En sólo un año unas 60.000 mujeres fueron violadas en Ruanda y dos tercios de ellas fueron infectadas con el virus del VIH/SIDA. Nadie sabe cuántas mujeres están siendo sexualmente atacadas en conflictos como el de Darfur, en Sudán o el de Colombia, o lo fueron en guerras como la de Bosnia-Herzegovina. Pero, ¿cómo evitar que suceda?
Sólo en 1994 unas 60.000 mujeres fueron violadas en Ruanda. Ése es el gran interrogante que están tratando de resolver las delegaciones de 14 países reunidas en Bruselas en una conferencia organizada por Naciones Unidas, la primera de su género. Además de ser asaltadas, millones de jóvenes y mujeres sufren abusos sexuales cuando huyen de conflictos, mientras se refugian en campos de desplazados o incluso mientras se distribuye ayuda humanitaria.
La directora del Fondo de Población de la ONU (UNFPA por sus iniciales en inglés), Thoraya Obaid, espera que como resultado de esta conferencia la ONU emita una declaración y genere financiación especial para combatir este problema. Los organizadores esperan también compromisos de las agendas públicas y planes de acción de todos los países para frenar las agresiones.
Una de las grandes dificultades a la hora de combatir este problema es que la violencia que ese ejerce contra las mujeres, especialmente en escenarios de conflicto armado, es invisible: no es documentada. Para hablar sobre la situación en Colombia, BBC Mundo conversó con Esmeralda Ruiz, asesora sobre género y violencia de la UNFPA.
¿Cuán grave es este problema?
La gravedad de los casos y de la violencia en el escenario del conflicto armado tiene que ver principalmente con los derechos sexuales y reproductivos: las mujeres son obligadas aceptar relaciones sexuales con personas o grupos armados. En Colombia, en el 2000, las denuncias por casos de agresión a niños y varones era del 10%. En este momento ya vamos por el 19%
Allí donde se encuentran los grupos armados se elevan los indicadores de VIH/Sida, de violencia sexual y de embarazo adolescente. Por si esto fuera poco, todos los indicadores para las mujeres en situación de desplazamiento por crisis humanitaria son alarmantes: la parte de salud, de mortalidad materna, todo lo relativo a violencia de pareja...
Las mujeres reportan que son violadas por personas no sólo conocidas (esas agresiones son un 7% de los casos), sino en mayor grado por personas desconocidas que pertenecen a estos grupos que se encuentran en conflicto.
Son situaciones que se quedan en silencio, son situaciones de total impunidad, en las que la mujer no sólo es víctima porque es viuda, maltratada o violada, sino además porque no se le cree nada o porque ella calla por temor a su vida.
Sólo en 1994 unas 60.000 mujeres fueron violadas en Ruanda. Ése es el gran interrogante que están tratando de resolver las delegaciones de 14 países reunidas en Bruselas en una conferencia organizada por Naciones Unidas, la primera de su género. Además de ser asaltadas, millones de jóvenes y mujeres sufren abusos sexuales cuando huyen de conflictos, mientras se refugian en campos de desplazados o incluso mientras se distribuye ayuda humanitaria.
La directora del Fondo de Población de la ONU (UNFPA por sus iniciales en inglés), Thoraya Obaid, espera que como resultado de esta conferencia la ONU emita una declaración y genere financiación especial para combatir este problema. Los organizadores esperan también compromisos de las agendas públicas y planes de acción de todos los países para frenar las agresiones.
Una de las grandes dificultades a la hora de combatir este problema es que la violencia que ese ejerce contra las mujeres, especialmente en escenarios de conflicto armado, es invisible: no es documentada. Para hablar sobre la situación en Colombia, BBC Mundo conversó con Esmeralda Ruiz, asesora sobre género y violencia de la UNFPA.
¿Cuán grave es este problema?
