DE LA DICTADURA A LA DEMOCRACIA”
Por Gene Sharp, The Albert Einstein Institution
Hermanos al Rescate se honra en dedicar la traducción e impresión de esta obra a la heroica oposición en Cuba. Nuestro
agradecimiento, respeto y admiración a René Gómez Manzano, Marta Beatriz Roque Cabello, Vladimiro Roca Antúnez y Félix Antonio Bonne Carcassés, quienes por publicar la verdad sobre la tiranía castrista en “La Patria Es de Todos” sufren prisión en Cuba. Estos hermanos, entre muchos otros, representan la dignidad de nuestro pueblo y hacen evidente la realidad del desafío cívico interno a la tiranía y la existencia de una alternativa política netamente cubana en nuestro suelo.
Para Cuba con Amor
Hermanos al Rescate
DE LA DICTADURA A LA DEMOCRACIA
Una Infraestructura Conceptual para la Liberación
Gene Sharp
Principal Académico
The Albert Einstein Institution
Derecho de propiedad literaria de Gene Sharp, 1993. Todos los derechos reservados, incluyendo derecho de traducción. Todas las solicitudes (que serán consideradas con simpatía) deben ser dirigidas por escrito a Gene Sharp, Albert Einstein Institution, 50 Church Street, Cambridge, Massachusetts 02138, USA: Teléfono: USA (617)-876-0311 y fax: USA (617)-876-0837.
Traducción al Español por Hermanos al Rescate
Indice 2
Prólogo 5
Primero
Enfrentándose a dictaduras realísticamente
Un problema que continúa 8
¿La libertad a través de la violencia? 10
¿Golpes de estado, elecciones, salvadores foráneos? 11
Enfrentándose a la dura realidad 12
Segundo
Los peligros de las negociaciones
Los méritos y limitaciones de las negociaciones 14
¿Una rendición negociada? 14
El poder y la justicia en negociaciones 15
Dictadores “agradables” 16
¿Qué tipo de paz? 17
Razones para la esperanza 18
Tercero
¿De dónde proviene el poder?
La fábula del “Amo de los Monos” 19
Fuentes necesarias del poder político 19
Centros del poder democrático 21
Cuarto
Las dictaduras tienen puntos débiles
Identificando el talón de Aquiles 23
Puntos débiles de las dictaduras 23
Atacando los puntos débiles de las dictaduras 24
Quinto
Ejerciendo poder 25
El funcionamiento de la lucha noviolenta 26
Armas y disciplina noviolenta 26
La comunicación abierta, la secreta y los altos principios 28
Cambiando las relaciones del poder 29
Cuatro mecanismos de cambio 30
Efectos democratizantes de la política de desafío 31
Complejidad de la lucha noviolenta 32
Sexto
La necesidad de planeación estratégica
Planeación realista 33
Obstáculos a la planeación 33
Cuatro términos importantes en la planeación estratégica 35
Séptimo
Planeando la estrategia
Selección de medios 39
Planeando para la democracia 39
Asistencia externa 40
Formulando la gran estrategia 40
Planeando estrategias para la campaña 42
Divulgando la idea de la nocooperación 43
Represión y contramedidas 44
Adhiriéndose al plan estratégico 45
Octavo
Aplicando el desafío político
Resistencia selectiva 46
Reto simbólico 47
Diseminando la responsabilidad 47
Apuntando al poder de los dictadores 48
Cambios en estrategia 50
Noveno
Desintegrando la dictadura 50
Aumentando la libertad 52
Desintegrando la dictadura 53
Manejando el éxito responsablemente 54
Décimo
Los cimientos para una democracia duradera 55
Peligro de una nueva dictadura 55
Bloqueando golpes de estado 56
Redactando una constitución 56
Una política de defensa democrática 57
Una responsabilidad meritoria 58
Apéndice 60
Los métodos de la acción noviolenta 60
Sobre el autor 68
Prólogo
Una de mis grandes preocupaciones durante muchos años ha sido cómo los pueblos pueden prevenir y destruir dictaduras. Esto ha sido fomentado en parte por una creencia que los seres humanos no deben ser dominados y destruidos por esos regímenes. Esta creencia ha sido fortalecida leyendo sobre la importancia de la libertad humana, la naturaleza de las dictaduras (desde Aristóteles a analistas de totalitarismo), y la historia de las dictaduras (especialmente los sistemas nazistas y estalinistas).
En el transcurso de los años he tenido la ocasión de conocer a personas que vivieron y sufrieron bajo el poder nazi, incluyendo algunos que sobrevivieron los campos de concentración. En Noruega conocí a personas que resistieron el poder fascista y sobrevivieron, y he sabido de aquéllos que murieron. He hablado con judíos que escaparon de las garras del nazismo y con personas que ayudaron a salvarlos.
El conocimiento sobre el terror de los regímenes comunistas en varios países lo he adquirido más de libros que de contactos personales. El terror de estos sistemas me parece especialmente conmovedor ya que fueron impuestos en nombre de la liberación de la opresión y la explotación.
En décadas más recientes, durante visitas de personas de países regidos por dictaduras, como Panamá, Polonia, Chile, Tíbet, y Birmania, las realidades de las dictaduras de hoy en día se convirtieron más reales. De los tibetanos que lucharon contra la agresión de la China comunista, los rusos que derrotaron en agosto de 1991 el golpe de estado extremista y los tailandeses que bloquearon noviolentamente un retorno al gobierno militar, he ganado perspectivas, a menudo penosas, de la insidiosa naturaleza de las dictaduras.
El sentido de patetismo e ira contra las brutalidades, junto con la admiración al heroísmo tranquilo de hombres y mujeres increíblemente valientes, era algunas veces fortalecido por visitas a sitios donde los peligros eran todavía considerables; y sin embargo, el desafío de los valientes continuaba. Estos incluían a Panamá bajo Noriega; Vilnius, Lituania, bajo la represión soviética; la Plaza de Tiananmen, Beijing, durante la festiva demostración de libertad y cuando los primeros camiones de personal armado entraron en ella esa fatídica noche; y el cuartel general en la selva de la oposición democrática en Manerplaw en la “Birmania liberada”.
A veces he visitado los sitios donde murieron los caídos, como la torre de televisión y el cementerio en Vilnius, el parque público en Riga donde personas fueron ametralladas, el centro de Ferrara al norte de Italia donde los fascistas alinearon y fusilaron a los miembros de la resistencia, y un simple cementerio en Manerplaw lleno de cadáveres de hombres que murieron demasiado jóvenes. Es una triste realidad que cada dictadura deja muerte y destrucción a su paso.
De estas preocupaciones y experiencias creció una esperanza y determinación que la prevención de las tiranías podría ser posible, que las luchas contra dictaduras podrían ser libradas sin mutuas matanzas en masa, que las dictaduras podrían ser destruidas y que era posible prevenir que nuevas dictaduras surgieran de las cenizas de las dictaduras derrocadas.
He tratado de pensar con cuidado sobre los medios más efectivos para desintegrar dictaduras con éxito con el menor costo en sufrimiento y vidas. Para hacer esto he usado mis estudios de muchos años sobre dictaduras, movimientos de resistencia, revoluciones, pensamiento político, sistemas de gobierno, y especialmente la realista lucha noviolenta.
Esta publicación es el resultado. Estoy seguro que dista de ser perfecta. Sin embargo, quizás, ofrece alguna guía para asistir en el pensamiento y planeación para producir movimientos de liberación que son más poderosos y efectivos que lo que podrían ser bajo otras circunstancias.
Por necesidad, y por decisión deliberada, el foco de este ensayo es el problema genérico de como destruir una dictadura y prevenir la formación de una nueva. No tengo la capacidad para producir un análisis detallado y una fórmula para un país específico.
Sin embargo, es mi esperanza de que este análisis genérico pueda ser útil a personas que, desafortunadamente en muchos países, se enfrentan ahora a las realidades de vivir bajo una dictadura. Estas tendrán que determinar la validez de este análisis para sus situaciones particulares y hasta qué punto las recomendaciones principales son, o pueden hacerse aplicables a sus luchas por la liberación.
Tengo varias deudas de gratitud. Bruce Jenkins, mi asistente especial, ha hecho una contribución inestimable al identificar problemas de contenido y presentación, y a través de sus incisivas recomendaciones para una presentación más clara de ideas difíciles (especialmente las concernientes a estrategia), reorganización de la estructura y
cambios editoriales. También estoy agradecido a la asistencia editorial de Stephen Coady. El Dr. Chistopher Kruegler y Robert Helvey han ofrecido críticas y consejos muy importantes. La Dra. Hazel McFerson y Dra. Patricia Parkman me han suministrado información de luchas en Africa y América Latina, respectivamente. A pesar de que esta obra se ha beneficiado grandemente de ese generoso apoyo, el análisis y las conclusiones son mi responsabilidad.
En ningún momento en este análisis presumo que desafiar dictadores será fácil o sin costo. Todas las formas de lucha tienen complicaciones y costos. La lucha contra dictadores va a causar bajas. Es mi esperanza, sin embargo, que este análisis aliente a los líderes de la resistencia a considerar estrategias que puedan aumentar su poder efectivo mientras que reduzcan el nivel relativo de bajas sufridas.
Este análisis tampoco debe ser interpretado como indicación que una vez que una dictadura específica termine, todos los otros problemas desaparecerán. La caída de un régimen no trae una utopía. Lo que hace es abrir el camino para un arduo trabajo y largos esfuerzos para construir unas relaciones sociales, económicas y políticas más justas y erradicar otras formas de injusticia y opresión. Es mi esperanza que este breve examen de cómo una dictadura puede ser desintegrada pueda ser útil a aquellos pueblos que viven bajo una dominación y que desean ser libres.
Gene Sharp
6 de octubre de 1993
· Albert Einstein Institution
· 50 Church Street
· Cambridge, Massachusetts 02138, USA
Primero
Enfrentándose a Dictaduras Realísticamente
En años recientes varias dictaduras, de origen interno y externo, se han derrumbado o se han tambaleado al ser confrontadas por pueblos desafiantes y movilizados. Algunas de estas dictaduras, a menudo vistas como firmemente establecidas e impugnables, han
demostrado que son incapaces de aguantar el sistemático desafío político, económico y social del pueblo.
Desde el año 1980 dictaduras se han derrumbado bajo el desafío noviolento del pueblo en Estonia, Latvia y Lituania; Polonia, Alemania Oriental, Checoslovaquia y Eslovenia; y en Madagascar, Malí, Bolivia y las Filipinas. La resistencia noviolenta ha obtenido logros en el movimiento de democratización en Nepal, Zambia, Corea del Sur, Chile, Argentina, Haití, Brasil, Uruguay, Malawi, Tailandia, Bulgaria, Hungría, Zaire, Nigeria y varios países de la derrocada Unión Soviética, habiendo jugado un papel importante en la derrota del golpe de estado de 1991 en la Unión Soviética.
También, desafíos políticos masivos (1) han ocurrido en China, Birmania y el Tíbet en años recientes. A pesar de que estas luchas no han derrocado a las dictaduras imperantes o ocupaciones, han expuesto la naturaleza brutal de esos regímenes represivos a la comunidad mundial y han provisto a los pueblos una valiosa experiencia en esta forma de lucha.
El colapso de dictaduras en los países antes mencionados ciertamente no ha borrado todos los otros problemas en esas sociedades: la pobreza, el crimen, la ineficiencia burocrática, y la destrucción del medio ambiente son frecuentemente el legado de regímenes brutales. Sin embargo, la caída de estas dictaduras ha, en pequeña escala, eliminado el sufrimiento de las víctimas de la opresión y ha abierto el camino para la reconstrucción de estas sociedades con mayor democracia política, libertades personales, y justicia social.
Un problema que continúa
Ha habido definitivamente una tendencia hacia una mayor democratización y libertad en el mundo en las últimas décadas. De acuerdo a Freedom House, que recopila un sondeo internacional anual de la condición de los derechos políticos y las libertades civiles, el número de países en el mundo clasificado como “libre” ha aumentado significativamente en los últimos diez años: (2)
Libres Parcialmente Libres No Libres
1983 55 76 64
1993 75 73 38
Sin embargo, esta tendencia positiva es moderada por un gran número de pueblos que todavía viven bajo tiranías. En enero de 1993 el 31% de la población mundial de 5.45 mil millones de habitantes vivía en países y territorios designados como “no libres” (3), es decir, áreas donde los derechos políticos y las libertades civiles están extremadamente restringidos. Los 38 países y 12 territorios en la categoría “no libre” están gobernados por dictaduras militares (como en Birmania y el Sudán); monarquías represivas tradicionales (como en Arabia Saudita y Bhutan); partidos políticos dominantes (como en China, Iraq, y Corea del Norte); ocupadores extranjeros (como en el Tíbet y Timor Oriental), o están en un período de transición.
Muchos países hoy en día están en una etapa de rápido cambio económico, político y social. A pesar de que el número de países “libres” ha aumentado en los últimos diez años, hay un gran riesgo de que muchas naciones, al enfrentarse a estos cambios fundamentales tan rápidos, se moverán en la dirección opuesta y experimentarán con nuevas formas de dictadura. Grupos militares, individuos ambiciosos, oficiales electos, y partidos políticos doctrinales repetidamente intentarán imponer su voluntad. Los golpes de estado son y serán ocurrencias comunes. Se continuará negando los derechos humanos y políticos a un vasto número de pueblos.
Desafortunadamente, el pasado todavía está con nosotros. El problema de las dictaduras es profundo. Personas en muchos países han sufrido décadas y hasta siglos de opresión, ya sea de origen doméstico o foráneo. Frecuentemente, la sumisión incuestionable a figuras de autoridad y gobernantes ha sido inculcada por largo tiempo. En casos extremos, las instituciones sociales, políticas, económicas y hasta religiosas de una sociedad, fuera del control del estado, han sido deliberadamente debilitadas, subordinadas y hasta reemplazadas por nuevas instituciones regimentadas y usadas por el estado o el partido en el poder para controlar a la sociedad. La población ha sido frecuentemente atomizada (convertida en una masa de individuos aislados) incapaces de trabajar juntos para obtener su libertad, de confiar los unos en los otros, o de siquiera hacer mucho por su propia iniciativa.
El resultado es predecible: la población se debilita, carece de estima personal, y es incapaz de resistir. Las personas frecuentemente tienen demasiado miedo para compartir su odio hacia la dictadura y sus ansias de libertad aún con su familia y amigos. Las personas frecuentemente están demasiado horrorizadas para pensar seriamente en una resistencia pública. De cualquier manera, ¿cuál va a ser el resultado? En su lugar, se enfrentan a un sufrimiento sin propósito y a un futuro sin esperanza.
Las condiciones en las dictaduras actuales pueden ser mucho peor que antes. En el pasado, algunas personas podían haber intentado resistir. Protestas masivas y manifestaciones de corta duración podían haber ocurrido. Quizás los ánimos se alzaran momentaneamente. En otras ocasiones, individuos y grupos pequeños podían haber conducido valientes pero futiles gestos, afirmando algún principio o simplemente su desafío. No obstante la nobleza de los motivos, tales actos de resistencia en el pasado frecuentemente no han sido suficientes para superar el miedo del pueblo y su hábito de obediencia, un requisito necesario para destruir la dictadura. Tristemente, estos actos pueden haber acarreado sólo un aumento del sufrimiento y del número de víctimas, en vez de victorias o tan siquiera esperanza.
¿La libertad a través de la violencia?
¿Qué hay que hacer en estas circunstancias? Las posibilidades obvias parecen inútiles. Las barreras legales y constitucionales, decisiones judiciales, y la opinión pública son normalmente ignoradas por los dictadores. Es comprensible que al reaccionar a las brutalidades, torturas, desapariciones y asesinatos, algunas personas concluyan que solamente la violencia puede poner fin a la dictadura. Víctimas furiosas se han organizado algunas veces para pelear contra la brutalidad de dictadores, con cualquier capacidad militar y capacidad para la violencia que son capaces de aunar, a pesar de que las probabilidades de triunfo estén en su contra. Estas personas frecuentemente han peleado valientemente, con un alto costo en sufrimiento y en vidas. Sus logros han sido a veces admirables, pero pocas veces han logrado la libertad. Las rebeliones violentas pueden causar una brutal represión que frecuentemente deja al pueblo más desamparado que antes.
Sin embargo, cualesquiera que sean los méritos de la opción por la violencia, un punto es claro. Al confiar en los medios violentos, uno ha escogido el mismo tipo de lucha en la cual los opresores casi siempre tienen superioridad. Los dictadores están equipados para aplicar una violencia aplastante. No importa si estos demócratas pueden continuar por un período largo o corto, eventualmente la dura realidad militar se hace evidente: los dictadores casi siempre tienen superioridad de armamentos, municiones, transporte, y en el tamaño de las fuerzas militares. A pesar de su valentía, los demócratas están (casi siempre) en una condición de inferioridad.
Cuando una rebelión por medios militares convencionales no se considera realista, algunos disidentes favorecen entonces la guerra de guerrilla. Sin embargo, la guerra de guerrilla, en pocas condiciones (si es que existe alguna) beneficia a la población oprimida y trae una democracia. La guerra de guerrilla no es la solución obvia, especialmente dada su inmensa tendencia a un gran número de pérdidas de vida entre el propio pueblo. Esta técnica no garantiza el éxito, a pesar de las teorías a su favor y los análisis estratégicos y a veces el apoyo internacional. La guerrilla frecuentemente lucha por largo tiempo. La población civil es frecuentemente desplazada por el gobierno en el poder, resultando en un inmenso sufrimiento humano en la dislocación social.
Aún cuando tiene éxito, la guerra de guerrilla frecuentemente deja, a largo plazo, serias consecuencias estructurales negativas. Inmediatamente, el régimen atacado se vuelve más dictatorial como resultado de sus contra medidas. Si triunfa la guerrilla, el nuevo régimen es frecuentemente más dictatorial que el que lo precedió debido al impacto centralizador de la expansión de las fuerzas militares y el debilitamiento o destrucción de los grupos e instituciones independientes de la sociedad durante la lucha, instituciones que son vitales en el establecimiento y mantenimiento de una sociedad democrática. Los oponentes a las dictaduras deben buscar otra opción.
¿Golpes de estado, elecciones, salvadores foráneos?
Un golpe de estado contra una dictadura puede parecer, relativamente, como una de las maneras más fáciles y rápidas de derrocar a un régimen especialmente repugnante. Sin embargo, hay problemas muy serios con esta técnica. En primera, deja intacta la existente mala distribución del poder entre la población y la élite que controla el gobierno y sus fuerzas militares. El reemplazar a personas o grupos específicos de posiciones gubernamentales probablemente sólo hará posible que otro grupo tome su lugar. En teoría, este grupo puede ser más suave en su comportamiento y abierto en un modo limitado a reformas democráticas. Sin embargo, lo opuesto tiene las mismas probabilidades de suceder.
Después de consolidar su posición, el nuevo grupo puede ser más despiadado y ambicioso que el anterior. Consecuentemente, el nuevo grupo, en el cual se han depositado las esperanzas, podrá hacer lo que quiera sin hacer nada por la democracia o los derechos humanos. Esta no es una respuesta aceptable al problema de las dictaduras.
Bajo regímenes dictatoriales, las elecciones no son un instrumento efectivo para el cambio político. Algunos sistemas dictatoriales, como los de la antigua Unión Soviética, jugaban el papel para parecer democráticos. Esas elecciones, sin embargo, eran plebiscitos rígidamente controlados para obtener el endoso público de candidatos seleccionados por los dictadores. Los dictadores bajo presión pueden a veces acceder a nuevas elecciones, para entonces perpetrar fraude y colocar a títeres civiles en oficinas gubernamentales. En el caso en que las dictaduras les han permitido a los candidatos de la oposición a participar en las elecciones y éstos han sido elegidos, como el caso de Birmania en 1990 y Nigeria en 1993, el resultado puede ser simplemente ignorar a los “vencedores” y hacerlos víctimas de intimidación, arresto, y hasta ejecución. Los dictadores no están en el negocio de permitir elecciones que puedan sacarlos de sus tronos.
Muchas personas que ahora sufren bajo una brutal dictadura, o que están en el exilio para escapar sus garras, no creen que los oprimidos se puedan liberar. Ellos esperan que su pueblo sólo puede ser salvado por las acciones de otros. Estas personas colocan su confianza en fuerzas externas. Creen que sólo la ayuda internacional puede ser lo suficientemente fuerte para derrocar a los dictadores.
