Ganar en los Juegos Olímpicos no es un mero ideal deportivo para el país anfitrión, afirman analistas deportivos en Europa. Se trata de una política explícita del gobierno central respaldada con todos los recursos del Estado.
Si vemos las estadísticas, las autoridades de Pekín ensayan una aproximación sistemática al deporte que rinde ya frutos tangibles.
Desde 1992, en Barcelona, a la fecha, China duplicó el número de medallas de oro. El salto es espectacular: de 16 a 32 medallas en el espacio de cuatro competencias olímpicas.
En esa tendencia y considerando las ventajas que da jugar en casa, además del enorme presupuesto destinado a los Juegos, China debería lograr 46 medallas de oro en Pekín 2008.
Esta es la proyección y el análisis que hace el estudioso Simon Shibli, director del Centro de Investigación Deportiva, de la universidad de Sheffield Hallam, en Inglaterra.
La meta es convertirse en atletas de clase mundial."Lo que vemos es que China ha progresado gradualmente de forma estable: de cinco medallas en 1988, el número se elevó a 16 en Sidney y luego se duplicó a 32 en Atenas. "Si China mantiene ese ritmo, es razonable pensar que ganará 39 medallas de oro en los Juegos de Pekín. Pero, resulta que es el país anfitrión, y los países anfitriones, en las competencias recientes han incrementado su récord en 7 medallas", señaló Shibli a BBC Mundo.
Lo que hay detrás de este ascenso fulgurante de China en el medallero es un sistema de selección y entrenamiento de talentos deportivos que no tiene precedente. Para Capousek el sistema deportivo chino funciona bajo esquemas tipo militar."Virtualmente en todas las escuelas, los niños son examinados para ver si tienen o no los atributos fisiológicos que se requieren para convertirse en un atleta de élite", explica Shibli.
Según el experto -quien acaba de publicar un estudio de pronóstico sobre el desempeño de China en los Juegos Olímpicos de este año-, los niños de edad escolar que son reclutados así, son sacados de la familia y llevados a vivir a un centro de entrenamiento en donde una disciplina deportiva se convierte en toda su vida.
"Para muchos atletas es un gran honor ser seleccionado y es socialmente aceptado para un niño de 7 años ser extraído de la familia", dice el estudioso.
Los niños reclutados se ven sujetos a una experiencia total de entrenamiento intenso y educación para convertirse en un atleta de elite.
China envió sus primeros atletas olímpicos a los Juegos de 1932 en Los Angeles.
En 1958 China se retiró del Comité Olímpico Internacional por disputas con Taiwán.
Al volver a los Juegos en 1984, China ganó 15 medallas de oro
En Atenas, en 2004, China ganó 32 medallas de oro"Si lo que estás buscando es éxito a cualquier precio, entonces el modelo chino es el efectivo, pero si quieres ser más equilibrado en términos de qué es lo mejor para el atleta, o qué es lo mejor para el deporte, entonces el modelo presenta desventajas".
El entrenador alemán Joseph Capousek, contratado por Pekín en 2005 para entrenar al equipo de piragua y luego despedido por sus críticas al sistema, afirma que el país ha puesto el ganar sobre todo lo demás. Tal aserción es regularmente rechazada por los funcionarios deportivos chinos, sin embargo, según Capousek el severo control que se ejercía sobre los atletas que entrenaba alcanza tintes militares. Todos, señala, hacían juntos las tres comidas del día y a ninguno se le permitía hablar, además de que se les restringía el contacto con el mundo exterior.
En China, alcanzar la gloria olímpica tiene el estatus de política de Estado y eso se refleja también en el dinero que se invierte. En algunos centros deportivos chinos los niños son entrenados desde los cinco años.Según la estimación que hace Shibli, China está gastando en su programa olímpico unos US$16.000 millones. Sólo para comparar, el Reino Unido anunció en 2006 un paquete de US$600 millones para deportes de élite con rumbo a los Juegos de 2012. "Es una cantidad nimia comparada con la inversión china", apunta Shibli.
"Si China fuera a ganar 100 medallas en Pekín, lo cual es una posibilidad improbable, pero una posibilidad, el costo promedio por medalla sería de US$160 millones".
Está por verse por cuántos más años China puede sostener este ritmo de inversión. Lo cierto es que, en Pekín 2008, los recursos invertidos parecen posibilitar al país asiático el sueño de anunciarse como el nuevo gigante del deporte mundial.
Fuente: Por Sergio Acosta-Ortiz - BBC Mundo