jueves, 17 de febrero de 2011

Un barco japonés suspende la caza de ballenas por el acoso ecologista

Es el Nisshin Maru, que operaba cerca de Chile. Sufrió fuertes piquetes de grupos ambientalistas.

Unos matan ballenas. Los otros les bloquean el timón, obstruyen su actividad pesquera, y en algunas ocasiones hasta lanzan ácidos corrosivos a su cubierta. Parecería una escena de “guerra”, pero sólo son algunas de las acciones de protesta de la sociedad de conservación australiana Sea Shepherd contra los barcos balleneros japoneses que pescan en los helados mares del Sur. Y esta vez parece que dieron resultado: Japón decidió ayer suspender sus actividades de caza en la Antártida.

En los últimos meses se produjeron serios enfrentamientos en altamar entre el grupo ambientalista y la nave nodriza nipona Nisshin Maru , que no es la primera vez que recibe el repudio de organizaciones protectoras del medio ambiente. Esta vez, el Sea Shepherd logró interceptar al pesquero, que ahora decidió cancelar temporalmente su programa anual de pesca debido a las “interrupciones violentas” de los activistas. “Hemos suspendido temporalmente nuestra cacería de ballenas para garantizar la seguridad.

Es sumamente lamentable que nuestra actividad de investigación sea obstruida por actos de sabotaje ”, sostuvo Tatsuya Nakaoku, vocero de la Agencia de Pesca de Japón.

La respuesta del Sea Shepherd no fue la única ante las actividades del barco ballenero, que se encontraba faenando cerca de aguas chilenas. Este lunes, los gobiernos latinoamericanos miembros de la Comisión Ballenera Internacional (CBI) e integrantes del llamado “Grupo Buenos Aires”, hicieron público su más firme rechazo a la caza de cerca de mil ballenas, el objetivo de la flota nipona. El grupo –integrado por Argentina, Brasil, Chile, Costa Rica, Ecuador, México, Panamá, Perú y Uruguay– emitió un comunicado de prensa exhortando al gobierno japonés a terminar su “cacería científica”.

Todos los años Japón caza cetáceos en la Antártida con supuestos fines científicos. Esta práctica es permitida por la Comisión Ballenera Internacional, que prohibió la caza de cetáceos en 1986. Sin embargo, este argumento no convence a los ambientalistas.

“Es público que los productos derivados de los cuerpos de las ballenas cazadas ‘para estudiarlas’ son vendidos en mercados y restaurantes para el consumo. En pleno siglo XXI es impensable hacer ciencia matando ballenas”, comentó Mariano Sironi, director científico del Instituto de Conservación de Ballenas. Mientras que José Truda Palazzo, del Centro Conservación Cetácea de Brasil, señaló: “ Nunca antes la flota japonesa tuvo la audacia de acercarse tanto a nuestras costas . Es una provocación que no debe quedar sin respuesta”.

Fuente: Diario Clarín

1 comentario:

  1. Es increíble ese argumento del "estudio científico" para lucrarse con la matanza de estos animales.

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