El punto de vista que los oprimidos son incapaces de actuar efectivamente es a veces correcta por algún período de tiempo. Como hemos notado, frecuentemente los pueblos oprimidos no quieren y temporalmente son incapaces de luchar porque no tienen confianza en su habilidad de enfrentarse al dictador despiadado, y no conocen una manera de salvarse. Es por eso comprensible que mucha gente coloque sus esperanzas para la liberación en otros. Esta fuerza externa puede ser “opinión pública”, las Naciones Unidas, un país en particular, o sanciones económicas y políticas internacionales.
Este escenario puede resultar consolador, pero siempre hay graves problemas en confiar en un salvador de afuera. Esta confianza puede resultar completamente infundada.
Usualmente no hay salvadores foráneos que acudan al rescate, y si un estado foráneo interviene, probablemente no se debe confiar en él. Unas pocas duras realidades concernientes a depender en una intervención foránea deben ser enfatizadas aquí:
· Frecuentemente, estados foráneos tolerarán, o hasta ayudarán, a la dictadura para avanzar sus propios intereses económicos o políticos.
· Países extranjeros pueden estar dispuestos a traicionar a pueblos oprimidos en vez de mantener sus promesas de ayudarlos en su liberación a un costo de otro objetivo.
· Algunos países extranjeros solamente actuarán contra una dictadura para ganar control económico, político o militar sobre ese país.
· Los países extranjeros pueden involucrarse por motivos positivos solamente siempre y cuando el movimiento de resistencia interna haya comenzado a socavar a la dictadura, habiendo de esta manera enfocado la atención internacional en la naturaleza brutal del régimen.
Las dictaduras normalmente existen principalmente debido a la distribución interna del poder en el país, cuando la población y la sociedad son muy débiles para causarle serios problemas a la dictadura y la riqueza y el poder están concentrados en muy pocas manos. A pesar de que las dictaduras se pueden beneficiar de, o ser un poco debilitadas por, acciones internacionales, su continuidad depende principalmente de factores internos.
Las presiones internacionales pueden ser muy útiles, sin embargo, cuando apoyan a un fuerte movimiento de resistencia interna. Entonces, por ejemplo, los boicots económicos internacionales, embargos, la ruptura de relaciones diplomáticas, la expulsión de organismos internacionales, la condena de las Naciones Unidas y otras medidas pueden ayudar considerablemente. Sin embargo, en la ausencia de un fuerte movimiento de resistencia interna, esas acciones de otros probablemente no ocurrirán.
Enfrentándose a la dura realidad
La conclusión es dura. Cuando uno quiere derrocar a una dictadura de la manera más efectiva y con un mínimo costo, entonces uno tiene que ejecutar cuatro tareas inmediatamente:
· Fortalecer a la población oprimida reforzando su determinación, su confianza en ellos mismos, y su habilidad para resistir;
· Fortalecer los grupos sociales e instituciones independientes del pueblo oprimido;
· Crear una poderosa fuerza de resistencia interna; y
· Desarrollar un plan estratégico de liberación inteligente y abarcador e implementarlo hábilmente.
Una lucha de liberación requiere valerse por uno mismo así como fortalecer internamente el grupo que lucha. Como dijo Charles Stewart Parnell durante la campaña para la huelga de la renta en Irlanda en 1879 y 1880:
“No tiene sentido contar con el gobierno...Sólo pueden contar con su propia determinación...Ayúdense parándose juntos...fortalezcan a aquéllos entre ustedes que son débiles..., únanse, organícense...y tendrán que triunfar...Cuando ustedes ya hayan madurado esta pregunta al punto de resolución, entonces y no hasta entonces será resuelta.”(4)
La dictadura eventualmente se desmoronará enfrentada contra una fuerte fuerza que se valga por sí misma y que tenga una estrategia inteligente, una acción valerosa y disciplinada, y una fortaleza genuina. Sin embargo, como mínimo, los cuatro requisitos antes mencionados tienen que ser llevados a cabo.
Como indicamos arriba, librarse de una dictadura depende en última instancia de la habilidad de los pueblos de liberarse ellos mismos. Los casos de desafío político exitoso, o de lucha noviolenta con fines políticos, citados arriba, indican que los medios sí existen para que los pueblos se liberen, pero que esa opción ha permanecido sin desarrollarse. Vamos a examinar esta opción en detalle en los siguientes párrafos. Sin embargo, primero debemos evaluar la opción de negociar como una manera de desmantelar dictaduras.
Segundo
Los peligros de las negociaciones
Encarados con los problemas severos de confrontar a una dictadura, (como hemos examinado en el Capítulo Primero), algunas personas pueden retroceder a la sumisión pasiva. Otros, al no ver la oportunidad de lograr la democracia, pueden concluir que tienen que aceptar la aparentemente permanente dictadura, con la esperanza que a través de “la conciliación”, “el compromiso”, y “las negociaciones”, ellos podrían rescatar algunos factores positivos y terminar con las brutalidades. Cuando superficialmente parece que no hay opciones realistas, estas ideas tienen su atractivo.
La lucha seria contra dictaduras brutales no es un proyecto agradable. ¿Por qué es necesario seguir esta ruta? ¿No puede todo el mundo ser razonable y encontrar maneras de hablar y negociar el camino gradual a poner fin a la dictadura? ¿No pueden los demócratas apelar al sentido de humanidad de los dictadores y convencerlos a reducir su dominación poco a poco y quizá finalmente a permitir el establecimiento de una democracia?
A veces se argumenta que la verdad no está totalmente de un solo lado. ¿Quizá los demócratas no entendieron a los dictadores, que pueden haber actuado de buena fe en circunstancias difíciles? O quizá algunos piensan que los dictadores se removerían
gustosamente de la difícil situación que encara el país si solamente se les diera ánimo e incentivos. Puede ser argumentado que a los dictadores se les puede ofrecer una solución en la cual todo el mundo gana algo. Los riesgos y el dolor de continuar la lucha pueden ser innecesarios, puede ser argumentado, si la oposición democrática está dispuesta a resolver el conflicto pacíficamente mediante negociaciones (que quizá hasta pueden ser asistidas por individuos hábiles o quizá por otro gobierno.) ¿No sería esto preferible a una lucha, aún si es una conducida por la noviolencia en vez de un conflicto militar?
Los méritos y limitaciones de las negociaciones
La negociación es un instrumento muy útil para resolver ciertos tipos de conflictos y no debe ser ignorada o rechazada cuando es apropiada. En algunas situaciones, cuando no hay asuntos fundamentales en juego, y, por lo tanto, es aceptable hacer concesiones mutuas, las negociaciones pueden ser una manera importante de resolver un conflicto. Una huelga laboral por sueldos más altos es un buen ejemplo del papel apropiado para la negociación en un conflicto: una acuerdo negociado puede proveer un aumento en algún punto entre las sumas originalmente propuestas por las dos partes en la contienda. Conflictos laborales con sindicatos legales son, sin embargo, muy distintos a los conflictos donde la continuada existencia de una cruel dictadura o el establecimiento de la libertad política están en juego.
Cuando los asuntos en juego son fundamentales, afectando principios religiosos, asuntos de libertad humana, o el completo futuro desarrollo de la sociedad, las negociaciones no proveen una manera de alcanzar una solución mutuamente satisfactoria. En algunos puntos básicos no debe haber concesiones. Sólo un cambio en el poder a favor de los democráticos puede salvaguardar adecuadamente los puntos básicos en juego. Ese cambio ocurrirá a través de la lucha, no por medio de negociaciones. Esto no quiere decir que nunca se debe usar la negociación. El punto aquí es que la negociación no es una forma realista de eliminar una dictadura fuerte en la ausencia de una poderosa oposición democrática.
Negociaciones, desde luego, pueden definitivamente no ser una opción. Los dictadores firmemente atrincherados que se sienten seguros en su posición pueden rechazar negociar con sus oponentes democráticos. O, cuando las negociaciones ya se han iniciado, los negociadores democráticos pueden desaparecer para jamás volver a saberse de ellos.
¿Una rendición negociada?
Los individuos y grupos que se oponen a una dictadura y favorecen negociaciones frecuentemente tienen buenos motivos. Especialmente cuando una lucha militar ha continuado por años contra una brutal dictadura sin alcanzar la victoria final, es comprensible que todo el pueblo, sin distinción de persuasión política, quiera la paz. Las negociaciones probablemente van a ser particularmente consideradas por los demócratas cuando los dictadores tienen una clara superioridad militar y la destrucción y pérdida de vidas del pueblo ya no se pueden soportar más. Entonces habrá una fuerte tentación a explorar cualquier otra ruta que pueda rescatar algunos objetivos de los demócratas mientras que se termine el ciclo de violencia y contraviolencia.
La oferta por una dictadura de “paz” a través de negociaciones con la oposición democrática es, desde luego, bastante poco ingeniosa. La violencia podría ser terminada inmediatamente por los dictadores mismos, si sólo fuesen capaces de dejar de combatir a su propio pueblo. Podrían por su propia iniciativa y sin regateos restaurar el respeto por la dignidad y los derechos humanos, liberar a los presos políticos, terminar la tortura, parar las operaciones militares, retirarse del gobierno, y disculparse con el pueblo.
Cuando la dictadura es fuerte pero existe una resistencia irritante, los dictadores pueden querer negociar con la oposición para que se rinda bajo el engaño de “hacer la paz”. El llamado a negociar puede sonar atractivo, pero graves peligros pueden estar al acecho en la sala de negociaciones.
En otra situación, cuando la oposición es excepcionalmente fuerte y la dictadura está genuinamente amenazada, los dictadores pueden buscar negociar para rescatar lo más posible de su control y riqueza. En ningún caso los demócratas deben ayudar a los dictadores a lograr sus metas.
Los demócratas deben estar alertas a la posibilidad de trampas que pueden ser parte del proceso de negociación de los dictadores. El llamado a negociar, cuando asuntos básicos de libertades políticas están en juego, puede ser un esfuerzo por los dictadores para inducir a los demócratas a rendirse pacíficamente mientras que la violencia por parte de la dictadura continúa. En esos tipos de conflicto el único papel adecuado para las negociaciones puede ocurrir al final de una lucha decisiva cuando el poder de los dictadores ha sido completamente destruido y ellos buscan salvoconducto a un aeropuerto internacional.
El poder y la justicia en las negociaciones
Si este juicio parece un comentario muy crudo sobre las negociaciones, entonces un poco del romanticismo asociado con ellas tiene que ser moderado. Se requiere pensar claramente sobre cómo operar las negociaciones.
“Negociación” no quiere decir que dos facciones se sienten juntas en una base de igualdad a discutir y resolver las diferencias que produjeron el conflicto entre ellos. Dos verdades deben recordarse. Primero, en negociaciones la relativa justicia de los puntos y objetivos en conflicto no es lo que determina el contenido del acuerdo negociado. Segundo, el contenido del acuerdo negociado es en gran parte determinado por la capacidad de poder de cada grupo en la contienda.
Muchas preguntas difíciles tienen que ser consideradas. ¿Qué puede cada grupo hacer en una fecha futura para obtener sus objetivos si no se llega a un acuerdo en la mesa de negociaciones? ¿Qué puede hacer cada grupo después de que se llega a un acuerdo si el otro grupo rompe su palabra y usa sus fuerzas disponibles para apoderarse de sus objetivos a pesar del acuerdo?
En negociaciones no se llega a un acuerdo a través de la evaluación de los buenos y malos puntos de los asuntos en cuestión. Mientras que éstos pueden ser discutidos, los resultados reales de las negociaciones vienen de la evaluación del poder absoluto y relativo de las facciones en conflicto. ¿Cómo pueden los demócratas asegurarse que sus reclamaciones mínimas no serán negadas? ¿Qué pueden hacer los dictadores para mantenerse en control y neutralizar a los demócratas? En otras palabras, si hay un acuerdo, es probable que resulte del estimado, por cada grupo, del poder relativo de los otros grupos y del cálculo de los resultados de una posible lucha abierta.
Hay también que prestar atención a qué tipo de sacrificios cada grupo está dispuesto a ofrecer para llegar a un acuerdo. En negociaciones exitosas, hay un arreglo, un acomodo en las diferencias. Cada grupo recibe parte de lo que quiere y cede parte de sus objetivos.
En caso de dictaduras extremas, ¿qué van las fuerzas por la democracia a sacrificar a los dictadores? ¿Qué objetivos de las fuerzas por la democracia van a ser aceptados por los dictadores? ¿Van los demócratas a otorgar a los dictadores (ya sea un partido político o un grupo militar) el derecho de jugar un papel permanente en un gobierno futuro? ¿Qué tiene eso de democrático?
Aún asumiendo que todo va bien en las negociaciones, es necesario preguntar: ¿Qué clase de paz resultará? ¿Será la vida mejor o peor de lo que sería si los demócratas comenzaran o continuaran la lucha?
Dictadores “agradables”
Los dictadores pueden tener una variedad de motivos y objetivos que causan su dominación: poder, posición, riqueza, querer cambiar la sociedad, y otros. Uno debe recordar que no podrán obtener ninguno de éstos si abandonan sus posiciones de control. En caso de negociación, los dictadores tratarán de conservar sus metas.
Cualesquiera que sean las promesas ofrecidas por los dictadores en cualquier acuerdo negociado, nadie debe olvidar que los dictadores pueden prometer cualquier cosa para asegurar la sumisión de los oponentes democráticos, para luego descaradamente violar esos mismos acuerdos.
Si los demócratas están de acuerdo en parar la resistencia para alcanzar un alivio en la represión, pueden resultar muy decepcionados. Un paro a la resistencia rara vez trae una reducción en la represión. Una vez que el freno de la fuerza de la oposición interna y externa ha sido eliminado, los dictadores pueden recrudecer aún mas su opresión y hacer la violencia aún más brutal que antes. El colapso de la resistencia popular frecuentemente remueve la fuerza de contrapeso que ha limitado el control y la brutalidad de la dictadura. Los tiranos entonces pueden arremeter contra quien quieran. “Porque el tirano tiene el poder de infligir sólo lo que nosotros carecemos la fuerza para resistir,” escribió Krishnalal Shridharani. (5)
La resistencia, no la negociación, es esencial para el cambio en los conflictos donde asuntos fundamentales están en juego. En casi todos los casos, la resistencia tiene que continuar para sacar a los dictadores del poder. El éxito es más frecuentemente determinado no negociando un acuerdo, sino a través del uso inteligente de los métodos más apropiados y poderosos de resistencia disponibles. Es nuestra aseveración, a ser explorada más adelante en más detalle, que el desafío político, o la lucha noviolenta, es el instrumento más poderoso disponible a aquéllos que luchan por la libertad.
¿Qué tipo de paz?
Si los dictadores y demócratas hablasen sobre la paz de alguna manera, es requisito el considerar con extrema claridad los peligros envueltos. No todo el mundo que usa la palabra “paz” quiere paz con libertad y justicia. La sumisión a una cruel opresión y la pasiva aceptación de dictadores brutales que han perpetrado atrocidades contra cientos de miles de personas no es una paz real. Hitler frecuentemente hacía llamados a la paz, que significaba la sumisión a su voluntad. La paz de los dictadores frecuentemente no es más que la paz de la prisión o de la tumba.
También hay otros peligros. Negociadores de buena fe a veces confunden los objetivos de las negociaciones y el proceso de negociación en sí. Es más, negociadores democráticos, o expertos negociadores extranjeros aceptados para asistir en las negociaciones, pueden de un plumazo proveer a los dictadores con la legitimidad doméstica e internacional que les fue antes negada por su usurpación del estado, violación de derechos humanos, y brutalidades. Sin esa legitimación, que necesitan desesperadamente, los dictadores no pueden continuar gobernando indefinidamente. Los exponentes de la paz no les deben suministrar esta legitimidad.
Razones para la esperanza
Como hemos dicho anteriormente, los líderes de la oposición pueden sentirse forzados a buscar negociaciones debido a un sentimiento de desesperanza en la lucha democrática. Sin embargo, ese sentimiento de falta de poder puede cambiar. Las dictaduras no son permanentes. Los pueblos que viven bajo dictaduras no tienen que permanecer débiles, y no hay que permitirles a los dictadores permanecer poderosos indefinidamente. Aristóteles indicó hace mucho, “...La oligarquía y la tiranía tienen más corta existencia que cualquier constitución....En todas partes, las tiranías no han durado mucho.(6) Los dictadores modernos también son vulnerables. Sus debilidades pueden ser agravadas y el poder de los dictadores puede ser desintegrado. (En el Capítulo Cuarto vamos a examinar estos puntos débiles en más detalle.)
La historia reciente demuestra la vulnerabilidad de las dictaduras, y revela que pueden desmoronarse en un período de tiempo relativamente corto: mientras que diez años --1980-1990-- fueron necesarios para derrocar la dictadura comunista en Polonia, en 1989 en Alemania Oriental y Checoslovaquia el derrocamiento ocurrió en cuestión de semanas. En El Salvador y Guatemala en 1944 las luchas contra las atrincheradas brutales dictaduras militares requirieron aproximadamente dos semanas cada una. El régimen militarmente poderoso del Shah de Irán fue socavado en pocos meses. La dictadura de Marcos en Las Filipinas cayó ante el poder popular en cuestión de semanas en 1986: el gobierno de los Estados Unidos rápidamente abandonó al presidente Marcos cuando la fuerza de la oposición se hizo aparente. El intento de golpe de estado extremista en la Unión Soviética en 1991 fue bloqueado en días por el desafío político. Después, muchas de las naciones del Bloque Soviético, que habían sido dominadas por mucho tiempo, en cuestión de días, semanas y meses recuperaron su independencia.
La vieja preconcepción que los medios violentos siempre funcionan rápidamente y que los medios noviolentos siempre requieren mucho tiempo claramente no es válida. A pesar que cambios en la situación y en la sociedad pueden requerir mucho tiempo, la lucha contra la dictadura en sí es a veces relativamente rápida cuando se usan medios noviolentos.
Las negociaciones no son la única alternativa a una lucha continua de aniquilamiento por un lado o de capitulación por el otro. Los ejemplos previamente citados, y los mencionados en el Primer Capítulo, ilustran que otra opción existe para aquéllos que quieren paz y libertad: el desafío político.
Tercero
¿De dónde proviene el poder?
El logro de la libertad con paz no es, desde luego, una tarea fácil. Requerirá una gran habilidad estratégica, organización, y planeación. Sobre todo, requerirá poder. Los demócratas no pueden esperar derrocar una dictadura y establecer la libertad política sin la habilidad de aplicar su propio poder con efectividad.
¿Pero cómo es esto posible? ¿Qué tipo de poder puede movilizar la oposición democrática suficientemente para destruir a la dictadura y a sus vastas redes militares y policiales? Las respuestas están en la frecuentemente ignorada comprensión del poder político. Esta comprensión no es realmente tan difícil de obtener. Algunas verdades básicas son muy simples.
La fábula del “Amo de los Monos”
Una parábola china del siglo XIV por Liu-Ji, por ejemplo, plantea muy bien esta descuidada comprensión del poder político:(7)
En el estado feudal de Chu un anciano sobrevivía manteniendo monos a su servicio. La gente de Chu lo llamaban “ju gong” (amo de monos).
Cada mañana, el anciano reunía a los monos en su patio, y ordenaba al más viejo a dirigir a los otros a las montañas para recoger frutos de los arbustos y árboles. Era la regla que cada mono tenía que dar una décima de su colección al anciano. Aquellos que no lo hicieran, recibían latigazos. Todos los monos sufrían amargamente, pero ninguno se atrevía a quejarse.
Un día, un pequeño mono le preguntó a los otros: ¿Sembró el anciano todos los árboles frutales y los arbustos?” Los otros respondieron: “No, crecieron en la naturaleza.” El mono pequeño entonces preguntó: “¿No podemos tomar los frutos sin el permiso del anciano?” Los otros respondieron: “Sí, todos podemos.” El mono pequeño continuó: “Entonces, ¿por qué dependemos de el anciano? ¿Por qué tenemos todos que servirlo?”
Antes de que el mono pequeño pudiera terminar su oración, todos los monos de pronto vieron la luz y despertaron.
Esa misma noche, cuando el anciano se durmió, los monos derribaron las barricadas de la empalizada en la que estaban confinados y la destruyeron completamente. También tomaron los frutos que el anciano tenía almacenados, los llevaron con ellos al bosque, y nunca regresaron. El anciano murió de hambre.