La gravedad de los casos y de la violencia en el escenario del conflicto armado tiene que ver principalmente con los derechos sexuales y reproductivos: las mujeres son obligadas aceptar relaciones sexuales con personas o grupos armados. En Colombia, en el 2000, las denuncias por casos de agresión a niños y varones era del 10%. En este momento ya vamos por el 19%
Allí donde se encuentran los grupos armados se elevan los indicadores de VIH/Sida, de violencia sexual y de embarazo adolescente. Por si esto fuera poco, todos los indicadores para las mujeres en situación de desplazamiento por crisis humanitaria son alarmantes: la parte de salud, de mortalidad materna, todo lo relativo a violencia de pareja...
Las mujeres reportan que son violadas por personas no sólo conocidas (esas agresiones son un 7% de los casos), sino en mayor grado por personas desconocidas que pertenecen a estos grupos que se encuentran en conflicto.
Son situaciones que se quedan en silencio, son situaciones de total impunidad, en las que la mujer no sólo es víctima porque es viuda, maltratada o violada, sino además porque no se le cree nada o porque ella calla por temor a su vida.
¿Podría hablarnos de algún caso en particular?
Un caso real, de una mujer que no puedo nombrar, es el de una profesional de la salud que fue secuestrada por un grupo armado, por una guerrilla. La mantuvieron en cautiverio durante muchos meses, la violaron. Ella logró escapar y al salir de su cautiverio denunció lo que le había ocurrido. Pero los funcionarios judiciales no la creyeron y lo que hicieron fue investigarla, señalándola como guerrillera. Para nosotros este es un caso paradigmático de cómo la situación de la mujer no sólo es difícil en condiciones normales de no conflicto, sino que se agrava aún más en situaciones de conflicto armado.
Un caso real, de una mujer que no puedo nombrar, es el de una profesional de la salud que fue secuestrada por un grupo armado, por una guerrilla. La mantuvieron en cautiverio durante muchos meses, la violaron. Ella logró escapar y al salir de su cautiverio denunció lo que le había ocurrido. Pero los funcionarios judiciales no la creyeron y lo que hicieron fue investigarla, señalándola como guerrillera. Para nosotros este es un caso paradigmático de cómo la situación de la mujer no sólo es difícil en condiciones normales de no conflicto, sino que se agrava aún más en situaciones de conflicto armado.
Esta mujer tuvo que salir del país porque hubo una presión y una persecución a su vida, porque los funcionarios judiciales aparentemente estaban solidarizados con el grupo guerrillero: parece una contradicción pero aquí lo que hay es una "solidaridad de género". Entonces, el trabajo que hay que hacer es muy fuerte: no sólo por la violencia que sufren en estos escenarios a manos de los combatientes, sino también por toda la cultura masculina que existe que señala, estigmatiza y violenta a la mujer.
¿Ha sido alguien condenado por estas agresiones?
Son pocos los casos. En eso estamos trabajando. Pero son muchas las denuncias que ahora existen. Cada año podemos hablar de un número promedio de 30.000 denuncias por violencia sexual, no necesariamente relacionadas con el conflicto armado. En relación con el conflicto armado los datos son totalmente desconocidos Pero de ese número que ingresa a investigación, solamente un 2% llega al final del proceso judicial. Y sólo el 1% recibe algún tipo de sentencia condenatoria. El resto de los casos quedan archivados por falta de pruebas y por cualquier trámite incompleto en materia judicial.
Los datos que nosotros conocemos son precarios porque las fuentes de información (salud, policía, fiscalía) no coinciden, no son comparables... esos datos nos están hablando de un porcentaje de denuncia del 5%. Pero del resto no sabemos qué está ocurriendo. La gente todavía calla: tiene miedo a denunciar.
Son pocos los casos. En eso estamos trabajando. Pero son muchas las denuncias que ahora existen. Cada año podemos hablar de un número promedio de 30.000 denuncias por violencia sexual, no necesariamente relacionadas con el conflicto armado. En relación con el conflicto armado los datos son totalmente desconocidos Pero de ese número que ingresa a investigación, solamente un 2% llega al final del proceso judicial. Y sólo el 1% recibe algún tipo de sentencia condenatoria. El resto de los casos quedan archivados por falta de pruebas y por cualquier trámite incompleto en materia judicial.
