Por Marcelo Bellucci - Diario Clarín
La nave virtual está en Rusia, en una zona que simula todos los detalles rocosos de la superficie marciana.
El experimento Mars500, organizado por el Instituto de Problemas Biomédicos de Rusia y la Agencia Espacial Europea, empezó el 3 de junio de 2010 y recluyó en un complejo construido especialmente cerca de Moscú a seis astronautas para simular un viaje a Marte. Ahora, esos voluntarios (dos europeos, tres rusos y un chino) están a punto de llegar virtualmente a la superficie del planeta rojo.
El objetivo del experimento (el máximo realizado hasta ahora sobre aislamiento humano) es monitorear los cambios fisiológicos y psíquicos que sufrirían los astronautas que en el futuro se embarquen en una misión real hacia Marte. Por eso la simulación es rigurosa y durará exactamente 520 días (el tiempo que se tardaría en ir y volver de ese planeta): 250 días de ida, 30 de acercamiento y estadía, y 240 de regreso.
Al cumplirse 8 meses de confinamiento, Clarín logró hacer contacto con uno de los tripulantes. Aunque las autoridades del instituto ruso informaron que el equipo no está preparado psicológicamente para una larga entrevista, accedió a recibir preguntas. Fue así que Diego Urbina, un ítalo-colombiano de 26 años, explicó algunas condiciones de su encierro. “El aislamiento es completo y no hay posibilidades de comunicarse con nadie en tiempo real . Aunque es posible mandar mensajes de texto a través de un servidor interno y también intercambiar mensajes de video con el equipo de servicio y los especialistas que controlan el proyecto”, le contó a Clarín.
Por estas horas, la “nave espacial” ya está en la órbita del planeta rojo y se prepara para posar sobre una superficie artificial, recreada con la mayor fidelidad posible. Antes de la llegada, los voluntarios experimentarán en su organismo varios aspectos de la ingravidez, que será reproducida artificialmente.
Los cosmonautas comparten los 550 metros cúbicos que suman los cuatro módulos cilíndricos que conforman el simulador y deben sortear a diario pruebas adicionales. Por ejemplo, dormir de noche cabeza abajo para simular el estado de falta de gravedad y vivir a una temperatura inferior a los 12 grados bajo cero.
Periódicamente, además, deben entregar muestras de orina y sangre. Para los científicos que monitorean su cambios psicofisiológiocos –entre ellos, un argentino– , esos datos son vitales para organizar futuras misiones. Una vez completados los 55 millones de kilómetros que, en las órbitas más cercanas, separan a la Tierra de Marte, la plantilla se partirá en dos unidades: tres descenderán a la superficie –Diego Urbina, el ruso Alexandr Smoléyevski y el chino Wang Yue– para tareas de exploración y la otra mitad –los rusos Alexei Sitev y Sujrob Kamolov y el francés Romain Charles– permanecerán en órbita alrededor de un mes.
Mañana, si todo va bien, esperan “amartizar”.
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viernes, 11 de febrero de 2011
Mars 500 La misión que simula un viaje espacial, “llega” mañana a Marte
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