Yu-li-zi dice, “Algunos hombres en el mundo gobiernan a sus pueblos mediante trucos y no principios rectos. ¿No se asemejan al amo de los monos? No están conscientes de su estupidez. Tan pronto como su gente vea la luz, sus trucos no les funcionarán.”
Fuentes necesarias del poder político
El principio es simple. Los dictadores requieren la asistencia de los gobernados, sin la cual no pueden asegurar y mantener las fuentes del poder político. Estas fuentes de poder político incluyen:
· Autoridad, la creencia entre el pueblo de que el régimen es legítimo y que ellos tienen el deber moral de obedecerlo.
· Recursos humanos, el número e importancia de las personas y grupos que obedecen, cooperan, o suministran asistencia a los gobernantes.
· Destreza y conocimientos, requeridos por el régimen para llevar a cabo acciones específicas y que son suministrados por las personas y grupos que cooperan.
· Factores intangibles, factores psicológicos e ideológicos que pueden inducir a las personas a obedecer y ayudar a los gobernantes.
· Recursos materiales, el grado en el cual los gobernantes controlan o tienen acceso a la propiedad, recursos naturales, recursos financieros, el sistema económico, y los sistemas de comunicación y transporte.
· Sanciones, castigos, la amenaza o ejecución de los mismos, para enfrentarse a la desobediencia y a la nocooperación y asegurar la sumisión y a la cooperación que son requeridas para que el régimen exista y lleve a cabo sus políticas.
Todas estas fuentes, sin embargo, dependen de la aceptación del régimen, de la sumisión y obediencia de la población, y de la cooperación de innumerables personas y de las instituciones de la sociedad. Estas no están garantizadas.
Plena cooperación, obediencia, y apoyo aumentarán la disponibilidad de las fuentes de poder requeridas y, consecuentemente, expandirán la capacidad de poder de cualquier gobierno.
Por otro lado, el retiro de la cooperación popular e institucional a los agresores y dictadores disminuye y hasta puede cortar la disponibilidad de las fuentes del poder de las cuales dependen todos los gobernantes. Sin la disponibilidad de estas fuentes, el poder del gobernante se debilita y finalmente se disuelve.
Naturalmente, los dictadores son sensitivos a acciones e ideas que amenazan su capacidad para hacer lo que quieren. Por eso, los dictadores probablemente van a amenazar y a castigar a aquéllos que desobedecen, van a la huelga, o no cooperan. Sin embargo, éste no es el fin de la historia. La represión, aún con brutalidades, no siempre produce una vuelta al nivel necesario de sumisión y cooperación que el régimen requiere para funcionar.
Si, a pesar de la represión, las fuentes del poder pueden ser restringidas o cortadas por un tiempo suficiente, los resultados iniciales pueden ser la incertidumbre y confusión dentro de la dictadura. Esto es probablemente seguido por el claro debilitamiento del poder de la dictadura. A lo largo del tiempo, la negativa a otorgar las fuentes de poder pueden producir la parálisis e impotencia del régimen, y en casos severos, su desintegración. El poder del dictador morirá, lenta o rápidamente, de inanición política.
El grado de libertad o tiranía en una tiranía o cualquier gobierno, es, consecuentemente, en una gran medida, un reflejo de la relativa determinación de sus sujetos a ser libres y su disposición y habilidad a resistir los esfuerzos a esclavizarlos.
Contrario a la opinión popular, aún las dictaduras totalitarias dependen de la población y sociedades que gobiernan. Como el científico político Karl W. Deutsch indicó en 1953:
“El poder totalitario es fuerte solamente si no tiene que ser utilizado muy frecuentemente. Si el poder totalitario tiene que ser utilizado siempre contra la población entera, probablemente no permanecerá fuerte por mucho tiempo. Ya que los regímenes totalitarios requieren más fuerza para tratar con sus sujetos que otros tipos de gobiernos, estos regímenes tienen mayor necesidad de una extendida y segura obediencia de su pueblo; mas aún, ellos tienen que poder contar con el activo apoyo de por lo menos unas partes significativas de la población en caso de crisis.” (8)
El teorista legal del siglo XIX John Austin describió la situación de una dictadura confrontando un pueblo que no lo apoyaba. Austin argumentó que si la mayoría de la población estaba determinada a destruir al gobierno y estaba dispuesta a padecer represión para lograrlo, entonces el poder del gobierno, incluyendo aquéllos que lo apoyaban, no podría preservar al gobierno odiado, aún si éste recibía ayuda exterior. El pueblo desafiante no podía ser obligado a volver a la obediencia permanente y subyugación, concluyó Austin. (9)
Niccolo Machiaveli había argumentado mucho antes que el príncipe “...que tiene al pueblo completo por su enemigo nunca puede garantizar su seguridad; y mientras que mayor sea su crueldad, más aumentará la debilidad de su régimen.,” (10)
La aplicación política práctica de estas perpicacias fue demostrada por la heroica resistencia noruega contra la ocupación nazi, y, como mencionamos en el Primer Capítulo, por los polacos, alemanes, checos, eslovacos y muchos otros que resistieron la agresión y dictadura comunista, y finalmente contribuyeron al colapso del sistema comunista en Europa. Esto, desde luego, no es un fenómeno nuevo: casos de resistencia noviolenta datan por lo menos del año 494 B.C. cuando los plebeyos le retiraron la cooperación a los amos patricios romanos.(11) La lucha noviolenta ha sido empleada en varios tiempos por individuos en Asia, Africa, las Américas, Australia, y las islas del Pacífico, al igual que en Europa.
Tres de los factores más importantes para determinar hasta qué grado el poder del gobierno va a ser o no controlado son: (1) el deseo relativo del pueblo a imponer límites al poder del gobierno; (2) la fortaleza relativa de las organizaciones e instituciones del pueblo para negar de manera colectiva las fuentes de poder; y (3) la habilidad relativa del pueblo para retirar su consentimiento y asistencia.
Centros del poder democrático
Una característica de una sociedad democrática es que existe un gran número de grupos e instituciones no gubernamentales que son independientes del estado. Estos incluyen, por
ejemplo, familias, organizaciones religiosas, asociaciones culturales, asociaciones deportivas, instituciones económicas, sindicatos, asociaciones estudiantiles, partidos políticos, aldeas, asociaciones de vecinos, asociaciones para cultivar jardines, organizaciones de derechos humanos, grupos musicales, sociedades literarias, y otros. Estos grupos son importantes para cumplir sus propios objetivos y también para ayudar a llevar a cabo las necesidades de la sociedad.
Además, estos organismos tienen un gran significado político. Proveen una base mediante la cual las personas pueden ejercer influencia sobre la dirección de su sociedad y resistir otros grupos o el gobierno cuando ellos injustamente intentan socavar sus intereses, actividades o propósitos. Individuos aislados que no son miembros de un grupo normalmente no pueden tener un impacto significativo sobre el resto de la sociedad, menos aún sobre un gobierno, y ciertamente menos sobre una dictadura.
Consecuentemente, si la autonomía y libertad de estos grupos es usurpada por los dictadores, la población va a estar relativamente desamparada. También, si estas instituciones pueden ser dictatorialmente controladas por el régimen central o reemplazadas por otras que son controladas, pueden ser usadas para dominar a sus miembros y también a esas áreas de la sociedad.
Sin embargo, si la autonomía y libertad de estas instituciones civiles independientes (fuera del control del gobierno) pueden ser mantenidas o recuperadas, éstas son muy importantes para aplicar el desafío político. La característica común de los ejemplos antes citados donde las dictaduras han sido desintegradas o debilitadas ha sido la valiente aplicación masiva de desafío político por la población y sus instituciones.
Como mencionamos, estos centros de poder proveen las bases institucionales con las cuales la población puede ejercer presión o puede resistir el control dictatorial. En el futuro, van a ser parte de la base estructural indispensable para una sociedad libre. Por lo tanto, su continuada independencia y crecimiento es frecuentemente un requisito para el éxito de la lucha de liberación.
Si el dictador ha tenido mucho éxito en destruir o controlar los organismos independientes de la sociedad, va a ser muy importante que la resistencia cree nuevos grupos sociales e instituciones independientes, o que establezca el control democrático sobre organismos que han sobrevivido o que están parcialmente controlados. Durante la revolución húngara de 1956-1957 surgieron un gran número de concilios que practicaban la democracia directa, hasta agrupándose para establecer por algunas semanas un completo sistema federal de instituciones y gobierno. En Polonia durante los últimos años de la década de los 80 los obreros mantuvieron sindicatos ilegales de Solidaridad y, en algunos casos, tomaron control de los sindicatos oficiales, dominados por los comunistas. Este desarrollo institucional puede tener consecuencias políticas muy importantes.
Desde luego, nada de esto quiere decir que el debilitar y destruir dictaduras es fácil, ni que cada intento va a tener éxito. Ciertamente no quiere decir que la lucha no va a sufrir bajas, ya que aquéllos que todavía sirven a los dictadores probablemente van a luchar para tratar de forzar al pueblo a reanudar su cooperación y obediencia.
El análisis anterior del significado del poder sí significa, sin embargo, que es posible la desintegración deliberada de las dictaduras. Las dictaduras en particular tienen características específicas que las hacen extremadamente vulnerables a un desafío político hábilmente implementado. Vamos a examinar estas características en más detalle.
Cuarto
Las dictaduras tienen puntos débiles
Las dictaduras frecuentemente parecen invulnerables. Servicios de inteligencia, policía, fuerzas militares, prisiones, campos de concentración, y pelotones de fusilamiento son controlados por unos pocos con poder. Las finanzas, los recursos naturales, y la capacidad productiva de un país son frecuentemente arbitrariamente saqueados por dictadores y usados para sostener la voluntad de los dictadores.
Por comparación, las fuerzas de la oposición democrática a veces parecen extremadamente débiles, inefectivas y sin poder. Esa percepción de invulnerabilidad comparada ante la aparente impotencia del pueblo hace que una efectiva oposición sea improbable.
Sin embargo, esta no es la historia completa.
Identificando el talón de Aquiles
Un mito de la Grecia Clásica ilustra bien la vulnerabilidad de los supuestamente invulnerables. No había golpe que hiriera o espada que penetrara la piel del guerrero Aquiles. Cuando era todavía una criatura, la madre de Aquiles supuestamente lo sumergió en las aguas del río mágico Styx, resultando en la protección de su cuerpo de todos los peligros. Había, sin embargo, un problema. Como la criatura fue sostenida por sus talones para que no se lo llevara la corriente, el agua mágica no cubrió esa pequeña parte de su cuerpo. Cuando Aquiles ya era hombre a todo el mundo le parecía que era invulnerable a las armas de los enemigos. Sin embargo, en la batalla de Troya, instruido por uno que conocía el punto débil, un soldado enemigo apuntó su flecha al talón de Aquiles, al sitio donde podía ser herido. El ataque fue fatal. Todavía hoy, la frase “El Talón de Aquiles” se refiere a la parte vulnerable de una persona, un plan, o una institución para la cual no hay protección en caso de ataque.
El mismo principio se aplica a dictadores despiadados. Ellos también pueden ser conquistados, aún más rápidamente y al menor costo posible, si sus puntos débiles son identificados y el ataque es concentrado sobre los mismos.
Puntos débiles de las dictaduras
Entre los puntos débiles de las dictaduras se encuentran:
1. La cooperación de un gran número de personas, grupos e instituciones necesarias para operar el sistema puede ser restringida o retirada.
2. Los requisitos y efectos de las políticas anteriores del régimen van a limitar, hasta cierto punto, su habilidad actual para implementar políticas que estén en conflicto con las anteriores.
3. La operativa del sistema puede convertirse en rutina, haciéndolo menos ágil para ajustarse rápidamente a nuevas situaciones.
4. Las personas y recursos que ya han sido asignadas a tareas existentes no estarán fácilmente disponibles para emprender otras nuevas funciones.
5. Los subordinados, temerosos de no complacer a sus superiores, pueden abstenerse de dar al dictador la información correcta y completa que es necesaria para que el dictador haga sus decisiones.
6. La ideología puede erosionarse y los mitos y símbolos del sistema pueden volverse inestables.
7. Si existe una ideología fuerte que influya el punto de vista sobre la realidad, el mantenerse adherido a la misma puede provocar la falta de atención a las condiciones y necesidades reales.
8. El deterioro de la eficiencia y competencia de la burocracia, o controles y regulaciones excesivas, pueden provocar la falta de efectividad de las políticas y operaciones del sistema.
9. Fuertes conflictos institucionales internos y rivalidades y hostilidades personales pueden dañar y aún romper el funcionamiento de la dictadura.
10. Los intelectuales y estudiantes pueden volverse inquietos debido a las condiciones, restricciones, doctrinalismo y represión.
11. El público en general puede, a medida que pase el tiempo, convertirse en apático, escéptico, y aún hostil al régimen.
12. Diferencias regionales, de clase, culturales o nacionales pueden agudizarse.
13. El poder de la jerarquía de la dictadura siempre es hasta cierto punto inestable, y a veces extremadamente inestable. Los individuos no siempre permanecen en la misma posición en la jerarquía, sino pueden subir o bajar de rango o ser removidos completamente y reemplazados por nuevas personas.
14. Sectores de la policía o fuerzas militares pueden actuar para alcanzar sus propios objetivos, aún contra la voluntad de dictadores establecidos, incluyendo golpes de estado.
15. Si la dictadura es nueva, requiere tiempo para establecerse bien.
16. Con tantas decisiones hechas por tan pocas personas en una dictadura, errores de juicio, política y acción probablemente van a ocurrir.
17. Si el régimen busca eludir estos peligros y descentraliza sus controles y la toma de decisiones, el control de los puntos centrales del poder puede ser más erosionado.
Atacando los puntos débiles de las dictaduras
Con el conocimiento de esos puntos débiles inherentes, la oposición democrática puede deliberadamente tratar de agravar estos “Talones de Aquiles” para drásticamente alterar el sistema o desintegrarlo.
La conclusión es entonces clara: a pesar de la apariencia de fuerza, todas las dictaduras tienen puntos débiles, ineficiencias internas, rivalidades personales, ineficiencias institucionales, y conflictos entre organizaciones y departamentos. Estos puntos débiles, a lo largo del tiempo, tienden a hacer al régimen menos efectivo y más vulnerable a condiciones cambiantes y a una resistencia deliberada. No todo lo que el régimen se propone hacer va a ser completado. Algunas veces, por ejemplo, hasta las órdenes directas de Hitler no eran implementadas porque individuos debajo de él en la jerarquía se negaban a ejecutarlas. Un régimen dictatorial puede a veces desintegrarse rápidamente, como ya hemos observado.
Esto no quiere decir que las dictaduras pueden ser destruidas sin riesgos y bajas. Todo curso de acción posible para la liberación va a tener riesgos y la posibilidad de sufrimiento, y su ejecución va a tomar tiempo. Y, desde luego, ningún método de acción puede garantizar un éxito rápido en todas las situaciones. Sin embargo, los tipos de lucha que identifican y atacan los puntos débiles tienen mayor oportunidad de éxito que aquéllos que buscan luchar contra el dictador donde él claramente es más fuerte. La pregunta es cómo debe ser esta lucha librada.
Quinto
Ejerciendo poder
En el Primer Capítulo indicamos que la resistencia militar contra dictaduras no les pega donde son más débiles, sino donde son más fuertes. Al escoger competir en el área de fuerza militar, suministro de armamentos, tecnología de armamentos, y otros similares, los movimientos de resistencia tienden a ponerse en una clara desventaja. Las dictaduras casi siempre serán capaces de reunir recursos superiores en estas áreas. Los peligros de apoyarse en poderes foráneos para la salvación también fueron analizados. En el Segundo Capítulo examinamos los problemas de depender de negociaciones como un instrumento para terminar dictaduras.
¿Qué vías están entonces disponibles que ofrecerán a la resistencia democrática ventajas claras y distintas y que agravarán los puntos débiles de las dictaduras? ¿Qué técnica de acción va a capitalizar sobre la teoría del poder político discutido en el Tercer Capítulo? La alternativa a escoger es el desafío político.
El desafío político tiene las siguientes características:
· Rechaza que el resultado sea decidido por las armas de lucha seleccionadas por la dictadura.
· Es difícil de combatir por el régimen.
· Puede singularmente agravar los puntos débiles de la dictadura y cortar sus fuentes del poder.
· Sus acciones pueden ser ampliamente dispersas pero también se pueden concentrar en un objetivo específico.
· Lleva a los dictadores a errores de juicio y acción.
· Puede utilizar con efectividad al pueblo entero y a los grupos e instituciones de la sociedad en su lucha para poner fin a la brutal dominación por la minoría.
· Ayuda a distribuir el poder en la sociedad, posibilitando aún más el establecimiento y mantenimiento de una sociedad democrática.
El funcionamiento de la lucha noviolenta
Como la capacidad militar, el desafío político puede usarse para una variedad de propósitos, que van desde esfuerzos para influenciar a oponentes a tomar acciones diferentes, crear condiciones para la resolución pacífica de un conflicto, o desintegrar el régimen del oponente. Sin embargo, el desafío político opera de manera bien diferente a la violencia. Aunque ambas técnicas son instrumentos para librar una batalla, lo hacen mediante medios diferentes y con diferentes consecuencias. Los métodos y resultados de un conflicto violento son bien conocidos. Armas físicas son usadas para intimidar, lastimar, matar y destruir.
La lucha noviolenta es mucho más compleja y tiene métodos de lucha más variados que la violencia. La lucha utiliza armas psicológicas, sociales, económicas y políticas aplicadas por la población y las instituciones de la sociedad. Estas han sido conocidas bajo varios nombres como protestas, huelgas, nocooperación, boicots, desafección y poder popular. Como indicamos anteriormente, todos los gobiernos pueden gobernar solamente mientras que reciban un reabastecimiento de las requeridas fuentes de poder de la cooperación, sumisión, y obediencia de la población e instituciones de la sociedad. El desafío político, a diferencia de la violencia, es singularmente adecuado para cortar estas fuentes de poder.
Armas y disciplina noviolenta
El error común de pasadas campañas improvisadas de desafío político es depender de sólo uno o dos métodos, como huelgas y demostraciones masivas. De hecho, existen muchos métodos que permiten a los estrategas de la resistencia concentrarse y extender la resistencia como sea necesario.
Aproximadamente doscientos métodos de acción noviolenta han sido identificados, y ciertamente hay decenas más. Estos métodos son clasificados bajo las tres grandes categorías de:
· Protesta y persuasión
· Nocooperación
· Intervención
Los métodos de protesta y persuasión son en su mayoría manifestaciones simbólicas, incluyendo paradas, marchas y vigilias (54 métodos). La nocooperación está dividida en tres categorías: (a) la nocooperación social (16 métodos), (b) la nocooperación económica, incluyendo boicots (26 métodos) y huelgas (23 métodos) y (c) la nocooperación política (38 métodos). La intervención noviolenta, por medios psicológicos, físicos, sociales, económicos, o políticos, como el ayuno, la ocupación noviolenta, y el gobierno paralelo (41 métodos) es el último grupo. Una lista de 198 de estos métodos está incluida en el Apéndice de esta publicación.
El uso de un número considerable de métodos cuidadosamente seleccionados, aplicados persistentemente y en gran escala, en el contexto de una estrategia inteligente y de tácticas apropiadas, por individuos del pueblo, entrenados, probablemente le van a causar severos problemas a cualquier régimen ilegítimo.
En contraste a los medios militares, los métodos de la lucha noviolenta se pueden enfocar directamente sobre los asuntos importantes. Por ejemplo, como el problema de una dictadura es primordialmente político, entonces las formas políticas de la lucha noviolenta serían cruciales. Estas incluirían la negativa de la legitimidad a los dictadores y la nocooperación con el régimen. La nocooperación también se aplicaría contra políticas específicas. A veces tácticas de demora (dejar para luego) pueden ser calladas y secretamente practicadas, mientras que en otros tiempos la desobediencia abierta y las manifestaciones de desafío público y huelgas son visibles a todo el mundo.
También, si la dictadura es vulnerable a presiones económicas o si las quejas populares contra ella son de carácter económico, entonces acciones económicas, tales como el boicot o las huelgas, pueden ser métodos de resistencia apropiados. Los esfuerzos de los dictadores a explotar el sistema económico pueden enfrentarse a huelgas generales de carácter limitado, paso de jicotea, y la falta de apoyo (o desaparición) de expertos indispensables. El uso selectivo de varios tipos de huelgas puede ser llevado a cabo en puntos claves de la industria manufacturera, el transporte, el suministro de materias primas y la distribución de productos.