Los datos que nosotros conocemos son precarios porque las fuentes de información (salud, policía, fiscalía) no coinciden, no son comparables... esos datos nos están hablando de un porcentaje de denuncia del 5%. Pero del resto no sabemos qué está ocurriendo. La gente todavía calla: tiene miedo a denunciar.
¿Qué porcentaje de esas denuncias de agresión sexual es debido al conflicto armado?
Uno de los elementos clave que hay que transformar es la cultura. En relación con el conflicto armado los datos son totalmente desconocidos: la documentación es de oídas, de testimonios... y apenas estamos trabajando en la parte de documentar esos casos y facilitar su denuncia.
En Colombia no tenemos ese dato. Pero estamos observando un estudio de Liberia, que dice que el 90% de las violaciones son cometidas por ex combatientes.
En Colombia en este momento deberíamos tratar de hacer un estudio sobre este punto porque estamos en una época de transición, en el que se están desmovilizando las AUC (Autodefensas Unidas de Colombia), los paramilitares. Entonces, nosotros no tenemos la información pero sabemos que existe. Antes mencionaba cómo esa "solidaridad de género" masculina a menudo condena a la propia víctima.
Uno de los elementos clave que hay que transformar es la cultura. En relación con el conflicto armado los datos son totalmente desconocidos: la documentación es de oídas, de testimonios... y apenas estamos trabajando en la parte de documentar esos casos y facilitar su denuncia.
En Colombia no tenemos ese dato. Pero estamos observando un estudio de Liberia, que dice que el 90% de las violaciones son cometidas por ex combatientes.
En Colombia en este momento deberíamos tratar de hacer un estudio sobre este punto porque estamos en una época de transición, en el que se están desmovilizando las AUC (Autodefensas Unidas de Colombia), los paramilitares. Entonces, nosotros no tenemos la información pero sabemos que existe. Antes mencionaba cómo esa "solidaridad de género" masculina a menudo condena a la propia víctima.
¿Qué se puede hacer, en un país como Colombia, para empezar a cambiar esa mentalidad?
Lo que hemos aprendido en este proceso es que uno de los elementos clave que hay que transformar es la cultura: los imaginarios desde los que respondemos, la forma en cómo somos criados y en cómo somos hechos hombres o mujeres, la forma en cómo respondemos a la expectativa social de lo masculino y lo femenino.
Lo que hemos aprendido en este proceso es que uno de los elementos clave que hay que transformar es la cultura: los imaginarios desde los que respondemos, la forma en cómo somos criados y en cómo somos hechos hombres o mujeres, la forma en cómo respondemos a la expectativa social de lo masculino y lo femenino.
¿Cuál es la reacción normalmente dentro de las comunidades hacia las mujeres que han sufrido estas agresiones?
La primera reacción en cualquier parte es que a las mujeres, o a las víctimas -porque a los hombres también los violan-, no se les cree. El segundo problema, ya después de que se presenta la denuncia, es la calidad e integridad de los servicios que se ofrecen: de salud, de atención terapéutica y de protección cuando son amenazadas.
¿Qué porcentaje de las agresiones sexuales son a hombres?
En Colombia, en el 2000, las denuncias por casos de agresión a niños y varones era del 10%. En este momento ya vamos por el 19%, es decir, los hombres se están atreviendo más a denunciar, porque los hombres callan más que las mujeres.
En Colombia, en el 2000, las denuncias por casos de agresión a niños y varones era del 10%. En este momento ya vamos por el 19%, es decir, los hombres se están atreviendo más a denunciar, porque los hombres callan más que las mujeres.
¿Hay algún cambio en Colombia con respecto al problema de la agresión sexual en el escenario del conflicto?
En Colombia en este momento el tema es visible: está en la agenda pública y hay un compromiso del gobierno. Creemos que es un momento propicio para avanzar en respuestas reales que den atención integral a las víctimas. Hoy es más clara la voluntad política.
Fuente: BBC Mundo