lunes, 28 de noviembre de 2011

Delfines nucleares

Irán e Israel. Tensión en tierra, aire y bajo el mar. Mientras se intercambian amenazas terrestres, planes aéreos y maniobras balísticas en torno al programa nuclear iraní, las dos potencias regionales (con permiso del Egipto en crisis y el pujante vecino turco) navegan a velocidad de crucero hacia un choque frontal.
La cuestión nuclear es fundamental en esta guerra marítima. Los tres submarinos de tipo Delfín que Israel posee (Dolphin, Leviatán y Tekumah) le conceden la temida “segunda respuesta” o también llamado “segundo golpe”. De fabricación alemana, es un arsenal de disuasión atómica. Y no es una exageración. En el escenario apocalíptico de un bombardeo nuclear de Irán contra Israel arrasando sus ciudades y neutralizando por ejemplo su planta (no de ropa) de Dimona y todas sus bases, Teherán sabe que los delfines israelíes no dejarían un edificio iraní en pie. Escondidos en alta mar y con capacidad para disparar misiles con cabeza nuclear, son etiquetados como armas del "Juicio Final".

Su brazo estratégico es tan largo como su espectacular capacidad de espionaje. Recoge información precisa de lo que sucede en mar, aire y tierra. Pese a que el Ejército israelí dispone de sofisticados cazas, misiles y tanques, el Delfín es su aparato más caro.

La compañía de navegación alemana Howaldswerke Deutsche Werf (HDW) construye para Israel dos submarinos más de esta clase que serán operativos antes del 2013. Aunque algunos oficiales de la Marina israelí preferirían usar la enorme inversión para tareas operativas, mantenimiento y remodelación de su flota, la decisión estratégica del Gobierno es tener un sexto submarino nuclear. Según reveló hace unos meses el semanario alemán Der Spiegel, Berlín habría aceptado venderlo a Israel. El término “vendido” no es muy exacto ya que Alemania financiaría un tercio. Es decir, unos 135 millones de euros. Los nuevos Delfín son más grandes, poderosos y con posibilidad de permanecer más tiempo debajo del mar.

Ante esto, Irán está lejos de ofrecer batalla en el mar. No puede presumir de buques de guerra o submarinos como sí lo hace de su pujante industria balística. Durante el fin de semana y en otro capítulo de la guerra psicológica y práctica, Irán ha confirmado la incorporación de tres nuevos submarinos a su flota naval. Según comunica la televisión pública iraní los tres aparatos de clase Ghadir han sido entregados a la Marina en el puerto de Bandar Abbas. Irán posee ya siete de este tipo. La información recogida por la agencia AP especifica que “este tipo de submarino puede disparar misiles y torpedos y operar en las poco profundas aguas del Golfo”.
El mar es un escenario decisivo en esta guerra de intimidación y poder. La noticia hace nueve meses del paso de dos buques de guerra iraníes por el estratégico Canal de Suez (aprovechando la caida del egipcio Hosni Mubarak) elevó enormemente la tensión y el precio del petróleo. En el día de la Fuerza Naval de la República Islámica de Irán, el comandante Habibollah Sayyari, precisó que "es capaz de responder ante cualquier amenaza extranjera". Hace dos meses, anunció la producción de misiles crucero,con tecnología china y un alcance cercano a los 200 km.

En el vientre del Delfín Leviatán, siguen los movimientos de la Fuerza Naval persa pero conscientes que de momento juegan dos ligas muy diferentes.

Hace diez años, Leviatán (en hebreo, ballena) vivió un momento muy especial. 11 de septiembre 2001. Mientras los terroristas de Al Qaeda perpetraban su ataque en EE.UU, Leviatán completaba maniobras muy lejos de las costas israelíes. El submarino subió a la superficie y algunos soldados salieron del estómago de la ballena para estirar las piernas y relajarse. En ese momento,la pantalla en uno de los departamentos del submarino emitió el desplome de las Torres Gemelas en Nueva York. Tras confirmar que se trataba de un atentado y recibir consignas directas del Estado Mayor en Tel Aviv, Leviatán agachó la cabeza y se perdió rápidamente en las profundidades del mar. Durante varias semanas, estuvo en alerta máxima y paradero casi desconocido.

El Ejército israelí mantiene un mutismo total respecto a las tareas de sus delfines. Un ex miembro del comando marítimo Shayetet 13 se limita a decirnos: "En más de una misión, sólo sabemos lo que hemos hecho tras realizarla".

Los tres submarinos son el primer cinturón estratégico de largo alcance de Israel. Más allá de patrullar de lejos y en la sombra, recoger información y localizar barcos que podrían llevar armas a Gaza, los delfines saben que no serán una mera atracción cuando estalle la guerra con Irán.

Fuente: http://www.elmundo.es/blogs/elmundo/blogoterraqueo/2011/11/28/delfines-nucleares.html

2 comentarios:

  1. Lo notable de este artículo es como habla del choque militar entre Israel e Irán como inevitable. Es rara la sensación que me deja algo así como: "Pibe, ponete cómodo y mirá como se matan a palos estos dos que hace rato que se tienen ganas".
    Fernando de Coronel Suárez

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  2. Más que los submarinos me sorprende lo inevitable de esta guerra, esta nota al menos así lo refleja.
    Me recuerda a los preparativos previos a la 1ºguerra, y esa sensación de inminente e inevitable choque armado.
    Saludos.
    Fernando de Coronel Suárez

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