertir que la inflación se estaba descontrolando, y eso impactaría sobre el endeudamiento, el Gobierno intervino el área del IPC para manipular, entre otras cosas, el CER. En lugar de admitir que el problema era la propia inflación y el ajuste de los bonos por el CER, los funcionarios pensaron que manipulando el índice resolvían en gran parte el problema.
De inmediato se produjo una fuerte desvalorización de los bonos, que continúa en estos días, con un aumento muy considerable del costo del financiamiento ("riesgo-país"). En la práctica, para los bonistas la manipulación del índice pasó a ser considerada como un "default selectivo o progresivo" porque quedaban vulneradas las cláusulas que dieron origen a esos bonos.
Asi se estafa a aquellos ciudadanos que le pagaron con bonos ajustados por el CER.
Fuente: Diario Clarín (modificado).