Por Carlos Manzoni - LA NACION
Se anuncian inversiones productivas, pero los productos finales tienen escasa integración nacional
Se anuncian millones de inversión en nuevas fábricas, se baten récords de producción anual en varias ramas y se agotan las etiquetas de "Hecho en la Argentina", pero luego se toma el control remoto del televisor para cambiar de canal y se cae en la cuenta de que todas sus funciones están en inglés, otro tanto al revisar el motor del auto y ni qué hablar de las inscripciones impresas en las motopartes chinas. Es que la "industria nacional" no es una maquila, pero se le parece.
Las motocicletas que ya vienen listas para armar desde China, los celulares que llegan en kits a Buenos Aires para ser ensamblados en Tierra del Fuego y las autopartes brasileñas que integran la mayoría de los vehículos locales son parte de un esquema industrial más cercano al ensamblaje de componentes que a una genuina fabricación.
Andrés López, economista del centro Cenit, toma el ejemplo de Tierra del Fuego y señala que en ese caso no hay integración, desarrollo tecnológico o innovación. "Es parecido a una maquila", opina el investigador. "Se genera empleo en la isla, pero habría que ver a qué costo, tanto fiscal como de los consumidores finales", agrega.
Dicho esto, López aclara que el mundo industrial no es lo que era hace años, ya que ahora hay una fragmentación de las cadenas de valor y por eso no sería sensato pedir una gran integración en casos en los que lo que hacen las empresas es localizar sus distintos procesos en diferentes partes del mundo. "Pero sí sería bueno que las firmas instalaran acá la producción de algunos componentes que se puedan exportar, para generar algo más que empleo", explica el economista.
Pero eso tampoco sucede aquí, porque, tal como advierte Horacio Losoviz, presidente de la tecnológica Indra, a una firma internacional no le conviene localizar una fábrica de componentes donde no hay escala de mercado. "Va y la instala en Brasil, pero no acá", comenta quien presidió seis años (1991-1997) la Asociación de Fabricantes de Autos (Adefa).
Otro tanto ocurre con los fabricantes locales de componentes, pero a la inversa, ya que son ellos, según Diego Teubal, director de BGH (electrodomésticos), los que no tienen capacidad para abastecer un pedido de miles de unidades de una pieza. LA NACION se comunicó con la Cámara de Industrias Electrónicas (Cadieel), pero allí respondieron que preferían no hablar.
Varias placas vírgenes, los distintos corazones de artefactos electrónicos, descansan en el escritorio de Teubal y le sirven para explicar lo complejo que es armar cada aparato. En su vocabulario está prohibida la palabra "ensamblaje", pero cuando se ve cómo encaja cada pieza china en el modelo terminado es difícil no inferir que es eso lo que se hace.
BGH y otra decena de firmas ensamblan en la isla televisores, equipos de aire acondicionado, hornos de microondas, notebooks y celulares. El porcentaje de componentes locales de esos electrónicos no llega a 5%en la mayoría de los productos. En muchos casos, tampoco se fabrican en el país las cajas y las etiquetas.
La forma más común de fabricación fuera de China es por medio de SKD, o kits semidesarmados: las piezas prefabricadas se envían juntas desde esos países y se arman en destino. Además están los CKD (kits completamente desarmados), que requieren maquinaria adicional para ser terminados. Estos también se usan en las automotrices.
La secretaria de Industria, Débora Giorgi, responde a LA NACION que el aparato productivo nacional tiene todas las condiciones para integrarse a las cadenas de valor globales. Señala que el país tiene un proceso de sustitución de importaciones que suma US$ 10.000 millones desde 2008 hasta 2010. "Y la sustitución se da tanto sobre productos terminados como en insumos y piezas", explica.
Jorge Todesca, de la consultora Finsoport, opina que para tener una industria integrada hay que diseñar un programa a largo plazo. "Pero como el Gobierno lo hace obligado por el hecho de que la balanza comercial le da mal, todo se hace rápido y con alto grado de ensamblaje", explica el economista.
Otro sector que anunció inversiones fue el de maquinaria agrícola, de la mano de John Deere, Agco, Pauny, Case New Holland y Class. Alguien que trabajó en John Deere ve difícil una integración local: "Con 50% de partes locales, ya no es ensamblaje; pero hoy nadie llega a eso. Baterías puede haber, pero olvídense de las cajas de cambio o los neumáticos".
Finsoport muestra cómo se refleja esto en el déficit de la balanza comercial industrial . López, de Cenit, acota que es en los bienes de mayor tecnología en los que más déficit se evidencia. "Esto limita el adelanto tecnológico", aclara. "Además, una cosa es privar al consumidor de un auto de lujo y otra muy distinta es que se lo limite en electrónica, algo con lo que estudia y trabaja", concluye.
MODALIDADES
- SKD: Son kits semidesarmados de piezas para diversas industrias que se envían de otros países productores y se arman en destino.
- CKD: Son kits completamente desarmados. Una maquinaria las ensambla.
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domingo, 6 de noviembre de 2011
La industria local es más ensamble que fabricación
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