El gobierno de la ciudad de Buenos Aires ha anunciado recientemente el lanzamiento de préstamos hipotecarios para la vivienda destinados a sectores de bajos recursos.Estos serán canalizados a través del Banco Ciudad y se basan en la conformación de grupos de ahorro, donde se promueve además la utilización de viviendas prefabricadas de bajo costo. Los valores de las cuotas que se logran mediante este sistema son accesibles para sectores que hoy sólo podrían acceder a la vivienda propia mediante planes de ayuda oficial prácticamente inexistentes.
Esta loable iniciativa del gobierno sólo tiene un alcance limitado, por el tamaño del programa y por su limitación al ámbito de la Capital Federal y el Gran Buenos Aires. Comenzar a resolver el problema de la vivienda implicará un conjunto de medidas más potentes que hoy brillan por su ausencia.
En la esfera nacional, por su parte, luego de más de siete años de gestión kirchnerista, queda en evidencia la notable ausencia del Estado para solucionar los problemas habitacionales de miles de ciudadanos del área metropolitana. El gasto en vivienda del Estado nacional promedió entre 2003 y 2010 apenas el 0,6% del PBI, cifra idéntica a la observada durante los veinte años anteriores.
Es curioso que un gobierno que ha tomado como eje discursivo la intervención del Estado en la economía haya sido incapaz de generar una política de vivienda efectiva que aporte soluciones a los sectores de menos recursos.
En ese sentido, ha "sobrado Estado" en el campo, complicándoles la vida a los productores con regulaciones absurdas e impuestos que les impiden liberar toda su energía productiva; ha "sobrado Estado" en la permanente creación de nuevos medios oficialistas y en el despilfarro en publicidad oficial; ha "sobrado Estado" en Aerolíneas Argentinas, esa fenomenal aspiradora de recursos públicos manejada a discreción por los muchachos de La Cámpora y por los gremios, pero ha faltado Estado allí donde debe estar: inclinando la balanza a favor de los más débiles con políticas públicas de excelencia en educación, salud y vivienda. El Estado kirchnerista se desborda en áreas donde no debería estar y brilla por su ausencia en las áreas donde nadie discute la necesidad imperiosa de su presencia.
El problema específico de la vivienda debe ser atacado en dos planos: con políticas focalizadas para los sectores de menores ingresos, como el recientemente anunciado por el gobierno de la ciudad de Buenos Aires, y con medidas generales que alcancen a toda la sociedad.
Las políticas generales de acceso a la vivienda por parte del resto de la población sólo vendrán cuando el gobierno nacional deje de engañar a la sociedad con la rimbombante publicidad que nos bombardea desde las emisiones de "Fútbol para Todos" y, asimismo, cuando asuma el problema que ha generado con la inflación y se ponga a trabajar para solucionarlo.
Sólo en ese momento los bancos podrán prestar a largo plazo con tasas accesibles. Así, el volumen de préstamos hipotecarios, que hoy en la Argentina representa menos del 2% del PBI, podrá multiplicarse más de diez veces, hasta alcanzar cifras parecidas no a las europeas o norteamericanas, sino a las de países vecinos como Uruguay, Chile o Brasil.
Agregado:
El documento que integra el Informe del Cels fue escrito casi dos años antes del estallido de Villa Soldati, pero parece elaborado el día posterior a su contención.
- Se puede afirmar que la respuesta estatal se caracteriza por la falta de un abordaje integral de la problemática y la persistencia de formas parciales de intervención que han sido una constante y que, llamativamente, no se han modificado a pesar del agravamiento de la cuestión.
- De este modo, se pasa de la absoluta omisión y falta de visibilización de algunas problemáticas –como el caso de los asentamientos informales– a las múltiples intervenciones, fragmentadas y desarticuladas.
- Esto se ve agravado por la falta de voluntad política para desarrollar una solución integral, lo que puede observarse tanto en la frecuente subejecución presupuestaria como en la escasa asignación de fondos públicos para sostener las intervenciones declamadas.
- A esto hay que agregar las falencias propias del diseño, implementación y control de cada una de las respuestas existentes.
Excelente analisis...
Jorge Elías
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