Algunos métodos de la lucha noviolenta requieren que las personas ejecuten acciones no relacionadas a sus vidas normales, como distribución de volantes, operar una prensa clandestina, irse a la huelga de hambre o sentarse en medio de la calle. Estos métodos pueden ser difíciles para algunas personas excepto en el caso de situaciones muy extremas.
Otros métodos de la lucha noviolenta requieren que las personas continúen en gran medida sus vidas normales, pero en forma un poco diferente. Por ejemplo, las personas pueden asistir a su trabajo y no ir a la huelga, y entonces deliberadamente trabajar más despacio o ineficientemente. “Errores” pueden ser cometidos conscientemente con más frecuencia. Uno puede “enfermarse” o “estar imposibilitado” para el trabajo en ciertas ocasiones. O uno puede simplemente negarse a trabajar. Uno puede ir a servicios religiosos cuando esto expresa no solamente su fe religiosa pero también sus convicciones políticas. Uno puede proteger a los niños de la propaganda de los atacantes educándolos en la casa o en clases ilegales. Uno puede negarse a hacerse miembro de ciertas “recomendadas” o requeridas organizaciones de las cuales uno no se hubiera hecho miembro bajo condiciones de libertad de elección. La semejanza de estos tipos de acción con las acciones usuales de los individuos y el grado limitado en que departen de sus vidas normales pueden facilitar para muchas personas la participación en una lucha de liberación nacional.
Como la lucha noviolenta y la violencia operan en formas fundamentalmente diferentes, aún una resistencia violenta de carácter limitado durante una campaña de desafío político puede ser contraproducente ya que tornará la lucha en una confrontación en el cual los dictadores tienen una ventaja aplastante--la guerra militar. La disciplina noviolenta es la clave al éxito y tiene que ser mantenida a pesar de provocaciones y brutalidades por parte de los dictadores y sus agentes.
El mantenimiento de la disciplina noviolenta contra los oponentes facilita el funcionamiento de cuatro mecanismos de cambio en la lucha noviolenta (discutidos a seguir). La disciplina noviolenta también es extremadamente importante en el proceso del jiu-jitsu político. En este proceso, la cruda brutalidad del régimen contra los individuos de acción obviamente noviolentos rebota contra la posición del dictador, causando disensión en sus propios rangos y también fomenta el apoyo hacia los que resisten por parte de la población en general, los partidarios usuales del régimen y terceras personas.
En algunos casos, sin embargo, una violencia limitada contra la dictadura puede ser inevitable. La frustración y el odio contra el régimen pueden explotar en la violencia. O ciertos grupos pueden no estar dispuestos a abandonar los medios violentos aún cuando reconocen la importancia del papel de la lucha noviolenta. En estos casos, el desafío político no tiene que ser abandonado. Sin embargo, va a ser necesario separar lo más posible la acción violenta de la acción noviolenta. Esto debe ser hecho en términos de geografía, grupos de población, selección del momento oportuno, y temas. De otra forma, la violencia puede tener un efecto desastroso sobre el potencialmente mucho más poderoso y exitoso uso del desafío político.
La historia indica que a pesar de que hay que anticipar que el desafío político causará muertes y heridos, las bajas serán mucho menores que en una guerra militar. Aún mas, este tipo de lucha no contribuye a un ciclo sin fin de muerte y brutalidad.
La lucha noviolenta requiere y tiene la tendencia a producir la pérdida (o un mayor control) del miedo al gobierno y su violenta represión. La pérdida o control del miedo es un elemento clave en destruir el poder de los dictadores sobre la población en general.
La comunicación abierta, la secreta y los altos principios
El actuar en secreto, la decepción y la conspiración clandestina presentan problemas muy difíciles para un movimiento que usa la acción noviolenta. Es frecuentemente imposible que la policía política y los agentes de inteligencia no se enteren de las intenciones y planes del movimiento. Desde la perspectiva del movimiento, el actuar en secreto no solamente está enraizado en el miedo, sino contribuye al miedo, y así desalienta el espíritu de resistencia y reduce el número de personas que pueden participar en un acción dada. También puede contribuir a sospechas y acusaciones, muchas veces injustificadas, dentro del movimiento, en lo que se refiere a quien es un informante o agente de los oponentes. Actuar en secreto también puede afectar la habilidad de un movimiento a permanecer noviolento. Por contraste, el actuar abiertamente en relación a las intenciones y planes no solamente va a tener el efecto opuesto, sino contribuirá a una imagen que el movimiento de resistencia es de hecho extremadamente poderoso. El problema, naturalmente, es más complejo que esto sugiere, y puede haber aspectos significativos de actividades de resistencia que requieren ser mantenidas encubiertas. Es necesaria una evaluación bien informada de situaciones específicas, llevadas a cabo por conocedores de la dinámica de la lucha noviolenta y también de los medios de inteligencia de la dictadura.
El editar, imprimir, y distribuir publicaciones clandestinas, el uso ilegal de transmisiones radiales dentro del país, y el recopilar inteligencia sobre las operaciones de la dictadura están entre el número limitado de tipos especiales de actividades que tienen que ejecutarse bajo un alto grado de sigilo.
Hay que mantener un alto nivel de principios en la ejecución de la acción noviolenta durante toda la trayectoria del conflicto. Factores como no tener miedo y mantener la disciplina noviolenta son siempre requeridos. Es importante recordar que frecuentemente se puede requerir a un gran número de personas para llevar a cabo algunos cambios específicos. Sin embargo, sólo se puede obtener un alto número de participantes en los que se puede confiar si se mantienen los altos principios del movimiento.
Cambiando las relaciones del poder
Los estrategas tienen que acordarse que el conflicto dentro del cual se aplica el desafío político es un campo de lucha en cambio constante, con una continua interacción de jugadas y contrajugadas. Nada es estático. Las relaciones del poder, absolutas y relativas, están sujetas a constantes y rápidos cambios. La persistencia noviolenta por parte de la resistencia a pesar de la represión es lo que hace posible estos cambios.
Las variaciones en el poder de cada una de las facciones en la contienda en este tipo de conflicto son probablemente más extremas que en conflictos violentos, tienen lugar más frecuentemente, y tienen consecuencias más diversas y políticamente significativas. Debido a estas variaciones, acciones específicas de la resistencia tienden a tener consecuencias mucho más allá del tiempo y lugar en donde ocurren. Estos efectos rebotarán para fortalecer o debilitar a un grupo o al otro.
Además, el grupo noviolento puede, por sus acciones, ejercer influencia sobre el aumento o la disminución de la fuerza relativa del grupo de la oposición en un grado mucho mayor que el que ocurre en conflictos militares. Por ejemplo, una resistencia noviolenta valiente y disciplinada al encarar las brutalidades de los dictadores puede causar inquietud, desafecto, falta de confianza y en situaciones extremas aún un motín entre los soldados y los afectos a la tiranía. Esta resistencia también puede resultar en el aumento de la condena internacional de la dictadura. También, el hábil, disciplinado y persistente uso del desafío político puede resultar en un aumento de la participación en la resistencia de personas que normalmente hubieran dado su apoyo tácito a los dictadores o generalmente permanecerían neutrales en el conflicto.
Cuatro mecanismos de cambio
La lucha noviolenta produce cambios de cuatro tipos. El primero es el menos frecuente, aunque ha ocurrido. Cuando los miembros de la oposición están emocionalmente movidos por el sufrimiento causado por la represión impuesta a los valientes miembros noviolentos de la resistencia interna o están racionalmente persuadidos que la causa de la resistencia es justa, ellos pueden llegar a aceptar los puntos de la resistencia. Este mecanismo es conocido como conversión. Aunque los casos de conversión en la lucha noviolenta a veces ocurren, no son frecuentes y en la mayoría de los conflictos esto no ocurre o por lo menos no ocurre en gran escala.
Lo más frecuente es que la lucha noviolenta opera cambiando la situación conflictiva y la sociedad al punto que los oponentes simplemente ya no pueden hacer lo que quieren. Es éste el cambio que produce tres otros mecanismos: acomodación, coerción noviolenta, y desintegración. Cual de éstos ocurre depende del grado en que el poder relativo y absoluto ha cambiado a favor de los demócratas.
Si los asuntos no son fundamentales, si las demandas de la oposición en una campaña limitada no son consideradas amenazadoras y si la lucha de fuerzas ha alterado las relaciones de poder en cierto grado, el conflicto inmediato puede ser terminado al llegar a un acuerdo, llegando a un pacto sobre las diferencias o a un compromiso. Este mecanismo se llama acomodación. Muchas huelgas son solucionadas de esta manera, por ejemplo, con ambos lados obteniendo algunos de sus objetivos pero ninguno obteniendo todo lo que quería. Un gobierno puede percibir que un acuerdo de esta naturaleza tiene algunos beneficios, como reducir la tensión, crear una impresión de “equidad”, o pulir la imagen internacional del régimen. Es importante, por lo tanto, que se ejerza un gran cuidado en la selección de asuntos para los cuales un acuerdo por acomodación es aceptable. Una lucha para derrocar a una dictadura no es uno de éstos.
La lucha noviolenta puede ser mucho más poderosa e ir más allá de los mecanismos de conversión o acomodación. La nocooperación y el desafío masivo pueden cambiar a tal punto las situaciones sociales y políticas, especialmente las relaciones del poder, que la habilidad de los dictadores para controlar los procesos económicos, sociales y políticos del gobierno y la sociedad les es arrebatada. Las fuerzas militares del dictador pueden dejar de ser leales y simplemente negarse a obedecer las órdenes de reprimir a la resistencia. A pesar de que los líderes de la dictadura permanecen en sus posiciones y se adhieren a sus metas originales, su habilidad para actuar efectivamente se les ha arrebatado. Esto es lo que se conoce como la coerción noviolenta.
En algunas situaciones extremas, las condiciones que producen la coerción noviolenta son llevadas aún más lejos. El liderazgo de la dictadura de hecho pierde toda su habilidad para actuar y su propia estructura de poder se desploma. La autodirección, nocooperación, y desafío de la resistencia se vuelven tan completas que los dictadores ahora carecen de tan siquiera una semblanza de control sobre ellos. La burocracia de los dictadores se niega a obedecer a su propio liderazgo. Las tropas y la policía de los dictadores se amotinan. Los usuales partidarios de los dictadores o el pueblo repudian a su antiguo liderazgo, negándoles completamente el derecho a gobernar.
Consecuentemente, la antigua asistencia y obediencia se desvanece. El cuarto mecanismo de cambio, la desintegración del sistema de los dictadores, es tan completa que ni siquiera les queda suficiente poder para rendirse. El régimen simplemente cae en pedazos.
Al planear estrategias de liberación, estos cuatro mecanismos deben ser considerados. A veces operan esencialmente por casualidad. Sin embargo, la selección de uno o más de éstos como el mecanismo de cambio seleccionado en un conflicto puede hacer posible la formulación de estrategias específicas que se refuerzan mutuamente. Qué mecanismo (o mecanismos) deben ser escogidos depende de numerosos factores, incluyendo el poder absoluto y relativo de los grupos en la contienda y las actitudes y objetivos del grupo de lucha noviolento.
Efectos democratizantes de la política de desafío
En contraste con los efectos centralizantes de sanciones violentas, el uso de la técnica de la lucha noviolenta contribuye a democratizar a la sociedad política de muchas maneras.
En contraste con los medios militares, esta técnica no le provee a la resistencia una forma de represión que sí está al alcance de la minoría gobernante, esto es: un medio de represión que puede ser usado contra el pueblo para establecer o mantener una dictadura. Los líderes de un movimiento de desafío político pueden ejercer influencia o aplicar presiones sobre sus seguidores, pero no pueden encarcelarlos o ejecutarlos cuando ellos están en desacuerdo o escogen otros líderes.
La lucha noviolenta provee al pueblo con los medios para la resistencia que pueden ser usados para alcanzar y defender sus libertades contra dictadores existentes o futuros. Abajo citamos varios factores democratizantes positivos que pueden resultar de la lucha noviolenta:
· La experiencia en la aplicación de la lucha noviolenta puede darle a la población más confianza en sí misma para desafiar las amenazas y la represión violenta del régimen.
· La lucha noviolenta proporciona los medios para la nocooperación y desafío mediante los cuales el pueblo puede resistir controles no democráticos impuestos sobre ellos por cualquier grupo dictatorial.
· La lucha noviolenta puede ser usada para asegurar el ejercicio de libertades democráticas, como libertad de expresión, libertad de prensa, organizaciones independientes, y la libertad de reunión aún en un ambiente de controles represivos.
· La lucha noviolenta contribuye fuertemente a la sobrevivencia, renacimiento y fortalecimiento de los grupos e instituciones independientes de la sociedad, como habíamos discutido anteriormente. Estos son importantes para la democracia por su capacidad para movilizar el poder de la población e imponer límites sobre el poder de cualquier posible futuro dictador.
· La lucha noviolenta proporciona los medios para que la población ejerza poder contra acciones represivas de carácter policial o militar llevadas a cabo por el gobierno dictatorial.
· La lucha noviolenta proporciona métodos mediante los cuales la población y las instituciones independientes, para propiciar la democracia, pueden restringir o cortar las fuentes de poder de la minoría gobernante, y así amenazar su capacidad para continuar su dominación.
Complejidad de la lucha noviolenta
Como hemos visto basado en esta discusión, la lucha noviolenta es una técnica compleja de acción social, que comprende muchos métodos, un número de mecanismos para el cambio, y requisitos específicos de comportamiento. Para ser efectivo, especialmente contra una dictadura, el desafío político requiere una cuidadosa planeación y preparación. Los posibles participantes tendrán que entender qué se requiere de ellos. Los recursos tienen que estar disponibles. Y los estrategas tienen que analizar la manera más efectiva de aplicar la lucha noviolenta. Ahora vamos a concentrarnos sobre este elemento crucial: la necesidad de la planeación estratégica.
Sexto
La necesidad de planeación estratégica
Las campañas de desafío político contra las dictaduras pueden comenzar de varias maneras. En el pasado estas luchas casi nunca se han planeado y han ocurrido de una manera esencialmente accidental. Las ofensas específicas que en el pasado han iniciado la acción son muy variadas, pero a menudo incluían nuevas brutalidades, la detención o el asesinato de una persona muy estimada, una nueva política u orden represiva, escasez de alimentos, falta de respeto hacia creencias religiosas, o el aniversario de un evento importante. Algunas veces, un acto específico de la dictadura ha encolerizado al pueblo a tal punto que se han lanzado a la acción sin tener idea de cómo podría terminar el levantamiento. En otras ocasiones, un individuo valiente o un pequeño grupo puede haber iniciado la acción que suscitó el apoyo. Otros también pueden reconocer en un agravio específico una semejanza con otros que ellos ya han sufrido y pueden unirse a la lucha. A veces, un llamado específico a la resistencia de un grupo pequeño o un individuo puede ser recibido por una respuesta inesperadamente grande.
Mientras que la espontaneidad tiene sus puntos positivos, a menudo ha tenido desventajas. Frecuentemente, la resistencia democrática no ha anticipado la brutalidad de la dictadura, ha sufrido enormemente, y la resistencia se ha desplomado. A veces la falta de planeación por parte de los demócratas ha dejado decisiones claves al azar, con resultados desastrosos. Aún cuando el sistema opresivo ha sido derribado, la falta de planeación de cómo conducir la transición a un sistema democrático ha contribuido al resurgimiento de una nueva dictadura.
Planeación realista
En el futuro, la acción popular sin previa planeación indiscutiblemente va a jugar un papel importante en alzamientos contra dictaduras. Sin embargo, es ahora posible calcular la manera más efectiva de derrocar una dictadura, evaluar cuándo la situación política y el poder popular están maduros, y seleccionar cómo iniciar una campaña. Se requieren una planeación muy cuidadosa basada en una evaluación realista de la situación y la capacidad del pueblo para seleccionar medios efectivos para alcanzar la libertad bajo estas circunstancias.
Si uno quiere lograr algo, es inteligente planear como hacerlo. Mientras más importante la meta, o más serias las consecuencias del fracaso, más importante es la planeación. La planeación estratégica aumenta la probabilidad de que todos los recursos disponibles van a ser movilizados y empleados con su mayor efectividad. Esto es especialmente cierto para un movimiento democrático que tiene limitados recursos materiales y cuyos partidarios van a estar en peligro es decir, empeñados en derrocar una poderosa dictadura. En contraste, la dictadura normalmente va a tener acceso a vastos recursos materiales, fuerza organizadora, y la habilidad de perpetrar brutalidades.
“Planear una estrategia” aquí significa calcular el curso de acción que hará más probable el ir del presente al futuro deseado. En términos de esta discusión, significa de una dictadura a un futuro sistema democrático. Un plan para alcanzar este objetivo usualmente consistirá en una serie de campañas en fases y otras actividades organizadas diseñadas a fortalecer a la población y sociedad oprimida y a debilitar a la dictadura. Por favor, nótese que el objetivo no es simplemente el destruir a la actual dictadura sino el implementar un sistema democrático. Una gran estrategia que limita su objetivo a simplemente destruir la presente dictadura corre el gran riesgo de producir otro tirano.
Obstáculos a la planeación
Algunos exponentes de la libertad en varios lugares del mundo no aplican toda su capacidad al problema de cómo lograr la liberación. Sólo raramente estos defensores de la libertad reconocen completamente la extrema importancia de la cuidadosa planeación estratégica antes de actuar. Consecuentemente, esto casi nunca se hace.
¿Por qué es que las personas que tienen la visión de llevar la libertad política a sus pueblos tan pocas veces preparan un amplio plan estratégico para alcanzar esa meta? Desafortunadamente, las personas en grupos de oposición democrática frecuentemente no comprenden la necesidad de la planeación estratégica o no están acostumbradas o entrenadas a pensar estratégicamente. Esta es una tarea difícil. Constantemente hostigados por la dictadura, y bajo la presión de responsabilidades inmediatas, los líderes de la resistencia a menudo no tienen la seguridad o el tiempo para desarrollar la habilidad de pensar en términos estratégicos.
En su lugar, el patrón común es simplemente reaccionar a las iniciativas de la dictadura. La oposición entonces está siempre a la defensiva, buscando mantener sus libertades limitadas, o bastiones de libertad, y en las mejores circunstancias retrasando el avance de los controles dictatoriales o causando ciertos problemas a las nuevas políticas del régimen.
Algunos individuos y grupos, desde luego, pueden creer que no es necesario que el movimiento de liberación formule una amplia planeación a largo plazo. En su lugar, pueden ingenuamente pensar que si ellos simplemente apoyan su meta fuerte y firmemente y por un período de tiempo suficiente, de alguna manera alcanzarán sus objetivos. Otros asumen que si ellos simplemente viven de acuerdo a sus principios e ideales al encarar las dificultades, están haciendo todo lo que pueden por implementarlos. Su apoyo de metas humanitarias y lealtad a ideales es admirable, pero son extremadamente inadecuados para poner fin a una dictadura y alcanzar la libertad.
Otros oponentes de la dictadura pueden ingenuamente pensar que si solamente ellos usaran la suficiente violencia, la libertad llegaría. Pero, como indicamos anteriormente, la violencia no garantiza el éxito. En vez de liberación, puede llevar a la derrota, la tragedia masiva, o ambas. En la mayoría de las situaciones la dictadura está mejor equipada para la lucha violenta y las realidades militares y en pocas ocasiones, si es que existe alguna, favorecen a los demócratas.
Hay también activistas que basan sus acciones en lo que ellos “sienten” que deben hacer. Estas técnicas, sin embargo, no sólo son egocéntricas, sino que no ofrecen una guía para desarrollar un gran plan de liberación.
La acción basada en una “idea brillante” que alguien ha tenido es también limitada. Lo que se necesita es la acción basada en un cuidadoso cálculo del “próximo paso” requerido para derrocar la dictadura. Sin análisis estratégico, los líderes de la resistencia frecuentemente no van a saber cuál debe ser el “próximo paso”, ya que no han pensado cuidadosamente sobre los pasos sucesivos específicos requeridos para alcanzar la victoria. La creatividad e ideas brillantes son muy importantes, pero tienen que ser utilizadas para avanzar la situación estratégica de las fuerzas democráticas.
