Carta abierta: Militares

Quien escribe es hijo de militar y egresado del Liceo Miliar con el título de Bachiller y Subteniente de Reserva. Le tocó vivir la década del 70 como trabajador y estudiante universitario. No debe haber país que haya producido una degradación tan ensañada de sus Fuerzas Armadas. El Ejército, Armada y Aeronáutica han perdido su razón de ser.

El presente está siendo condenado por un pasado cargado de parcialidad; una cosa es juzgar a represores y otra es arremeter contra los principios de una institución de prestigio y valores probados, desde San Martín a la Guerra de Malvinas. Y no hablo de los orígenes de la guerra, sino del valor y los valores, reconocidos mundialmente, de nuestros soldados, hoy degradados por nosotros.

Las Fuerzas Armadas son necesarias para la custodia de nuestros territorios unidos a sus recursos naturales en un país repleto de ellos, y para la formación de ciudadanos, pagos o no, profesionales o no, pero que tengan los conocimientos y las creencias necesarias para servir a su país desde ese lugar.

No resulta comprensible que nuestros océanos sean saqueados por piratas, no tenemos barcos ni aviones capaces de cuidar nuestros mares, y menos comprensible es, en medio de una economía floreciente.

Me pregunto por qué nuestros vecinos, habiendo sufrido historias comunes a las nuestras, mantienen sus fuerzas armadas intactas, equipadas con la última tecnología y con sus valores fortalecidos.

Los intereses de un país no pasan por los gobiernos de turno y menos por aquellos que miran con ojos de revancha. Tampoco son los intereses de nadie, como a veces parece, son los de todos y sobre eso no tenemos mucha conciencia, conciencia de nación.

Lo militar no es malo por naturaleza, como muchos creen hoy; hay hechos producidos por personas, la institución es otra cosa, pero si se degrada a sus integrantes indiscriminadamente, se degrada la institución.

Estamos en deuda con los militares, les debemos reconocimiento, formación, profesionalismo y equipamiento, incluido armas, aviones, barcos y cohetes (sí, los militares deben tener armas) y devolverle los valores que les hemos quitado y que en una época ellos le trasmitían a la sociedad.

Cuando existía la institución militar, yo llevé mi uniforme de Liceo Militar cargado de orgullo, y antes mi padre, el de oficial del Ejército Argentino.

José Luis Solanes - DNI 11.486.664

Fuente: http://www.losandes.com.ar/notas/2011/11/14/militares-606360.asp