Para algunos el proyecto involucra muchos obstáculos. La "utopía" del "Expreso del Sur, de un ferrocarril que una Caracas con Buenos Aires" al que se refirió a principios de agosto el presidente venezolano Hugo Chávez podría dejar de ser un "sueño" presidencial.
Esta semana, pese a esa condición utópica que reconoció Chávez, una nota de prensa del gobierno venezolano anunciaba "el inicio de actividades para lograr el tren del sur", una línea férrea de 9.000 kilómetros que una las capitales argentina y venezolana y vincule a varios países suramericanos. Ese "inicio de actividades" no tienen que ver con estudios de ingeniería, firma de convenios financieros o inicio de movimientos de tierras, sino con una reunión en Caracas en la que especialistas de Venezuela y de Argentina expusieron ideas sobre cómo podría ser una futura conexión ferroviaria.
En sus ponencias los delegados reconocieron las dificultades técnicas, políticas, financieras y ambientales de una obra de esa magnitud -locomotora integradora-, pero confían en que el "espíritu integracionista" allane el camino. "Estamos todos bien esperanzados y seguros de que éste va a ser un proyecto que más pronto que tarde va a ser una realidad y va a unir a toda Latinoamérica", dijo a BBC Mundo, el ingeniero Michel Douaihy, presidente del Instituto de Ferrocarriles del Estado de Venezuela, IFE.
Son megaproyectos de desarrollo que se están haciendo de espaldas a la parte ambiental. El Amazonas es uno de los grandes reguladores del clima. Franklin Rojas, organización ecologista Provita". Este Tren del Sur desarrollará las potencialidades industriales y de explotación de minerales de todos los países de suramérica que son innumerables", afirmó Douaihy.
Aunque Douaihy reconoció que no hay todavía estudios sobre el impacto que podría tener este proyecto en la producto interno bruto de la económica suramericana, aseguró que son "muchos" y "evidentes".
"Es una idea, no es un proyecto concreto que tiene que ser plasmada en una decisión política de los países", explicó a BBC Mundo Juan Cristóbal Rautenstrauch, presidente de Ferromat, una compañía de ingeniería argentina especializada en ferrocarriles y quien estuvo en el evento en Caracas.
El Tren del Sur recorrería unos 6.200 kilómetros desde el Mar del Plata hasta las cosstas del Caribe. De ellos existen operativos en la actualidad los 2.400 kilómetros que llevan de Buenos Aires a Santa Cruz en Bolivia y que serían la sección inicial del proyecto. A partir de allí hay dos opciones: ir directamente hasta el sur de Venezuela atravesando territorios amazónicos, o seguir por la vertiente oriental de Los Andes hasta llegar a los llanos venezolanos.
El proyecto de Chávez fue recibido con escepticismo. Rautenstrauch explicó que la ruta a desarrollar dependerá del análisis de cuatro criterios básicos: fortalezas, debilidades, oportunidades y amenazas de cada opción. La vía amazónica, más corta y plana, tiene un potencial impacto ecológico mayor y un menor beneficio social en los territorios que atraviese, la mayoría despoblados y poco aptos para la agricultura. En cambio la ruta andina serviría a comunidades establecidas pero su construcción resultaría más costosa por la necesidad de atravesar terrenos montañosos, pero es la que Rautenstrauch preferiría ver desarrollar.
"El trazado por el oriente de los Andes es una trazado que visto desde el punto de vista técnico, económico, ambiental, social, tiene muchísimas ventajas", señaló Rautenstrauch.
Para los grupos ecologistas el proyecto del tren del Sur es una idea "extremadamente delicada" de vieja data pero que nunca ha terminado de concretarse. Franklin Rojas, de la organización ecologista Provita, comparó el proyecto ferroviario al frustrado gasoducto del Sur que hace varios años propuso el presidente Chávez. Estamos todos bien esperanzados y seguros de que éste va a ser un proyecto que más pronto que tarde va a ser una realidad y va a unir a toda Latinoamérica.
El Tren del Sur recorrería unos 6.200 kilómetros desde el Mar del Plata hasta las cosstas del Caribe. De ellos existen operativos en la actualidad los 2.400 kilómetros que llevan de Buenos Aires a Santa Cruz en Bolivia y que serían la sección inicial del proyecto. A partir de allí hay dos opciones: ir directamente hasta el sur de Venezuela atravesando territorios amazónicos, o seguir por la vertiente oriental de Los Andes hasta llegar a los llanos venezolanos.
El proyecto de Chávez fue recibido con escepticismo. Rautenstrauch explicó que la ruta a desarrollar dependerá del análisis de cuatro criterios básicos: fortalezas, debilidades, oportunidades y amenazas de cada opción. La vía amazónica, más corta y plana, tiene un potencial impacto ecológico mayor y un menor beneficio social en los territorios que atraviese, la mayoría despoblados y poco aptos para la agricultura. En cambio la ruta andina serviría a comunidades establecidas pero su construcción resultaría más costosa por la necesidad de atravesar terrenos montañosos, pero es la que Rautenstrauch preferiría ver desarrollar.
"El trazado por el oriente de los Andes es una trazado que visto desde el punto de vista técnico, económico, ambiental, social, tiene muchísimas ventajas", señaló Rautenstrauch.
Para los grupos ecologistas el proyecto del tren del Sur es una idea "extremadamente delicada" de vieja data pero que nunca ha terminado de concretarse. Franklin Rojas, de la organización ecologista Provita, comparó el proyecto ferroviario al frustrado gasoducto del Sur que hace varios años propuso el presidente Chávez. Estamos todos bien esperanzados y seguros de que éste va a ser un proyecto que más pronto que tarde va a ser una realidad y va a unir a toda Latinoamérica.
Michel Douaihy, presidente de IFE"Son megaproyectos de desarrollo que se están haciendo de espaldas a la parte ambiental. El Amazonas es uno de los grandes reguladores del clima", recordó Rojas, para quien "lo que más afecta a la naturaleza y las comunidades locales es la apertura de nuevas vías de penetración". "En principio legalmente no se podría hacer, porque estamos hablando de zonas protegidas nacional e internacionalmente", dijo Rojas a BBC Mundo.
Aunque Rojas rechaza ser un "ecologista a ultranza" considera que la mejor opción es que el comercio suramericano siga moviéndose vía marítima para evitar el daño que, según él, generan las grandes obras de infraestructura.
Cuando en agosto pasado, en la cumbre en Argentina, Chávez habló del Tren del Sur con el brasileño Luiz Inácio "Lula" Da Silva y la anfitriona Cristina Kirchner, también les habló relanzar el "enfriado" Gasoducto del Sur. Quizás por eso lo de la línea ferroviaria Caracas-Buenos Aires haya sido recibido con escepticismo entre algunos acostumbrados a estos anuncios altisonantes.
Los especialistas reunidos en Caracas coincidieron en calcular que entre la coordinación gubernamental para definir el trazado y los estudios de factibilidad del tren el proyecto podría tener forma en tres o cuatro años. Sólo en ese entonces se empezaría el otro proceso complejo de buscar su financiamiento. Pero todo va a depender de la "voluntad política" y cómo cada país involucrado vea sus intereses representados en la "utopía" del Expreso del Sur.
Fuente: Por Carlos Chirinos - BBC Mundo