Agudamente conscientes de la multitud de acciones que pueden tomarse contra una dictadura y sin poder determinar dónde empezar, algunos aconsejan: “Hagan todo simultáneamente.” Eso puede ayudar, pero, desde luego, es imposible, especialmente para movimientos relativamente débiles. Es más, esta técnica no provee guía de cuándo comenzar, dónde concentrar sus esfuerzos, y cómo usar recursos frecuentemente limitados.
Otras personas y grupos pueden ver la necesidad para alguna planeación, pero son solamente capaces de pensar a corto plazo, o en una base táctica. No se dan cuenta que la planeación a largo plazo es necesaria o posible. Pueden a veces no poder pensar y analizar en términos estratégicos, dejándose distraer repetidamente por asuntos relativamente pequeños, frecuentemente reaccionando a las acciones de los oponentes en vez de tomar la iniciativa para la resistencia democrática. Al dedicar tanta energía a actividades a corto plazo, estos líderes a menudo no exploran cursos de acción alternos que podrían guiarlos a esfuerzos globales que los acerquen constantemente a la meta.
Es también posible que algunos movimientos democráticos no planeen una estrategia
amplia para derrocar la dictadura, sino que se concentren solamente en asuntos inmediatos, por otra buena razón. En su fuero interno, ellos no creen realmente que la dictadura puede ser derrocada por sus propios esfuerzos. Consecuentemente, el planear cómo hacerlo es considerado una romántica pérdida de tiempo o un ejercicio fútil. Individuos que luchan por la libertad contra una dictadura brutal establecida son frecuentemente confrontados por un poder militar y policial de tal inmensidad que parece que los dictadores pueden lograr lo que quieran. Sin esperanza real, estas personas, sin embargo, van a desafiar a los dictadores por razones de integridad y quizá de historia. Aunque nunca lo admitirán, y quizá conscientemente nunca lo reconocerán, sus acciones les parecen a ellos mismos sin esperanza. Por lo tanto, para ellos, la planeación estratégica a largo plazo no tiene mérito.
El resultado de la falta de planeación estratégica es a menudo drástico: la fuerza del individuo se disipa, las acciones son inefectivas, la energía se gasta en asuntos menores, las ventajas no se aprovechan, y los sacrificios son en vana. Si los demócratas no planean estratégicamente, probablemente van a fracasar en la obtención de sus objetivos. Una mal planeada y extraña mezcla de actividades no va a hacer avanzar un esfuerzo de resistencia de gran envergadura. Por el contrario, es probable que le permita a la dictadura aumentar sus controles y su poder.
Desafortunadamente, porque los planes amplios para la liberación no son frecuentes, si es que alguna vez son desarrollados, las dictaduras parecen mucho más duraderas que en realidad lo son. Ellas sobreviven por más años o décadas de los que debía ser.
Cuatro términos importantes en la planeación estratégica
Para ayudarnos a planear estratégicamente, es importante tener una idea clara del significado de cuatro términos básicos.
La gran estrategia es el concepto que sirve para coordinar y dirigir el uso de todos los recursos apropiados y disponibles (económicos, humanos, morales, políticos, de organización, etc.) de un grupo que busca alcanzar sus objetivos en un conflicto.
La gran estrategia, al enfocar su atención principal en los objetivos y recursos del grupo hace el conflicto, determina la técnica de acción más apropiada (como la guerra militar convencional o la lucha noviolenta) a ser empleada en el conflicto. Al planear la gran estrategia, los líderes de la resistencia tienen que evaluar y planear qué presiones e influencias hay que ejercer sobre los oponentes. Además, la gran estrategia debe incluir decisiones sobre las condiciones apropiadas y el momento oportuno bajo los cuales la campaña inicial de resistencia y las siguientes campañas van a ser lanzadas.
La gran estrategia formula la estructura básica para la selección de las estrategias más limitadas para llevar a cabo la lucha. La gran estrategia también determina la asignación de las tareas generales a grupos particulares y la distribución a estos grupos de recursos para la lucha.
Estrategia es el concebir la mejor manera de obtener objetivos específicos en un conflicto, operando dentro del marco de la gran estrategia. La estrategia concierne la decisión de actuar o no, y cuándo, y cómo luchar, así también como lograr la máxima efectividad en la lucha para obtener ciertos fines. Una estrategia ha sido comparada con el concepto del artista, mientras que un plan estratégico ha sido comparado con los planos de un arquitecto. (12)
La estrategia también puede incluir esfuerzos para desarrollar una posición estratégica tan ventajosa que le haga ver a la oposición que el conflicto los va a llevar a un inevitable fracaso, y que, por lo tanto, deben capitular sin ofrecer una lucha abierta. O si no, la situación estratégica superior garantizará la victoria de la resistencia. La estrategia también indica cómo actuar para hacer un buen uso de los éxitos obtenidos.
Aplicado al curso de la lucha, el plan estratégico es la idea básica de cómo desarrollar campañas y cómo integrar los distintos componentes para obtener la manera más ventajosa de alcanzar los objetivos. Esto involucra un hábil uso de los grupos específicos de acción en las operaciones más pequeñas. El planear una estrategia inteligente tiene que tomar en consideración los requisitos para el éxito operativo de la técnica de lucha seleccionada. Técnicas diferentes van a tener requisitos diferentes. Desde luego, sólo llenar “los requisitos” no es suficiente para asegurar el éxito; factores adicionales pueden ser necesarios.
Al diseñar estrategias, los demócratas tienen que definir claramente sus objetivos y determinar cómo van a medir la efectividad de los esfuerzos para lograrlos. Esta definición y análisis permiten al estratega identificar los requisitos precisos para obtener cada objetivo seleccionado. Esta necesidad de claridad y definición se aplica por igual a la planeación táctica.
Tácticas y métodos de acción son usados para implementar la estrategia. Las tácticas se refieren al uso hábil de las fuerzas asequibles para obtener la mayor ventaja posible en una situación limitada. Una táctica es una acción limitada, empleada para obtener un objetivo restringido. La selección de tácticas es regida por la idea de como mejor utilizar en una fase limitada del conflicto, los medios de lucha asequibles para implementar la estrategia. Para ser más efectivo, las tácticas y métodos deben ser escogidos y aplicados teniendo en cuenta, constantemente, el logro de los objetivos estratégicos. Las ganancias tácticas que no refuercen la obtención de los objetivos estratégicos pueden resultar en la pérdida de energía.
Una táctica se concentra en un curso de acción limitado que encaja dentro de la amplia estrategia, así como una estrategia encaja dentro de la gran estrategia. Las tácticas siempre se conciernen con la lucha, mientras que la estrategia incluye consideraciones más amplias. Una táctica específica pude ser entendida como parte de la estrategia global de una batalla o una campaña. Las tácticas son aplicadas por períodos de tiempo más cortos que las estrategias, o en áreas más pequeñas (geográficas, institucionales, etc.), o por un número más limitado de personas, o para objetivos más limitados. En una acción noviolenta la distinción entre un objetivo táctico y un objetivo estratégico puede ser en parte determinado por la mayor o menor importancia del objetivo de la acción.
Las tácticas ofensivas son seleccionadas para apoyar el logro de los objetivos estratégicos. Acciones tácticas son los instrumentos utilizados por los estrategas para crear las condiciones favorables para lanzar los ataques decisivos contra el oponente. Es muy importante, por lo tanto, que aquéllos responsables por la planeación y ejecución de operaciones tácticas tengan la habilidad para evaluar la situación y seleccionar los métodos más apropiados. Aquéllos que van a participar tienen que ser entrenados en el uso de la técnica y métodos específicos seleccionados.
Método se refiere a las armas específicas o a los medios de acción. Dentro de la técnica de la lucha noviolenta, estos incluyen docenas de formas específicas de acción (como los muchos tipos de huelgas, boicots, nocooperación política y otros) citados en el Quinto Capítulo. (Por favor, refiérase también al Apéndice).
El desarrollo de un plan estratégico responsable y efectivo para la lucha noviolenta depende de la formulación cuidadosa y de la gran estrategia, las estrategias, tácticas, y métodos seleccionados.
La lección principal de esta discusión es que el uso calculado del intelecto es requerido en la cuidadosa planeación estratégica para la liberación de una dictadura. La negligencia de no planear inteligentemente puede contribuir a desastres, mientras que el uso efectivo de la capacidad intelectual puede marcar un curso estratégico que utilice sensatamente los recursos disponibles para avanzar a la sociedad hacia la meta de libertad y democracia.
Séptimo
Planeando la estrategia
Para aumentar la posibilidad de éxito, los líderes de la resistencia necesitarán formular un plan de acción amplio que sea capaz de fortalecer al pueblo que sufre, debilitar y finalmente destruir la dictadura, y construir una democracia duradera. Para formular este plan de acción es necesario hacer una evaluación cuidadosa de la situación y de las opciones para una acción efectiva. Basado en este cuidadoso análisis, se debe formular una gran estrategia y las campañas estratégicas específicas para lograr la libertad. Aunque relacionados, el desarrollo de una gran estrategia y las campañas estratégicas son dos procesos separados. Sólo después que una gran estrategia se ha formulado se pueden formular las campañas estratégicas específicas. Las campañas estratégicas específicas tienen que ser diseñadas para lograr y reforzar los objetivos de la gran estrategia.
El desarrollo de la estrategia de resistencia requiere tomar en consideración muchas preguntas y funciones. Aquí vamos a identificar algunos de los factores importantes que tendrán que ser considerados, al nivel de gran estrategia y al nivel de campaña estratégica. Toda planeación estratégica, sin embrago, requiere que los planificadores de la resistencia tengan un profundo entendimiento del conflicto global, incluyendo atención a factores físicos, históricos, gubernamentales, militares, culturales, sociales, políticos, psicológicos, económicos e internacionales. Las estrategias sólo pueden ser formuladas en el contexto de una lucha específica y sus antecedentes.
De importancia primaria, los líderes democráticos y planificadores estratégicos tienen que evaluar los objetivos y la importancia de la causa. ¿Justifican los objetivos una lucha mayor, y por qué? Es crítico determinar el objetivo real de la lucha. Hemos argumentado aquí que el derrocamiento de una dictadura o el remover al dictador actual no es suficiente. El objetivo en estos conflictos tiene que ser el establecimiento de una sociedad libre con un sistema de gobierno democrático. La claridad sobre este punto va a influir sobre la formulación de la gran estrategia y las resultantes campañas estratégicas.
En particular, los estrategas van a tener que contestar muchas preguntas fundamentales, como éstas:
· ¿Cuáles son los mayores obstáculos para obtener la libertad?
· ¿Cuáles son los factores que facilitan el obtener la libertad?
· ¿Cuáles son los principales puntos fuertes de la dictadura?
· ¿Cuáles son los varios puntos débiles de la dictadura?
· ¿Hasta qué punto son las fuentes de poder de la dictadura vulnerables?
· ¿Cuáles son los puntos fuertes de las fuerzas democráticas y de la población en general?
· ¿Cuáles son los puntos débiles de las fuerzas democráticas y de la población en general y cómo pueden ser corregidos?
· ¿Cuál es la situación de terceras personas, no directamente involucradas en el conflicto, que ya ayudan o pueden ayudar, a la dictadura o al movimiento democrático, y si ese es el caso, de qué forma?
Selección de medios
Al nivel de la gran estrategia, los planificadores tendrán que seleccionar los medios principales de lucha que van a ser empleados en el futuro conflicto. Los méritos y limitaciones de muchas técnicas de lucha posibles tendrán que ser evaluados, como la guerra militar convencional, la guerra de guerrillas, el desafío político, y otras.
Al hacer la selección, los estrategas tendrán que considerar preguntas como: ¿Está el método de lucha escogido al alcance de la capacidad de los demócratas? ¿Utiliza la técnica escogida los puntos fuertes de la población dominada? ¿Apunta la técnica hacia los puntos débiles de la dictadura, o pega en los puntos más fuertes? ¿Ayudan estos medios a dar más autosuficiencia a los demócratas o los llevan a tener que depender de terceros o de grupos externos? ¿Cuál ha sido la experiencia en el derrocamiento de dictaduras de los medios escogidos? ¿Aumentan o limitan la pérdida de vida y heridos y la destrucción que pueden ocurrir en el futuro conflicto? ¿Asumiendo el éxito en el derrocamiento de la dictadura, qué efecto tendrán estos medios sobre el tipo de gobierno que surgirá de la lucha? Los tipos de acción que se determinen ser contraproductivos tendrán que ser excluidos de la gran estrategia.
En capítulos anteriores hemos argumentado que el desafío político ofrece ventajas significativas en comparación a otras técnicas de lucha. Los estrategas necesitarán examinar la situación específica del conflicto y determinar si el desafío político provee respuestas afirmativas a las preguntas anteriores.
Planeando para la democracia
Debe recordarse que el objetivo de la gran estrategia contra una dictadura no es simplemente derrocar al dictador, sino de instalar un sistema democrático y hacer imposible el surgimiento de una nueva dictadura. Para lograr estos objetivos, los métodos de lucha seleccionados tienen que contribuir a un cambio en la distribución efectiva del poder en la sociedad. Bajo la dictadura el pueblo y las instituciones civiles de la sociedad han sido muy débiles, y el gobierno demasiado fuerte. Sin un cambio en este desbalance, los nuevos gobernantes pueden, si quieren, ser tan dictatoriales como los anteriores. “Una revolución de palacio” o un golpe de estado, por lo tanto, no son bienvenidos.
El desafío político contribuye a una distribución más equitativa del poder efectivo a través de la movilización de la sociedad contra la dictadura, como discutimos en el Quinto Capítulo. Este proceso ocurre de muchas maneras. El desarrollo de la capacidad para la lucha noviolenta significa que la capacidad de la dictadura para la represión violenta ya no produce tan fácilmente la intimidación y sumisión del pueblo. El pueblo tendrá a su disposición medios poderosos para contrarrestar y a veces bloquear el ejercicio del poder del dictador. Es más, la movilización del poder popular a través del desafío político fortalecerá las instituciones independientes de la sociedad. La experiencia de haber ejercido poder efectivo una vez no se olvida rápidamente. El conocimiento y habilidad ganados en la lucha harán a la población menos susceptible a ser fácilmente dominada por posibles dictadores. Este cambio en las relaciones del poder va al final a facilitar el establecimiento de una duradera sociedad democrática.
Asistencia externa
Como parte de la preparación de una gran estrategia, es necesario evaluar cuáles van a ser los papeles relativos de la resistencia interna y las presiones externas para desintegrar la dictadura. En este análisis hemos argumentado que la principal fuerza de la lucha tiene que ser llevada a cabo desde dentro del país. Hasta qué grado la asistencia internacional va a materializarse, si es que se materializa, estará estimulado por la lucha interna.
Como un modesto suplemento, se pueden hacer esfuerzos para movilizar la opinión pública mundial contra la dictadura, en bases humanitarias, morales y religiosas. Se pueden llevar a cabo esfuerzos para obtener sanciones diplomáticas, políticas y económicas contra la dictadura por parte de gobiernos y organizaciones internacionales.
Estas pueden tomar la forma de embargos económicos o de armas militares; reducción en el nivel de reconocimiento diplomático o la ruptura de relaciones diplomáticas; la prohibición de ayuda económica y de inversiones en el país dictatorial; y la expulsión del gobierno dictatorial de varias organizaciones internacionales y de las Naciones Unidas. Además, la asistencia internacional, como el apoyo financiero y de medios de comunicación, puede también ser suministrada directamente a las fuerzas democráticas.
Formulando la gran estrategia
Después de efectuar una evaluación de la situación, la selección de los medios, y una determinación del papel de la asistencia externa, los planeadores de la gran estrategia tendrán que trazar a grandes rasgos la mejor manera de conducir el conflicto. Este plan global abarcaría del presente a la futura liberación y el establecimiento de un sistema democrático. Al formular la gran estrategia, estos planificadores tendrán que preguntarse una variedad de preguntas. Las siguientes preguntas plantean (de una manera más específica que antes) los tipos de consideraciones necesarias para formular una gran estrategia para una lucha de desafío político:
¿Cuál es el más amplio concepto de cómo la dictadura va a ser terminada y la democracia establecida?
¿Cuál es la mejor forma de comenzar la lucha a largo plazo? ¿Cómo puede la población oprimida aunar suficiente confianza en sí misma y fuerza para desafiar a la dictadura, aunque al principio de una manera limitada? ¿Cómo se puede aumentar con el tiempo y la adquisición de más experiencia la capacidad del pueblo para aplicar la nocooperación y el desafío? ¿Cuáles serían los objetivos de una serie de campañas limitadas para recobrar el control democrático sobre la sociedad y limitar la dictadura?
¿Hay instituciones independientes que han sobrevivido la dictadura que se pueden usar en la lucha para establecer la libertad? ¿Qué instituciones de la sociedad pueden ser recuperadas del control del dictador, o qué instituciones tienen que ser creadas por los demócratas para satisfacer esas necesidades y establecer esferas de democracia mientras la dictadura no haya sido derrocada aún?
¿Cómo se puede desarrollar la capacidad de organización de la resistencia? ¿Cómo pueden ser entrenados los participantes? ¿Qué recursos (financieros, equipos, etc.) serán requeridos a través de la lucha? ¿Qué tipos de simbolismos pueden ser los más efectivos para movilizar la población?
¿Qué tipos de acción y en qué etapas deberán ser incrementalmente debilitadas y cortadas las fuentes de poder de los dictadores? ¿Cómo puede la población en resistencia simultáneamente persistir en su desafío y también mantener la necesaria disciplina noviolenta? ¿Cómo puede la sociedad continuar cubriendo sus necesidades básicas durante el curso de la lucha? ¿Cómo puede mantenerse el orden social en el medio del conflicto? Cuando la victoria se aproxima, ¿cómo puede la resistencia democrática continuar edificando la base institucional de la sociedad después de la dictadura para facilitar la transición?
Hay que recordar que no existe un plan único que pueda ser creado para planear la estrategia para todos los movimientos de liberación contra las dictaduras. Cada lucha para derrocar una dictadura y establecer un sistema democrático va a ser diferente. No hay dos situaciones que sean exactamente iguales, cada dictadura va a tener algunas características individuales, y las capacidades de los pueblos que buscan la libertad variarán. Los planificadores de la gran estrategia para una lucha de desafío político requerirán un profundo entendimiento no sólo de la situación específica de su conflicto, pero también de los métodos de lucha seleccionados. (13)
Cuando la gran estrategia de lucha ha sido cuidadosamente planeada hay razones poderosas para divulgarla ampliamente. El gran número de personas cuya participación es necesaria estarían más dispuestos y capaces de actuar si entendieran el concepto general y también las instrucciones específicas. Este conocimiento puede potencialmente tener un efecto muy positivo sobre su moral y su deseo de participar y actuar apropiadamente. De todas formas, el dictador llegará a conocer el bosquejo global de la gran estrategia; este conocimiento puede potencialmente llevarlo a reducir la brutalidad de la represión, sabiendo que ésta podría tener repercusiones políticas en su contra. El conocimiento de las características de la gran estrategia también podría potencialmente contribuir a la disensión y defecciones en el grupo del dictador.
Una vez que un plan de gran estrategia para derrocar a una dictadura y establecer un sistema democrático haya sido adoptado, será importante para los grupos democráticos persistir en su aplicación. Sólo en muy pocas circunstancias debe apartarse la lucha de la gran estrategia inicial. Cuando hay evidencia abundante que la gran estrategia escogida no fue concebida con acierto o que las circunstancias de la lucha han cambiado fundamentalmente, los planificadores pueden tener que alterar la gran estrategia. Aún así, esto debe hacerse solamente después de una reevaluación y del desarrollo y adopción de un nuevo plan de gran estrategia más adecuado.
Planeando estrategias para la campaña
Por inteligente o prometedora que sea la gran estrategia para poner fin a la dictadura e instituir la democracia, una gran estrategia no se implementa por sí misma. Estrategias específicas tendrán que ser desarrolladas para guiar las campañas mayores para socavar el poder de los dictadores. Estas estrategias, a su vez, incorporarán y guiarán a un número de encuentros tácticos destinados a pegar golpes decisivos contra el régimen dictatorial. Las tácticas y los métodos de acción específicos tienen que ser escogidos cuidadosamente para que contribuyan a lograr las metas de cada estrategia en particular. La discusión aquí se concentra exclusivamente en el nivel de la estrategia.
