Muchas instalaciones están destruidas por el abandono y el vandalismo. Dicen que hay gente que no lo cuida, hace asados en cualquier sitio y se roba la grifería. Para recuperarlo, en dos meses arranca un plan de obras por $ 8 millones.
Unas cuantas huellas enormes con forma de pata de dinosaurio se adentran en el corredor que, hace años, conducía a los vestuarios del gimnasio. A unos pocos metros también está la pileta olímpica techada, que apenas se adivina bajo una capa de escombros. Sólo quedan a la vista el borde de venecita y la marca que anuncia su metro ochenta de profundidad. No es una escena de Jurassic Park: así están parte de las instalaciones del Parque Sarmiento.
Unas cuantas huellas enormes con forma de pata de dinosaurio se adentran en el corredor que, hace años, conducía a los vestuarios del gimnasio. A unos pocos metros también está la pileta olímpica techada, que apenas se adivina bajo una capa de escombros. Sólo quedan a la vista el borde de venecita y la marca que anuncia su metro ochenta de profundidad. No es una escena de Jurassic Park: así están parte de las instalaciones del Parque Sarmiento.
Las huellas son stickers gastados, que quedaron de una vez en que cierto concesionario de tiempos del ex intendente Grosso alquiló el gimnasio del parque público para una muestra de dinosaurios. Fue el mismo concesionario que permitió que pusieran delfines en una de las piletas o que se instalara un circo en los jardines.A pesar de que pasaron más de ocho años desde que la Comuna recuperó el parque de manos de Pinatur, el concesionario en cuestión, las huellas de los antiguos despropósitos sobreviven como las de los dinosaurios.
Y tantos años de desidia y abandono también se reproducen en la conducta de algunos de los visitantes, que no respetan las reglas del predio. Como no ingresar con alcohol o no hacer fuego fuera de las parrillas. O agarrarse a los golpes, algo que según cuentan en el parque, pasa con frecuencia. Hasta afirman que son comunes las batallas entre barritas de clubes enfrentados, como Excursionistas, Defensores de Belgrano, Chacarita y Platense. "Hay parrillas para 4.000 personas, pero los fines de semana entran hasta 12.000 personas por día. Cuando están todas ocupadas, hay gente que prende el fuego sobre el pasto y hace asado en cualquier lado. Encima, se emborrachan y se pelean y hasta se olvidan chicos en el parque.
En el Día del Amigo hubo dos que terminaron con la cabeza abierta. Y arrancaron puertas de madera para el fuego del asado", se queja Gonzalo de Santa Cruz, el administrador nombrado en enero por la gestión macrista. "La mayoría no viene a hacer deportes", dice, mientras muestra las marcas negras que dejaron los asados improvisados en lugares no permitidos.Pero ahora, las parrillas tienen los días contados. "Entre este año y el próximo las vamos a ir sacando. Tal vez dejemos unas pocas en el fondo, para comer algo al paso. Encontramos un parque destruido en materia de infraestructura, pero también por el uso que se le da, que en vez de ser deportivo o recreativo es gastronómico.
La gente no cuida al parque: ya cambiamos siete veces la grifería, porque la roban o la rompen. Queremos que vuelva a ser un parque para practicar deportes", afirma el subsecretario de Deportes porteño, Francisco Irarrazával. También asegura que estudian no renovarle la concesión al buffet, porque comprobaron que venden bebidas alcohólicas.Para devolverle la impronta deportiva al Parque Sarmiento, la Subsecretaría de Deportes de la Ciudad promete que en dos meses comenzará un plan de obras por $ 8 millones, que terminará en diciembre de 2009: incluye la recuperación del natatorio olímpico abierto y del de saltos ornamentales. En cambio, la pileta olímpica techada está tan destruida, que es irrecuperable.
En los años de mayor decadencia, la llegaron a usar para bailes y hasta como escenario de grupos de rock. Por eso, fue tapada con escombros y la intención oficial es aprovechar el espacio para instalar un microestadio interdisciplinario cerrado.Por otra parte, anunciaron que se techará el miniestadio. Allí solían jugarse partidos de básquet internacional, pero hace tiempo que la cubierta y una tribuna desaparecieron. Además, van a rescatar un sector, que fue usado para descargar ilegalmente escombros, para hacer espacios para jugar al fútbol. También planean remodelar la pista de atletismo, con una pista de competición de material sintético. Y construir una senda perimetral para caminar y correr.
Mientras, algunos sectores ya se ven más prolijos. Como la pista de patinaje, donde ahora también practican hóckey sobre patines, o las canchas de tenis. Hay baños y vestuarios que fueron hechos a nuevo. Y se están pintando y arreglando los frontones.
Las diez canchas de fútbol también están en buen estado. Hasta hace dos meses, las usaban para entrenar las inferiores de Boca. A cambio, el club se ocupó de su mantenimiento. Pero aún hay enormes sectores del parque arruinados. Como el lago artificial. Hace años que le robaron la bomba de agua y, aunque lo limpiaron de basura, está vacío y seco. Dicen que tampoco sirve más.
En 2004, este lago ya había perdido espacio, que fue usado para hacer una pista de skate de 500 metros cuadrados que costó $ 198.000. Es difícil imaginar una tabla deslizándose por sus superficies, repletas de ángulos rectos. Su estructura está rajada y por entre el cemento pintado de amarillo crecen los yuyos. Ahora prometen construir una pista nueva que ocupará toda la superficie del antiguo lago.
Ya en febrero del año pasado, la gestión de Jorge Telerman había prometido un megaplan de obras por $ 50 millones. No se hizo nada. Mientras, en los jardines traseros del parque todavía quedan un par de carromatos del "Maravilloso Rodas, el circo del mundo", como indica su pintura carcomida. También está parte de la estructura de la carpa y unas ruedas con forma de estrella que en un pasado lejano fueron luminosas. Restos que simbolizan la decadencia del que supo ser el parque deportivo más grande de la ciudad.
Fuente: Por Nora Sánchez para Diario Clarín