Los estrategas que planean las campañas mayores van, como aquéllos que planearon la gran estrategia, a requerir un completo entendimiento de la naturaleza y maneras operativas de la técnica de lucha que han escogido. Así como los oficiales militares tienen que entender las estructuras de fuerza, tácticas, logística, municiones, los efectos de la geografía, y otros para planear la estrategia militar, los que planean el desafío político tienen que entender la naturaleza y principios estratégicos de la lucha noviolenta. Aún así, sin embargo, el conocimiento de la lucha noviolenta, la atención a las recomendaciones en este ensayo, y las respuestas a las preguntas aquí formuladas no van de por sí solas a producir estrategias. La formulación de estrategias para la lucha todavía requiere una creatividad bien informada.
Al planear las estrategias para las campañas de resistencia selectivas y para el desarrollo a largo plaza de la lucha de liberación, los estrategas del desafío político tienen la necesidad de considerar varios asuntos y problemas, incluyendo los siguientes:
· Determinar los objetivos específicos de la campaña y sus contribuciones para implementar la gran estrategia.
· Considerar los métodos específicos o armas políticas que pueden ser mejor usados para implementar las estrategias seleccionadas. Dentro del plan global para una campaña estratégica específica será necesario determinar qué planes tácticos más pequeños y qué métodos específicos de acción deben ser usados para ejercer presiones y restricciones contra las fuentes del poder de la dictadura. Debe ser recordado que el logro de objetivos mayores vendrá como resultado de la cuidadosa selección e implementación de pasos específicos más pequeños.
· Determinar si se debe, o cómo se debe, relacionar asuntos económicos al plan global, que es, esencialmente, una lucha política. Si los asuntos económicos van a jugar un papel prominente en la lucha, hay que estar seguro que los problemas económicos podrán ser remediados después que la dictadura sea terminada. De otra forma, la desilusión y disensión pueden ocurrir si una solución rápida no surge durante el período de transición a una sociedad democrática. Esta desilusión puede facilitar el surgimiento de fuerzas dictatoriales que prometan un fin a los problemas económicos.
· Determinar con anticipación qué tipo de estructura para el liderazgo y qué sistema de comunicaciones será mejor para iniciar la lucha de resistencia. Determinar qué medios para tomar decisiones y de comunicación van a ser posibles durante el curso de la lucha para ofrecer dirección continua a la resistencia y a la población en general.
· Comunicar noticias sobre la resistencia a la población en general, a las fuerzas de la dictadura, y a la prensa internacional. Las noticias y afirmaciones siempre tienen que ser estrictamente ciertas. Las exageraciones y afirmaciones infundadas pueden socavar la credibilidad de la resistencia.
· Planes para actividades sociales, educacionales, económicas y políticas autosuficientes para satisfacer las necesidades del propio pueblo durante el conflicto. Estos proyectos pueden ser conducidos por personas que no están directamente envueltas en las actividades de resistencia.
· Determinar qué tipo de asistencia externa es deseable para apoyar la campaña específica o la lucha de liberación global. ¿Cómo puede la ayuda externa ser mejor movilizada y usada sin hacer que la lucha interna dependa de factores externos inciertos? Hay que considerar cuáles son los grupos externos que tienen más probabilidad de ayudar más apropiadamente, como organizaciones no gubernamentales (movimientos sociales, grupos religiosos o políticos, sindicatos, etc.) gobiernos, y/o las Naciones Unidas y sus varios organismos.
También, los planificadores de la resistencia tienen que tomar medidas para preservar el orden y satisfacer las necesidades sociales de sus miembros durante la resistencia masiva contra los controles del dictador. Esto no sólo creará estructuras democráticas independientes alternas y satisfará necesidades genuinas, sino que también reducirá la credibilidad de cualquier afirmación que una brutal represión es necesaria para controlar el desorden y una situación donde no impera la ley.
Divulgando la idea de la nocooperación
Para un exitoso desafío político contra una dictadura, es esencial que la población entienda la idea de nocooperación. Como fue ilustrado en la fábula del “Amo de los Monos”(ver Tercer Capítulo), la idea básica es simple: si un número suficiente de subordinados se niega a continuar su cooperación por un período suficiente de tiempo, a pesar de la represión, el sistema opresivo se debilitará y finalmente se derrumbará.
Los pueblos que viven bajo dictaduras pueden ya estar familiarizados con este concepto proveniente de una variedad de fuentes. Aún así, las fuerzas democráticas deben deliberadamente divulgar y hacer popular la idea de nocooperación. La fábula del “Amo de los Monos”, o una similar, puede ser divulgada a través de la sociedad. Una historia como ésta puede ser fácilmente entendida. Una vez que el concepto de la nocooperación es entendido, el pueblo podrá entender la importancia de futuros llamados a practicar la nocooperación en contra de la dictadura. También podrán improvisar una miríada de formas específicas de nocooperación en situaciones nuevas.
A pesar de la dificultades y peligros en los esfuerzos por comunicar ideas, noticias e instrucciones para la resistencia cuando se vive bajo una dictadura, los demócratas han probado frecuentemente que esto es posible. Aún bajo gobiernos nazi y comunistas, era posible para la resistencia comunicarse no sólo con otros individuos sino aún con grandes audiencias públicas a través de periódicos ilegales, panfletos, libros y en años posteriores con audio y vídeo cassettes.
Con la ventaja de que la planeación estratégica se ha efectuado por adelantado, la dirección general para la resistencia puede ser preparada y divulgada. Esta incluye los asuntos y circunstancias bajo los cuales la población debe protestar y retirar su cooperación, y cómo esto podría hacerse. Entonces, aún si la comunicación del liderazgo democrático es cortado, y las instrucciones específicas no han sido emitidas o recibidas, el pueblo sabrá cómo actuar en relación a asuntos importantes. Esta dirección también daría una medida para identificar falsas “instrucciones de la resistencia” emitidas por la policía política con el fin de instigar a acciones que desacrediten el movimiento.
Represión y contramedidas
Los planificadores de la estrategia tienen que evaluar las probables respuestas y represión, especialmente el grado de represión, de la dictadura en respuesta a la resistencia democrática. Será necesario determinar cómo apoyar, contra-actuar, o evitar este posible aumento en la represión sin someterse. Tácticamente, para ocasiones específicas, es apropiado advertir al pueblo y a la resistencia sobre un posible aumento en la represión para que conozcan los riesgos de la participación. Si la represión puede ser seria, se deben hacer preparativos para dar asistencia médica a los heridos.
Anticipando la represión, los estrategas deben considerar por adelantado el uso de tácticas y métodos que contribuyan al logro de las metas específicas de una campaña o de la liberación, pero que también hagan menos probable o posible una represión brutal. Por ejemplo, manifestaciones callejeras y paradas en contra de dictaduras extremas pueden ser dramáticas, pero también pueden arriesgar la vida de miles de manifestantes. El alto costo a los manifestantes, sin embargo, puede no aplicar más presión sobre la dictadura de la que aplicaría que todo el mundo se quedara en su casa, una huelga, o actos masivos de nocooperación por parte de empleados del gobierno.
Si se han propuesto para un fin estratégico actos de provocación de la resistencia que tienen el riesgo de altas bajas, entonces uno debe considerar muy cuidadosamente los costos y posibles ganancias de esta propuesta. ¿Van el pueblo y la resistencia a comportarse de una manera disciplinada y noviolenta durante el curso de la lucha? ¿Pueden resistir las provocaciones a la violencia? Los planificadores tienen que considerar qué medidas pueden ser tomadas para mantener la disciplina noviolenta y mantener la resistencia a pesar de las brutalidades. ¿Pueden medidas como promesas, declaraciones sobre políticas, panfletos de disciplina, personas que guardan el orden en las manifestaciones, y boicots contra personas y grupos pro-violentos ser posibles y efectivas? Los líderes deben estar siempre alertas a la presencia de agentes provocadores cuya misión será el incitar a los manifestantes a la violencia.
Adhiriéndose al plan estratégico
Una vez que un sólido plan estratégico se ha establecido, las fuerzas democráticas no deben ser distraídas por jugadas menores de los dictadores que los pueden tentar a desviarse de la gran estrategia y de la estrategia para una campaña específica, causándoles el concentrar actividades mayores en asuntos de poca importancia. Tampoco deben las emociones del momento, quizá en respuesta a nuevas brutalidades de la dictadura, desviar a la resistencia democrática de su gran estrategia o campaña estratégica. Las brutalidades pueden haber sido perpetradas precisamente para provocar a las fuerzas democráticas a abandonar sus planes bien fundados y hasta a cometer actos de violencia que sólo ayudarán al dictador a derrotarlos con mayor facilidad.
Siempre y cuando el análisis básico se considere bueno, la función de las fuerzas por la democracia es seguir adelante, fase por fase. Desde luego, cambios en tácticas y de objetivos intermediarios van a ocurrir y los buenos líderes siempre estarán listos para explotar oportunidades que se presenten. Estos ajustes no deben confundirse con los objetivos de la gran estrategia o los objetivos de la campaña específica. Una cuidadosa implementación de la gran estrategia escogida y de las estrategias para campañas específicas va a contribuir grandemente al éxito.
Octavo
Aplicando el desafío político
En situaciones en las cuales el pueblo se siente sin poder y asustado, es importante que las medidas iniciales a ser ejecutadas sean de bajo riesgo y que fomenten confianza. Estos tipos de acciones, tales como usar la ropa de una manera poco usual, pueden señalar públicamente a un grupo que tiene opiniones opuestas y dar una oportunidad al público a participar significativamente en actos de desacuerdo. En otros casos un asunto no político de relativa poca importancia (en la superficie), como es conseguir el suministro de agua, puede hacerse el foco para el grupo de acción. Los estrategas deben seleccionar un asunto cuyos méritos sean ampliamente reconocidos y difíciles de rechazar. El éxito de estas campañas limitadas no solamente solucionará problemas específicos, sino que también convencerá a la población que en verdad tienen potencial para el poder.
La mayoría de los estrategas de campañas en la lucha a largo plazo no deben dirigirse al inmediato y completo derrocamiento de la dictadura, sino a ganar objetivos limitados. Tampoco deben todas las campañas requerir la participación de todos los sectores de la población.
Al contemplar una serie de campañas específicas para implementar la gran estrategia, los estrategas del desafío tienen que considerar cómo las campañas al principio, en el medio y durante la proximidad a la conclusión de la lucha a largo plazo serán distintas.
Resistencia selectiva
En las fases iniciales de la lucha, pueden ser muy útiles campañas separadas con diferentes objetivos específicos. Estas campañas selectivas pueden ser en sucesión. Ocasionalmente, dos o tres pueden ocurrir simultáneamente.
Al planear una estrategia para la “resistencia selectiva” es necesario identificar y limitar los asuntos específicos o quejas que en general simbolizan la opresión de la dictadura. Tales asuntos pueden ser los blancos apropiados para conducir campañas para lograr objetivos estratégicos intermediarios dentro de la gran estrategia.
Estos objetivos estratégicos intermedios tienen que ser asequibles mediante la capacidad, actual o proyectada, de poder de las fuerzas democráticas. Esto ayuda a asegurar una serie de victorias, que favorecen la moral, y también contribuyen a ventajosos cambios incrementales en las relaciones del poder para la lucha a largo plazo.
Las estrategias de resistencia selectivas deben concentrarse principalmente en asuntos específicos, sociales, económicos o políticos. Estos pueden ser seleccionados para mantener alguna parte del sistema social y político fuera del control del dictador, para recuperar el control de alguna parte controlada por el dictador, o negarle a la dictadura un objetivo específico. Si es posible, la campaña de resistencia selectiva debe también pegarle a uno o más puntos débiles de la dictadura, como ya hemos discutido. Así, los demócratas pueden tener el mayor impacto posible con la capacidad de poder disponible.
Desde muy temprano los estrategas tienen que planear por lo menos la estrategia para la primera campaña. ¿Cuáles serán los objetivos limitados? ¿Cómo va a ayudar a llevar a cabo la gran estrategia escogida? Si es posible, es inteligente formular por lo menos el bosquejo general de estrategias para una segunda y posiblemente una tercera campaña. Todas estas estrategias tienen que implementar la gran estrategia y operar dentro de sus normas generales.
Reto simbólico
Al principio de una nueva campaña para socavar la dictadura, el campo de las primeras acciones específicamente políticas puede ser limitado. Estas campañas deben ser diseñadas en parte para probar e influenciar el sentir del pueblo y para prepararlo a continuar la lucha a través de la nocooperación y el desafío político.
La acción inicial probablemente tomará la forma de protesta simbólica o puede ser un acto simbólico de nocooperación limitada o temporal. Si el número de personas que quieren actuar es pequeño, entonces un acto inicial puede ser, por ejemplo, colocar flores en un lugar de importancia simbólica. Por el contrario, si el número dispuesto a actuar es muy grande, entonces un paro de cinco minutos a las actividades o varios minutos de silencio pueden ser utilizados. En otras situaciones, unos pocos individuos pueden comenzar una huelga de hambre, una vigilia en un lugar de importancia simbólica, un breve boicot a clases por parte de estudiantes o sentarse temporalmente en una oficina importante. Bajo una dictadura, estas acciones más agresivas probablemente encontrarán una dura represión.
Ciertos actos simbólicos, como la ocupación física delante del palacio del dictador o del cuartel de la policía política, pueden tener gran riesgo y por lo tanto no son aconsejables para iniciar la campaña.
Los actos iniciales de protesta simbólica a veces han logrado una gran atención nacional e internacional como las manifestaciones masivas de calle en Birmania en 1988 o la ocupación por los estudiantes y huelga de hambre en la Plaza de Tiananman en Beijing en 1989. El alto número de bajas de los manifestantes en ambos casos señala el gran cuidado que los estrategas tienen que tener cuando planean sus campañas. A pesar de su tremendo impacto moral y psicológico, estas acciones por sí solas probablemente no derrocarán a la dictadura, ya que quedan como mayormente simbólicas y no alteran la posición de poder del dictador.
Al comienzo de la lucha, usualmente no es posible cortarle el suministro de las fuentes de poder a los dictadores completa y rápidamente. Eso requeriría que virtualmente la población entera y casi todas las instituciones de la sociedad que habían sido anteriormente mayormente sumisas, rechazaran completamente al régimen y de pronto lo desafiaran con una nocooperación masiva y fuerte. Eso no ha ocurrido aún y sería muy difícil de lograr. En la mayoría de los casos, por lo tanto, una campaña rápida de completa nocooperación y desafío no es una estrategia realista en las primeras campañas contra la dictadura.
Diseminando la responsabilidad
Durante una campaña de resistencia selectiva el peso de la lucha es usualmente llevado a cabo por un tiempo por uno o más sectores de la población. En campañas posteriores con un objetivo diferente, el peso de la lucha cambiará a otros grupos de la población. Por ejemplo, los estudiantes pueden efectuar huelgas sobre asuntos educacionales, los líderes religiosos y creyentes pueden concentrarse en la libertad de culto, los obreros ferroviarios pueden obedecer muy meticulosamente las reglas de seguridad y así retrasar el sistema de transporte, los periodistas pueden desafiar la censura publicando periódicos con espacios en blanco en los cuales los artículos prohibidos hubieran aparecido, y la policía puede repetidamente no encontrar y no arrestar a miembros de la oposición democrática que son buscados. El estructurar las campañas de resistencia en fases por asuntos y grupos de la población les permitirá a algunos segmentos de la población descansar mientras que la resistencia continúe.
Una resistencia selectiva es especialmente importante para defender la existencia y autonomía de grupos e instituciones sociales, económicos y políticos, fuera del control de la dictadura, que fueron brevemente discutidas anteriormente. Estos centros de poder dan las bases institucionales de las cuales la población puede ejercer presión o puede resistir los controles dictatoriales. En la lucha, van a ser probablemente los primeros puntos que la dictadura va a atacar.
Apuntando al poder de los dictadores
A medida que la lucha a largo plazo se desarrolla más allá de las estrategias iniciales y hacia fases más ambiciosas y avanzadas, los estrategas tendrán que calcular cómo las fuentes de poder del dictador pueden ser aún mas restringidas. El objetivo sería usar la nocooperación popular para crear una nueva situación estratégica más ventajosa para las fuerzas democráticas.
A medida que las fuerzas de la resistencia democrática ganan fuerza, los estrategas planearían una nocooperación y desafío más ambiciosos para cortar las fuentes de poder de la dictadura, con el objetivo de producir una creciente parálisis política y al final desintegrar la misma dictadura.
Será necesario planear cuidadosamente cómo las fuerzas democráticas pueden debilitar el apoyo que individuos y grupos le han ofrecido a la dictadura en el pasado. ¿Va a ser este apoyo debilitado por la revelación de las brutalidades perpetradas por el régimen, por exponer las desastrosas consecuencias económicas de las políticas de la dictadura, o por un mejor entendimiento de cómo se le puede poner fin a la dictadura? Los que apoyan al dictador deben ser inducidos a por lo menos convertirse en “neutrales” en sus actividades (a que se sienten en la cerca) o preferiblemente a convertirse en partidarios activos del movimiento por la democracia.
Durante la planeación e implementación del desafío político y la nocooperación, es muy importante concentrar la atención en los principales partidarios y asistentes del dictador, incluyendo su grupo más cercano, su partido político, la policía, y los burócratas, pero especialmente su ejército.
El grado de lealtad de las fuerzas militares, tanto soldados como oficiales, hacia la dictadura tiene que ser cuidadosamente evaluado y se tiene que determinar si las fuerzas militares están abiertas a ser influenciadas por las fuerzas democráticas. ¿Podrían muchos soldados comunes ser reclutas infelices y asustados? ¿Podrían muchos de los soldados y oficiales estar alienados del régimen por razones personales, de familia o políticas? ¿Cuáles otros factores podrían hacer a los soldados y oficiales vulnerables a la subversión democrática?
Desde el principio de la lucha de liberación hay que desarrollar una estrategia para comunicarse con las tropas y los funcionarios del dictador. Mediante palabras, símbolos y acciones, las fuerzas democráticas pueden informar a las tropas que la lucha de liberación va a ser vigorosa, resuelta y persistente. Las tropas deben conocer que la lucha va a ser de un carácter especial, diseñada a socavar la dictadura pero no a amenazar sus vidas. Estos esfuerzos serían enfocados a socavar la moral de las tropas del dictador para por último subvertir su lealtad y obediencia en favor del movimiento democrático. Estrategias similares deben ser enfocadas hacia la policía y empleados de gobierno.
El intento de ganarse la simpatía, y eventualmente el inducir a la desobediencia de las fuerzas del dictador no debe ser interpretado, sin embargo, como una manera de dar ánimos a las fuerzas armadas a derrocar a la dictadura mediante la acción militar. Un escenario de ese tipo probablemente no resultaría en la instalación de una democracia ya que (como hemos discutido) un golpe de estado hace muy poco en reparar el desbalance de las relaciones de poder entre el pueblo y los gobernantes. Por lo tanto, sería necesario planear cómo se les puede hacer entender a los oficiales militares que simpatizan con el movimiento democrático que ni un golpe de estado ni una guerra civil contra la dictadura son requeridos o deseables.
Oficiales simpatizantes pueden jugar papeles vitales en la lucha democrática, como diseminar desafección y nocooperación entre las fuerzas militares, propiciar ineficiencias deliberadas e ignorar órdenes calladamente, y apoyar la negativa de llevar a cabo la represión. El personal militar también puede ofrecer varios medios de asistencia noviolenta al movimiento democrático, incluyendo salvoconductos, información, comida, suministros médicos, y otros.
El ejército es una de las fuentes más importantes de poder de los dictadores porque puede usar unidades militares disciplinadas y armas para atacar directamente y castigar al pueblo que desobedece. Los estrategas del desafío deben recordar que va a ser excepcionalmente difícil, o imposible, desintegrar la dictadura si la policía, los burócratas y las fuerzas militares continúan apoyando completamente a la dictadura y le dan su obediencia para llevar a cabo sus órdenes. Por lo tanto, los estrategas democráticos le tienen que dar una alta prioridad a las estrategias destinadas a subvertir la lealtad de las fuerzas de la dictadura.
Las fuerzas democráticas deben recordar que la desafección y desobediencia de las fuerzas militares y la policía pueden ser altamente peligrosas para los miembros de estos grupos. Pueden anticipar severas penalidades por cualquier acto de desobediencia, incluso el ser ejecutados por amotinarse. Por lo tanto, las fuerzas democráticas no deben pedir a los soldados y oficiales que se amotinen inmediatamente. En su lugar, cuando la comunicación es posible, se debe hacer claro que hay una multitud de formas relativamente seguras de “desobediencia disfrazada” que pueden tomar inicialmente. Por ejemplo, la policía y las tropas pueden llevar a cabo ineficientemente las instrucciones para la represión, no encontrar a personas buscadas por el régimen, advertir a los miembros de la resistencia de inminentes actos de represión, arrestos o deportaciones, y dejar de suministrar información importante a sus oficiales superiores. Oficiales desafectos pueden a su vez no dar las órdenes de represión a sus subordinados. Los soldados pueden disparar por encima de la cabeza de los manifestantes. De manera similar, los empleados del gobierno pueden perder expedientes e instrucciones, trabajar ineficientemente, y “enfermarse” para tener que quedarse en la casa hasta que se “recuperen”.
Cambios en estrategia
Los estrategas del desafío político necesitarán evaluar constantemente la implementación de la gran estrategia y de las campañas estratégicas específicas. Es posible, por ejemplo, que la lucha no avance tan bien como se esperaba. En ese caso, va a ser necesario calcular qué cambios en estrategia podrían ser requeridos. ¿Qué se puede hacer para aumentar la fuerza del movimiento y recuperar la iniciativa? En esta situación, será necesario identificar el problema; hacer una reevaluación estratégica; posiblemente cambiar las responsabilidades de la lucha a otro grupo de la población; movilizar más fuentes de poder; y desarrollar cursos de acción alternativos. Tan pronto como esto se haya hecho, se debe implementar el nuevo plan inmediatamente.
Al converso, si la lucha ha marchado mejor de lo que se esperaba y la dictadura se está derrumbando antes de lo que se calculaba, ¿cómo pueden las fuerzas democráticas capitalizar estas ganancias no anticipadas y moverse a paralizar la dictadura? Vamos a explorar esta pregunta en el próximo capítulo.
Noveno
Desintegrando la dictadura
El efecto cumulativo de campañas de desafío político bien conducidas y exitosas resultará en fortalecer a la resistencia y establecer y agrandar las áreas de la sociedad donde los dictadores van a enfrentarse con límites a la efectividad de su control. Estas campañas también proporcionarán una experiencia importante en cómo negarse a cooperar y cómo ofrecer desafío político. Esta experiencia va a ser de gran ayuda cuando la nocooperación y el desafío lleguen a una escala masiva.
Como se discutió en el Tercer Capítulo, la obediencia, cooperación y sumisión son esenciales si los dictadores van a ser poderosos. Sin acceso a las fuentes del poder político, el poder del dictador se debilita y finalmente se disuelve. Por lo tanto, el retiro de apoyo es el mayor requisito para desintegrar una dictadura. Puede ser útil revisar cómo las fuentes de poder pueden ser afectadas por el desafío político.
Actos simbólicos de repudio y desafío están entre los medios disponibles para socavar la autoridad moral y política del régimen es decir, su legitimidad. Mientras más grande sea la autoridad del régimen, más grande y más confiable será la obediencia y cooperación que éste recibe. La desaprobación moral tiene que ser expresada mediante la acción para poder amenazar seriamente la existencia de la dictadura. El retiro de cooperación y obediencia son necesarios para cortar la disponibilidad de otras fuentes de poder del régimen.
Una segunda importante fuente de poder son los recursos humanos, el número e importancia de las personas y grupos que obedecen, cooperan con, o asisten a los gobernantes. Si la nocooperación es practicada por grandes sectores de la población, el régimen se va a encontrar en serias dificultades. Por ejemplo, si los empleados del gobierno no operan con su acostumbrada eficiencia o si se quedan en la casa, el aparato administrativo va a ser gravemente afectado.
De forma similar, si las personas y grupos que no cooperan incluyen aquellos que previamente han proveído habilidades y conocimientos especializados, entonces el dictador encontrará su capacidad para implementar su voluntad efectivamente debilitada. Aún su habilidad para hacer decisiones basadas en buena información y el desarrollo de políticas efectivas pueden ser seriamente reducidos.
Si las influencias psicológicas e ideológicas llamadas factores intangibles que normalmente inducen a las personas a obedecer y a ayudar a los gobernantes son debilitadas o invertidas, la población va a estar más inclinada a desobedecer y a nocooperar.
El acceso del dictador a recursos materiales también influye directamente sobre su poder. Con el control de los recursos financieros, el sistema económico, la propiedad, los recursos naturales, y los medios de transporte y de comunicación en las manos de existentes o potenciales oponentes del régimen, otra gran fuente del poder se elimina o se hace vulnerable. Huelgas, boicots, y una creciente autonomía en la economía y en los sistemas de comunicación y transporte van a debilitar al régimen.
Como discutimos anteriormente, la habilidad del dictador para amenazar o aplicar sanciones--castigos contra los sectores inquietos, desobedientes o nocooperativos de la población--es una fuente clave de su poder. Esta fuente de poder se puede debilitar de dos maneras. Primero, si el pueblo está preparado, como lo está en una guerra, a tomar el riesgo de serias consecuencias como el precio del desafío, la efectividad de las sanciones disponibles va a ser drásticamente reducida (eso es, la represión del dictador no logrará la sumisión que persigue). Segundo, si la policía y fuerzas militares se vuelven desafectas, pueden de una manera individual o masiva evadir o abiertamente desafiar órdenes de arrestar, golpear o fusilar a los miembros de la resistencia. Si el dictador no puede apoyarse en la policía y en las fuerzas militares para llevar a cabo la represión, la dictadura está entonces gravemente amenazada.
En resumen, el éxito contra una dictadura pertrechada requiere que la nocooperación y el desafío reduzcan y eliminen las fuentes de poder del régimen. Sin un constante reabastecimiento de las fuentes de poder necesarias, la dictadura se debilitará y finalmente se desintegrará. Por lo tanto, una planeación competente de desafío político contra las dictaduras tiene que atacar las principales fuentes de poder del dictador.
Aumentando la libertad
Combinado con el desafío político durante la fase de resistencia selectiva, el crecimiento de instituciones sociales, económicas, culturales y políticas autónomas progresivamente aumenta “el espacio democrático” de la sociedad y reduce el control de la dictadura. A medida que las instituciones civiles de la sociedad se vuelven más fuertes en comparación con la dictadura, entonces, quiera lo que quiera el dictador, la población construirá incrementalmente una sociedad independiente fuera del control del dictador. Si y cuando la dictadura interviene para detener esta “libertad en aumento”, la lucha noviolenta se puede aplicar para defender este espacio ganado recientemente y la dictadura se encontrará con otro “frente” más en la lucha.
A su tiempo, esta combinación de resistencia y creación de instituciones puede llevar a una libertad de hecho, haciendo el colapso de la dictadura y la instalación de un sistema democrático innegables, porque las relaciones de poder dentro de la sociedad han sido fundamentalmente alteradas.
Polonia en los años del 1970 y 1980 nos da un claro ejemplo de la progresiva recuperación de la funciones e instituciones de la sociedad por la resistencia. La iglesia católica había sido perseguida pero nunca había caído bajo un completo control comunista. En 1976 algunos intelectuales y trabajadores formaron grupos pequeños como el K.O.R. (El Comité de Defensa de los Trabajadores) para llevar adelante sus ideas políticas. La organización del sindicato de Solidaridad con su poder para llevar a cabo huelgas efectivas forzó su legalización en 1980. Campesinos, estudiantes y muchos otros grupos también formaron sus propias organizaciones independientes. Cuando los comunistas se dieron cuenta que estos grupos habían cambiado las realidades del poder, Solidaridad fue otra vez prohibida y los comunistas recurrieron al gobierno militar.
Aún bajo ley marcial, con muchos presos y una severa persecución, las nuevas instituciones independientes de la sociedad continuaron funcionando. Por ejemplo, docenas de periódicos ilegales y revistas continuaron publicándose. Casas editoriales ilegales anualmente publicaban cientos de libros, mientras que conocidos escritores boicotearon las publicaciones comunistas y las casas editoriales del gobierno. Actividades similares continuaron en otros sectores de la sociedad.
Bajo el régimen militar de Jaruselski, el gobierno militar-comunista fue en cierto momento descrito como rebotando encima de la sociedad. Los oficiales todavía ocupaban las oficinas e edificios de gobierno. El régimen todavía podía agredir a la sociedad, con castigos, arrestos, encarcelamientos, incautamiento de imprentas, y otros. La dictadura, sin embargo, no podía controlar a la sociedad. Desde ese punto, fue sólo una cuestión de tiempo hasta que la sociedad pudo derrocar al régimen completamente.
Aún cuando la dictadura aún ocupa las posiciones de gobierno, es a veces posible organizar un “gobierno paralelo” democrático. Este organismo progresivamente opera como un gobierno rival al cual el pueblo y las instituciones de la sociedad le dan su lealtad, cumplimiento y cooperación. Consecuentemente, la dictadura, de una manera que va en aumento, va a ser privada de estas características de gobierno. Eventualmente, el gobierno democrático paralelo puede reemplazar completamente al régimen dictatorial como parte de la transición a un sistema democrático. A su debido tiempo una constitución deberá ser adoptada y se deben celebrar elecciones como parte de la transición.
Desintegrando la dictadura
Mientras que la transformación institucional de la sociedad se está llevando a cabo, el movimiento de desafío y nocooperación puede aumentar. Los estrategas de las fuerzas democráticas deben considerar temprano que va a llegar el momento en que las fuerzas democráticas se podrán mover más allá de una resistencia selectiva y lanzar un desafío masivo. En la mayoría de los casos, se requerirá tiempo para crear, construir o ampliar las capacidades de la resistencia y el desarrollo del desafío masivo puede ocurrir sólo después de varios años. Durante este período interino se deben lanzar campañas de resistencia selectiva con objetivos políticos de cada vez mayor importancia. Mayores sectores de la población en todos los niveles de la sociedad deben participar. Si existe un determinado y disciplinado desafío político durante este aumento de actividades, es probable que los puntos débiles internos de la dictadura se hagan cada vez más obvios.
La combinación de un fuerte desafío político y la creación de instituciones independientes probablemente producirán a su tiempo una amplia y favorable atención internacional hacia las fuerzas democráticas. También puede producir condenas diplomáticas, boicots y embargos a nivel internacional para apoyar a las fuerzas democráticas (como sucedió en Polonia).
Los estrategas deben estar conscientes que en algunas situaciones el colapso de la dictadura puede ocurrir muy rápidamente, como en Alemania Oriental en 1989. Esto puede suceder cuando las fuentes del poder han sido masivamente cortadas como resultado de la repulsión de todo el pueblo contra la dictadura. Sin embargo, este patrón no es usual y es mejor planear para una lucha a largo plazo (pero estar preparado para una corta).
Durante el curso de la lucha de liberación, las victorias, aún en asuntos limitados, deben ser celebradas. Aquéllos que han ganado la victoria deben ser reconocidos. LA celebraciones también ayudarán a mantener la moral requerida para otras etapas de la lucha.
Manejando el éxito responsablemente
Los planeadores de la gran estrategia deben calcular de antemano las posibles y preferibles maneras de concluir una lucha para prevenir que surja una nueva dictadura y asegurar el establecimiento gradual de un sistema democrático duradero.
Los demócratas deben calcular cómo la transición de la dictadura al gobierno interino va a ser manejada al final de la lucha. Es deseable a este punto establecer rápidamente un nuevo gobierno funcional. Sin embargo, no debe ser simplemente el antiguo con nuevo personal. Es necesario calcular qué sectores de la estructura del antiguo gobierno (como la policía militar) deben ser completamente abolidos por su carácter inherentemente antidemocrático y qué sectores deben ser retenidos para ser luego democratizados. Un completo vacío en el gobierno abriría el campo al caos o a una nueva dictadura.
Se debe determinar por adelantado cuál será la política hacia los altos oficiales de la dictadura cuando su poder se desintegre. ¿Por ejemplo, se debe enjuiciar a los dictadores en la corte? ¿Se les debe permitir abandonar el país permanentemente? ¿Qué otras opciones hay que son consistentes con la política de desafío, la necesidad de reconstruir al país, y la edificación de la democracia después de la victoria? Tiene que ser evitado un baño de sangre que podría tener drásticas consecuencias sobre la posibilidad de un futuro sistema democrático.
Planes específicos para la transición hacia la democracia deben estar listos para su aplicación cuando la dictadura se debilite o se derrumbe. Estos planes ayudarán a prevenir que otro grupo tome el poder a través de un golpe de estado. También se van a requerir planes para la institución de un gobierno democrático constitucional con plenas libertades políticas y personales. Los cambios ganados a un alto costo no se pueden perder por falta de planeación.
Al ser confrontado con una población cada vez más poderosa y con el crecimiento de grupos e instituciones democráticas independientes, ambos de los cuales la dictadura no puede controlar, el dictador se encontrará que su empresa completa se está desbaratando. Paros de la sociedad, huelgas generales, grandes grupos de personas que se quedan en la casa, marchas desafiantes, u otras actividades van a socavar cada vez más las organizaciones e instituciones del dictador. Como consecuencia de este desafío y nocooperación, ejecutados inteligentemente y con participación masiva sobre un período de tiempo, el dictador perderá el poder y los defensores de la democracia van a triunfar sin hacer uso de la violencia. La dictadura se desintegrará ante el pueblo desafiante.
No todos los esfuerzos van a tener éxito, sobre todo no fácilmente, y rara vez rápidamente. Debe ser recordado que tantas guerras militares son perdidas como son ganadas. Sin embargo, el desafío político ofrece una posibilidad real para la victoria. Como dijimos anteriormente, esa posibilidad puede ser considerablemente aumentada mediante el desarrollo de una inteligente gran estrategia, cuidadosa planeación estratégica, trabajo duro, y una lucha disciplinada y valiente.
Décimo
Los cimientos para una democracia duradera
La desintegración de la dictadura es, desde luego, causa para una gran celebración. El pueblo que ha sufrido y luchado a un alto costo se merece un tiempo de regocijo, relajamiento y reconocimiento. Deben sentirse orgullosos de si mismo y de todos los que han luchado con ellos para ganar la libertad política. No todos habrán vivido para ver este día. Los vivos y los muertos serán recordados como héroes que ayudaron a formar la historia de libertad en su país.
Desafortunadamente, éste no es el tiempo para bajar la guardia. Aún en el caso de una exitosa desintegración de la dictadura mediante el desafío político, se tienen que tomar precauciones cuidadosas para evitar el surgimiento de un nuevo régimen opresivo que surja de la confusión que siga el colapso del antiguo. Los líderes de las fuerzas por la democracia deben haber preparado con anterioridad una ordenada transición a la democracia. Las estructuras dictatoriales tendrán que ser desmanteladas. Las bases constitucionales y legales y los patrones de comportamiento para una democracia duradera tendrán que ser edificados.
Nadie debe creer que con la caída de la dictadura una sociedad ideal aparecerá inmediatamente. La desintegración de la dictadura simplemente proveerá el punto de inicio, bajo condiciones de mayor libertad, para esfuerzos a largo plazo para mejorar la sociedad y satisfacer las necesidades humanas más adecuadamente. Serios problemas de carácter político, económico y social continuarán por años, requiriendo la cooperación de muchas personas y grupos que busquen su resolución. El nuevo sistema político debe proveer la oportunidad para que personas con distintos puntos de vista y con sus medidas favoritas puedan continuar una labor constructiva y desarrollar políticas para enfocar problemas en el futuro.
Peligro de una nueva dictadura
Aristóteles nos advirtió hace mucho tiempo que “...la tiranía puede convertirse en otra tiranía...(14). Hay amplia evidencia histórica de Francia (los jacobinos y Napoleón), Rusia (los bolcheviques), Irán (el Ayatollah), Birmania (SLORC), y otros donde el colapso de un régimen opresivo será visto por algunas personas y grupos como meramente la oportunidad para entrar ellos como los nuevos amos. Sus motivos pueden variar, pero los resultados son a menudo aproximadamente iguales. La nueva dictadura puede aún ser más cruel y completa en su control que la última.
Aún antes del colapso de la dictadura, los miembros del viejo régimen pueden tratar de terminar antes de tiempo la lucha de desafío por la democracia y dar un golpe de estado diseñado a usurpar la victoria de la resistencia popular. Pueden proclamar que su propósito es derrocar la dictadura, y en realidad sólo imponer un modelo renovado de la antigua.
Bloqueando golpes de estado
Hay muchas maneras de derrocar los golpes de estado contra sociedades recién liberadas. El conocimiento de antemano de la capacidad para la defensa puede a veces ser suficiente para impedir cualquier intento. El estar preparados puede resultar en su prevención.
Inmediatamente después que un intento de golpe de estado comience, los golpistas requerirán legitimidad, es decir, la aceptación de su derecho moral y político a gobernar. El primer principio básico de una defensa contra un golpe de estado es, por lo tanto, negarle la legitimidad a los golpistas.
Los golpistas también requieren que los líderes civiles y la población los apoyen, o que se encuentren confusos, o solamente pasivos. Los golpistas requieren la cooperación de especialistas y consejeros, burócratas y empleados de gobierno, administradores y jueces para consolidar su control de la sociedad. Los golpistas también requieren que la multitud de personas que operan el sistema político, las instituciones de la sociedad, la economía, la policía y las fuerzas militares se sometan pasivamente y continúen llevando a cabo sus funciones usuales, modificadas por las órdenes y políticas de los golpistas.
El segundo principio básico de la defensa contra un golpe es resistir a los golpistas con nocooperación y desafío. La requerida cooperación y asistencia les tiene que ser negada. Esencialmente los mismos medios de lucha que se usaron contra la dictadura pueden usarse contra la nueva amenaza, pero aplicados inmediatamente. Si la legitimidad y la cooperación les son negadas, el golpe puede morir de inanición política y la oportunidad para edificar una sociedad democrática puede ser restaurada.
Redactando una constitución
El nuevo sistema democrático requerirá una constitución que establezca la deseada estructura del gobierno democrático. La constitución debe fijar los propósitos del gobierno, límites sobre los poderes gubernamentales, la forma y el momento para elecciones mediante las cuales oficiales del gobierno y legisladores serán elegidos, los derechos inherentes del pueblo, y la relación del gobierno nacional a los otros niveles de gobierno más bajos.
Dentro del gobierno central, si es que va a permanecer democrático, un clara división de la autoridad se debe establecer entre los poderes legislativo, ejecutivo y judicial. Fuertes restricciones sobre las actividades de la policía, los servicios de inteligencia, y las fuerzas militares deben ser incluidas para prohibir cualquier interferencia política.
Para preservar el sistema democrático e impedir tendencias y medidas dictatoriales, la constitución debe preferiblemente establecer un sistema federal con prerrogativas significantes para los niveles de gobierno regional, estatal y local. En algunas situaciones, se debe considerar el sistema suizo de cantones, donde áreas relativamente pequeñas retienen grandes prerrogativas, mientras que permanecen como parte del país.
Si una constitución con muchas de estas características ya había existido antes en el país recientemente liberado, puede resultar inteligente simplemente restablecerla y enmendarla según se estime necesario y deseable. Si no existe una constitución adecuada antigua, puede ser necesario funcionar con una constitución interina. De otra manera, una nueva constitución tiene que ser redactada. Preparar una nueva constitución va a tomar tiempo y consideración considerable.
En este proceso la participación popular es deseable y requerida para la ratificación de un nuevo texto o enmiendas. Hay que tener mucha cautela para no incluir en la constitución promesas que más tarde pueden resultar imposibles de implementar o provisiones que requerirían un gobierno altamente centralizado, ya que ambas situaciones pueden facilitar una nueva dictadura.
El lenguaje de la constitución debe ser fácilmente entendido por la mayoría de la población. Una constitución no debe ser tan compleja o ambigua que sólo los abogados u otros grupos selectos pueden decir que la entienden.
Una política de defensa democrática
El país liberado también puede afrontar amenazas del extranjero para las cuales necesitaría una capacidad para su defensa. El país también puede ser amenazado por intentos foráneos de establecer una dominación económica, política o militar.
En el interés de mantener una democracia interna, se le debe dar seria consideración a aplicar los principios del desafío político a las necesidades para la defensa nacional. (15) Al colocar la capacidad para la resistencia en las manos de la ciudadanía, países recién liberados pueden evitar la necesidad de establecer una capacidad militar fuerte que de por sí pudiera amenazar la democracia o requerir vastos recursos económicos que son muy necesitados para otros propósitos.
Tiene que recordarse que algunos grupos van a ignorar cualquier provisión constitucional en sus esfuerzos para establecerse como los nuevos dictadores. Por lo tanto, tiene que existir un papel permanente para la población para aplicar el desafío político y la nocooperación contra los que pretenden convertirse en dictadores y para preservar las estructuras, derechos y procedimientos democráticos.
Una responsabilidad meritoria
El efecto de la lucha noviolenta no solamente debilita y remueve dictadores pero también le da poder al oprimido. Esta técnica le permite al pueblo que anteriormente sólo se sentía como un peón o una víctima a ejercer el poder directamente para ganar por sus propios esfuerzos mayor libertad y justicia. Esta experiencia de lucha tiene importantes consecuencias psicológicas y contribuye a un mayor respeto y confianza en sí mismos en los que antes se sentían sin poder.
Un importante beneficio a largo plazo, que es consecuencia del uso de la lucha noviolenta para establecer un gobierno democrático, es que la sociedad estará más capacitada para enfrentarse a problemas que continúan y a otros en el futuro. Estos pueden incluir el futuro abuso y corrupción del gobierno, el maltrato a cualquier grupo, las injusticias económicas, y las limitaciones en las cualidades democráticas del sistema político. Un pueblo experimentado en el uso del desafío político es probablemente menos vulnerable a futuras dictaduras.
Después de la liberación, la familiaridad con la lucha noviolenta puede proveer maneras de defender la democracia, las libertades civiles, los derechos de las minorías y las prerrogativas de gobiernos regionales, estatales y locales y de las instituciones no gubernamentales. Estos instrumentos también proveen maneras por las cuales las personas y los grupos pueden expresar pacíficamente su extremo desacuerdo sobre asuntos que se consideran tan importantes que algunos grupos de oposición algunas veces han recurrido al terrorismo o la guerra de guerrilla.
Los pensamientos en este examen de desafío político o lucha noviolenta están dirigidos a ayudar a personas y a grupos que buscan levantar la opresión dictatorial de su pueblo y establecer un sistema democrático duradero con respeto a las libertades humanas y a la acción popular para mejorar la sociedad.
Existen tres conclusiones principales de las ideas que aquí se han discutido:
· La liberación de los dictadores es posible;
· El lograrlo requiere un cuidadoso pensamiento y planeación estratégica; y
· La vigilancia, el trabajo duro, y una lucha disciplinada, frecuentemente a un gran costo, serán requeridos.
La frecuentemente mencionada frase “La libertad no es gratis” es cierta. No hay una fuerza exterior que va a venir a dar al pueblo la libertad que tanto ansía. El pueblo tendrá que aprender cómo tomar esa libertad por sí mismo. No puede ser fácil.
Si las personas entienden lo que es necesario para su propia liberación, entonces pueden trazar las rutas de acción que, mediante mucho trabajo, pueden eventualmente traerles su libertad. Entonces, con diligencia, ellos pueden construir un nuevo orden democrático y prepararse para su defensa. La libertad ganada por una lucha de este tipo puede ser duradera; puede ser mantenida por un pueblo tenaz, dedicado a su preservación y a su enriquecimiento.
APENDICE
LOS METODOS DE LA ACCION NOVIOLENTA (16)
LOS METODOS DE PROTESTA Y PERSUASION NOVIOLENTA
Declaraciones Formales
1. Discursos públicos
2. Cartas de oposición o de respaldo
3. Declaraciones de organizaciones e instituciones
4. Manifiestos públicos firmados
5. Declaraciones de denuncia o de propósito
6. Petición de grupo o masiva
Comunicaciones con una Audiencia Más Amplia
7. Consignas, caricaturas y símbolos (escritos, pintados, dibujados, impresos, gesticulados, hablados, y parodiados)
8. Estandartes, carteles y comunicaciones desplegadas
9. Volantes, panfletos y libros
10. Periódicos, revistas y otras publicaciones
11. Grabaciones, radio, televisión y videos
12. Escritura en el cielo o en la tierra
Representaciones de Grupo
13. Delegaciones
14. Premios fingidos
15. Cabildeo de grupo
16. Piquetes
17. Elecciones fingidas
Actos Públicos Simbólicos
18. Despliegues de banderas y de colores simbólicos
19. Usar símbolos (botones de promoción, parches)
20. Oración y culto
21. Repartición de objetos simbólicos
22. Desvestirse en protesta
23. Destrucción de las propias pertenencias (hogares, documentos, credenciales, etc.)
24. Luces simbólicas (antorchas, linternas, velas)
25. Exhibición de retratos
26. Pintura como protesta
27. Nuevos signos y nombres y/o nombres simbólicos
28. Sonidos simbólicos (“tonadas simbólicas” con silbatos, campanas, sirenas, etc.)
29. Reclamaciones simbólicas (toma de terrenos o edificios)
30. Gestos groseros
Presiones sobre los Individuos
31. Hostigamiento a los funcionarios (siguiéndolos constantemente, recordándoles, silente, respetuoso)
32. Mofa de los funcionarios (ridiculizándolos e insultándolos)
33. Fraternización (sometiendo a las personas a intensa influencia directa, para convencerlos de que el régimen que sirven es injusto)
34. Vigilias
Drama y Música
35. Sátiras y jugarretas humorísticas
36. Representaciones de espectáculos y de música
37. Canto
Procesiones
38. Marchas
39. Paradas
40. Procesiones religiosas
41. Peregrinaciones
42. Caravanas
Tributo a los Muertos
43. Duelos políticos
44. Funerales fingidos
45. Funerales demostrativos
46. Homenajes en las tumbas
Asambleas Públicas
47. Asambleas de protesta o respaldo
48. Mítines de protesta
49. Mítines de protesta encubiertos
50. Asambleas con varios oradores informados
Separación y Renuncia
51. Abandono de un lugar (caminando)
52. Silencio
53. Renunciar a honores
54. Dar la espalda
LOS METODOS DE LA NOCOOPERACION SOCIAL
Ostracismo
55. Boicot social
56. Boicot social selectivo
57. No acción Lisistrática (boicot sexual)
58. Excomunión (boicot religioso)
59. Prohibición (suspensión de servicios religiosos)
Nocooperación a los Eventos Sociales, Costumbres e Instituciones
60. Suspensión de actividades sociales y deportivas
61. Boicot de eventos sociales
62. Huelga estudiantil
63. Desobediencia social (de costumbres o reglas sociales)
64. Retiro de instituciones sociales
Separación del Sistema Social
65. Quedarse en casa
66. Total nocooperación personal
67. “Fuga” de trabajadores (fugándose a otra parte)
68. Santuario (retiro a un lugar donde no puede ser tocado sin violar prohibiciones religiosas, morales, sociales o legales)
69. Desaparición colectiva (la población de un área pequeña abandona sus hogares y sus aldeas)
70. Emigración en protesta (Una emigración permanente deliberada)
LOS METODOS DE LA NOCOOPERACION ECONOMICA:
1. BOICOT ECONOMICO
Acción de los Consumidores
71. Boicot de los consumidores a ciertas mercancías o firmas
72. No consumir mercancías boicoteadas
73. Política de austeridad (reducir el consumo al mínimo absoluto)
74. Retener los alquileres
75. Negativa a rentar
76. Boicot de consumidores nacionales (negativa a comprar productos o utilizar servicios de otro país)
77. Boicot de consumidores internacionales (se lleva a cabo en varios países contra los productos de un país en particular)
Acción de los Trabajadores y Productores
78. Boicot por parte de los trabajadores (negativa a trabajar con productos o herramientas suministradas por el adversario)
79. Boicot por parte de los productores (negativa de parte de los productores a vender o a repartir sus productos)
Acción del Intermediario
80. Boicot de los suministradores y tratantes (negativa de los trabajadores o intermediarios a manejar o suministrar ciertas mercancías)
Acción de los Propietarios y Gerentes
81. Boicot de los comerciantes (negativa de los detallistas a comprar o vender ciertas mercancías)
82. Negativa a dejar o vender propiedad
83. Cierre (el empleador inicia el paro de trabajo cuando cierra temporalmente la operación)
84. Negativa a dar ayuda industrial
85. “Huelga general” de los comerciantes
Acción por los Poseedores de los Recursos Financieros
86. Sacar los depósitos del banco
87. Negativa a pagar honorarios, cuotas y tasas
88. Negativa a pagar deudas e intereses
89. Recorte de fondos y créditos
90. Negativa de ingresos (negativa a darle ingresos al gobierno voluntariamente)
91. Rechazo de la moneda del gobierno (demandar formas alternativas de pago)
Acción por los Gobiernos
92. Embargo doméstico
93. Lista negra de comerciantes
94. Embargo de los vendedores internacionales
95. Embargo de los compradores internacionales
96. Embargo del comercio internacional
LOS METODOS DE LA NOCOOPERACION ECONOMICA:
2. LA HUELGA
Huelgas Simbólicas
97. Huelgas de protesta (por un corto período de tiempo anunciado previamente)
98. Huelga relámpago
Huelgas Agrícolas
99. Huelga de campesinos
100. Huelga de granjeros
Huelgas de Grupos Especiales
101. Huelga de jornaleros reclutados
102. Huelga de prisioneros
103. Huelga de artesanos
104. Huelga de profesionales
Huelgas Industriales Comunes
105. Huelga de establecimiento (en una o más plantas bajo una gerencia)
106. Huelga de la industria (suspensión del trabajo en todos los establecimientos de una industria)
107. Huelga de solidaridad (para respaldar las demandas de los compañeros de trabajo)
Huelgas Restringidas
108. Huelga detallada (trabajador por trabajador, o por áreas; paro pieza por pieza)
109. Huelga de amortiguador (el sindicato lleva a huelga sólo una firma en una industria a la vez)
110. Huelga de “paso de jicotea”
111. Huelga de trabajar por las regulaciones (llevar a cabo literalmente las regulaciones de modo de retardar la producción)
112. Reportarse “enfermo” (paro por enfermedad)
113. Huelga por renuncia (un considerable número de trabajadores renuncia individualmente)
114. Huelga limitada (los trabajadores se niegan a llevar a cabo cierto trabajo marginal o se niegan a trabajar en ciertos días)
115. Huelga selectiva (los trabajadores se niegan solamente a hacer cierto tipo de trabajo)
Huelga de Industrias Múltiples
116. Huelga generalizada (varias industrias paran simultáneamente)
117. Huelga general
Combinación de Huelgas y de Cierres Económicos
118. Hartal (la vida económica se suspende temporalmente en bases voluntarias)
119. Cierre económico (los trabajadores se van a la huelga y los empleadores, simultáneamente, suspenden las actividades económicas)
LOS METODOS DE LA NOCOOPERACION POLITICA
Rechazo de la Autoridad
120. Retención o retiro de lealtades
121. Rechazo de respaldo público (para el régimen existente y sus políticas)
122. Literatura y discursos abogando por la resistencia
Nocooperación de los Ciudadanos al Gobierno
123. Boicot de los cuerpos legislativos por sus miembros
124. Boicot de las elecciones
125. Boicot de la aceptación de empleos y posiciones en el gobierno
126. Boicot de departamentos, agencias y otros cuerpos del gobierno
127. Irse de las instituciones educacionales del gobierno
128. Boicot de las organizaciones apoyadas por el gobierno
129. Negativa a ayudar a los agentes del orden, de coacción
130. Quitar los propios letreros y señales
131. Negativa a aceptar los funcionarios nombrados
132. Negativa a disolver las instituciones existentes
Las Alternativas de los Ciudadanos Respecto a la Obediencia
133. Cumplimiento a disgusto y de mala gana
134. No obedecer cuando el supervisor directo está ausente
135. No-obediencia popular (no divulgada, discreta)
136. Desobediencia encubierta (luce como si fuera cumplimiento)
137. Negativa a dispersarse de una asamblea o reunión
138. Sentada
139. Nocooperación al reclutamiento y la deportación
140. Esconderse, escapar e identidades falsas
141. Desobediencia civil a leyes “ilegítimas”
Acción por el Personal del Gobierno
142. Rechazo selectivo de ayuda de parte de los auxiliares del gobierno (para llevar a cabo instrucciones particulares, informando a los superiores de dicho rechazo)
143. Bloquear las líneas de mando e información
144. Atascar y obstruccionar
145. Nocooperación administrativa general
146. Nocooperación judicial (de los jueces)
147. Ineficiencia deliberada y nocooperación selectiva de los agentes de ejecución
148. Motín
Acción Doméstica Gubernamental
149. Evasiones y demoras de causas ilegales
150. No cooperación de las unidades gubernamentales constituyentes
Acción Internacional Gubernamental
151. Cambios en representaciones diplomáticas y otras
152. Demora y cancelación de eventos diplomáticos
153. Retener el reconocimiento diplomático
154. Cortar las relaciones diplomáticas
155. Separación de las organizaciones internacionales
156. Rechazo de sus miembros en los cuerpo internacionales
157. Expulsión de las organizaciones internacionales
LOS METODOS DE LA INTERVENCION NOVIOLENTA
Intervención Psicológica
158. Quedarse a la intemperie
159. El ayuno
(a) Ayuno de presión moral
(b) Huelga de hambre
(c) Ayuno de tipo Satyagraha
160. El juicio revertido (los acusados se convierten extraoficialmente en “fiscales”)
161. Hostigamiento noviolento
Intervención Física
162. Ocupar un lugar sentándose
163. Ocupar un lugar de pie
164. Ocupar un lugar a caballo o en vehículos
165. Ocupar un lugar vadeándolo
166. Ocupar un lugar arremolinándose (reunirse en algún lugar de significado simbólico y mantenerse en movimiento)
167. Ocupar un lugar poniéndose a rezar
168. Incursiones noviolentas (marchar hasta un punto clave designado y demandar su posición)
169. Incursiones aéreas noviolentas (quizás trayendo volantes o comida)
170. Invasión noviolenta
171. Interposición noviolenta (colocando el cuerpo de uno entre una persona y el objeto de su trabajo o actividad)
172. Obstrucción noviolenta (generalmente temporaria)
173. Ocupaciones no violentas
Intervención Social
174. Estableciendo nuevos patrones sociales
175. Sobrecargando las instalaciones
176. Atascar
177. Discursear para interrumpir
178. Teatro repentino (interrupciones dramáticas improvisadas)
179. Instituciones sociales alternativas
180. Sistema alternativo de comunicaciones
Intervención Económica
181. Huelga en sentido inverso (trabajando hasta el exceso)
182. Huelga de permanencia (ocupación del lugar de trabajo)
183. Ocupación noviolenta de tierras
184. Desafío a los bloqueos
185. Falsificaciones monetarias políticamente motivadas
186. Copar mercado
187. Apropiación de bienes
188. Provocar una baja o caída económica (por la venta masiva de un producto específico a precios bajos)
189. Clientela selectiva
190. Mercados alternos
191. Sistemas de transporte alternos
192. Instituciones económicas alternos
Intervención Política
193. Sobresaturar los sistemas administrativos
194. Revelar las identidades de los agentes secretos
195. Buscar el encarcelamiento
196. Desobediencia civil de leyes “neutrales”
197. Seguir desempeñando el trabajo pero sin colaboración ni obediencia al régimen
198. Soberanía dual y gobierno paralelo
Sobre el Autor
Gene Sharp, Doctor en Filosofía (Oxon.), es el Principal Académico Residente en el Albert Einstein Institution, Cambridge, Massachusetts. Es también Profesor Emérito de Ciencia Política de la Universidad de Massachusetts en Dartmouth y Asociado del Centro para Asuntos Internacionales de la Universidad de Harvard. Es el autor de varios libros, incluyendo The Politics of Nonviolent Action (La Lucha Política Noviolenta) (1973), Social Power and Political Freedom (El Poder Social y la Libertad Política) (1980), y Civilian-Based Defense (La Defensa con Base Civil) (1990).
(1) El término usado en este contexto fue introducido por Robert Helvey. “El desafío político” es lucha noviolenta (protesta, nocooperación e intervención) aplicada desafiada y activamente con objetivos políticos. El término se originó en respuesta a la confusión y distorsión creados al igualar la lucha noviolenta con pacifismo y “noviolencia” moral o religiosa. “Desafío” denota un deliberado reto a la autoridad mediante la desobediencia, sin dejar espacio para la sumisión. “El desafío político” describe el ambiente dentro del cual la acción es usada (política) así como el objetivo (poder político). El término es usado principalmente para describir acción por pueblos para recobrar de dictaduras el control sobre instituciones gubernamentales mediante el ataque sin tregua a sus fuentes de poder y el uso deliberado de la planeación y operaciones estratégicas. En este estudio, el desafío político, la resistencia noviolenta y la lucha noviolenta se usarán intercambiablemente, a pesar que los dos últimos términos generalmente se refieren a luchas con objetivos más amplios (social, económico, psicológico, etc.).
(2) Freedom House, Freedom in the World. The Annual Survey of Political Rights and Civil Liberties, 1992-1993 (Nueva York: Freedom House, 1993), p. 66 (cifras de 1993 representan el período hasta enero de 1993). Ver páginas 79-80 para una descripción de las categorías de “libre”, “parcialmente libre” y “no libre” de Freedom House.
(3) Freedom House, Freedom in the World, p.4.
(4) Patrick Sarsfield O’Hegarty, A History of Ireland under the Union, (Una Historia de Irlanda bajo la Unión), 1880-1922 (Londres: Methuen, 1952), pp. 490-491.
(5) Krishnalal Shridharani, War Without Violence: A Study of Gandhi’s Method and Its Accomplishments (La Guerra sin Violencia: Un Estudio de los Métodos de Gandhi y sus Logros),(Nueva York: Harcourt, Brace, 1939, y reimpreso en Nueva York y Londres: Garland Publishing, 1972), p. 260.
(6) Aristóteles, The Politics, traducido por T.A. Sinclair (Harmondsworth, Middlesex, Inglaterra y Baltimore, Maryland: Penguin Books 1876 (1962), V Libro, Capítulo 12, pp. 231 y 232.
(7) Esta historia, originalmente titulada Rule of Tricks (La Regla de los Trucos) es de Yu-li- Liu Ji (1311-1375) y ha sido traducida por Sidney Tai, todos los derechos reservados. Yu-li-zi es también el seudónimo de Liu Ji. La traducción fue originalmente publicada en Nonviolent Sanctions: News (Noticias de Sanciones Noviolentas) del Albert Einstein Institution (Cambridge, Mass.,), Vol. IV, No. 3 (Invierno 1992-1993), p.3.
(8) Karl W. Deutsch, Cracks in the Monolith (Grietas en el Monolito) en Carl J. Friedrich, ed., Totalitarianism (Cambridge, Mass.: Harvard University Press, 1954), pp 313-314.
(9) John Austin, Lectures on Jurisprudence or the Philosophy of Positive Law (Lecturas sobre Jurisprudencia o la Filosofía de Ley Positiva) (quinta edición, revisada y editada por Robert Campbell, 2do Vol, Londres: John Murray, 1911 [1861]), Vol I, p. 296.
(10) Niccolo Machiavelli, The Discourses on the First Ten Books of Livy, en The Discourses of Niccolo Machiavelli (Londres: Routledge and Kegan Paul, 1950), Vol. I, p. 254.
(11) Ver Gene Sharp, The Politics of Nonviolent Action (La Lucha Política Noviolenta) (Boston: Porter Sargent, 1973), p. 75 para otros ejemplos históricos.
(12) Robert Helvey, comunicado personal, 15 de agosto de 1993.
(13) Estudios completos recomendados: por Gene Sharp: The Politics of Nonviolent Action (La Lucha Política Noviolenta) y por Peter Ackerman y Christopher Kruegler: Strategic Nonviolent Conflict (El Conflicto Estratégico Noviolento) (Westport, Connecticut: Praeger, 1994).
(14) Aristotle, The Politics, Libro V, Capítulo 12, p. 233.
(15) Ver Gene Sharp, Civilian-Based Defense: A Post-Military Weapons System (Princeton, New Jersey: Princeton University Press, 1990).
16) Esta lista, con definiciones y ejemplos históricos, fue tomada de Gene Sharp, The Politics of Nonviolent Action, Parte II, The Methods of Nonviolent Actions (Los Métodos de la Acción no Violenta).