martes, 17 de junio de 2008

Faltan helicópteros, bestias de carga

Los helicópteros desempeñan un papel crucial en las misiones en el extranjero. Parece que, después de varias demoras, el anunciado despliegue de una fuerza militar europea en el oriente de Chad tendrá lugar en febrero, luego de que el gobierno francés acordara ofrecer recursos adicionales.

Uno de los problemas clave ha sido en el área de apoyo, en especial debido a la falta de helicópteros. El mes pasado, el ministro de Defensa de Francia, Hervé Morin, se quejó de que otros países europeos no se mostraban dispuestos a reunir los recursos necesarios.

Debido a sus antiguos vínculos militares en la región, Francia quería restringir su contribución a la misión en el país centroafricano -que fue su colonia hasta 1960- a una fuerza de 3.500 efectivos, dirigidos por un general irlandés. Pero como no recibieron muchas ofertas, los franceses decidieron enviar 10 helicópteros y los elementos de apoyo necesarios, con la esperanza de que otros países contribuyan con equipos adicionales.

Este episodio destaca un problema creciente en las operaciones internacionales, tanto en las que reúnen a fuerzas de una coalición destinada a tareas específicamente militares, por ejemplo en Afganistán, como en actividades de mantenimiento de paz para la ONU y otros organismos internacionales.

La ONU ha advertido que la violencia en Chad podría desembocar en un genocidio.
Los mismos problemas con la escasez de helicópteros y de otros medios de transporte han obstaculizado el establecimiento de una fuerza de paz conjunta de la ONU y la Unión Africana para la región de Darfur, en Sudán.

Desde la guerra de Vietnam, los helicópteros se han convertido en las bestias de carga vitales para el despliegue militar en el extranjero. Más allá de las misiones específicas de combate, por ejemplo para dar caza a tanques de guerra, los helicópteros ofrecen una movilidad y un apoyo esenciales, tanto en el transporte de tropas y suministros como en la evacuación de heridos.
Son genuinos "multiplicadores de fuerzas", que permiten que unidades relativamente pequeñas, muchas veces en terrenos difíciles, puedan aprovechar sus capacidades al máximo.

A primera vista, parece extraño que el gobierno francés, en este caso, o la ONU, en otros, tengan que pasar la gorra, como mendigos, para pedir más helicópteros. En Afganistán, los Chinook se emplean comúnmente para transportar soldados.

Basta con echarle una mirada a cualquier anuario militar, por ejemplo The Military Balance publicado en Londres, Reino Unido, por el Instituto Internacional de Estudios Estratégicos (IISS, por sus siglas en inglés), para darse cuenta de que los países de la OTAN, por no mencionar otros, tienen cientos de helicópteros a su disposición.

Tener helicopteros es una cosa y poder desplegarlos en el extranjero es otra. Incluso para misiones de vida o muerte de su propio personal en Afganistán, a la OTAN le faltan constantemente helicópteros. Algunos países, como el Reino Unido, a pesar de haber desplegado muchos recursos, se dan cuenta de que todavía no son suficientes. En estos momentos, hay un plan de transformar ocho helicópteros Chinook de dos turbomotores para que puedan servir de apoyo, de manera que la misión británica en Afganistán cuente con una base de recursos más amplia.

En la guerra de Irak, los helicópteros también han sido esenciales para EE.UU. En algunos casos, ciertos gobiernos no quieren participar en determinadas operaciones. También puede haber problemas de sensibilidad en la región de despliegue. Por ejemplo, con frecuencia es preferible que el ejército de Estados Unidos se mantenga al margen de cualquier operación, debido a su activo papel militar global en Irak, Afganistán y la llamada guerra contra el terror en otras partes. Pero incluso Estados Unidos puede tener dificultades a la hora de buscar vehículos aéreos adicionales para operaciones de paz.

El hecho de estar librando dos guerras a la vez -en Irak y Afganistán- ha puesto una extraordinaria presión sobre la maquinaria militar de Washington. Ambas guerras tienen lugar en terrenos de difícil acceso, lo que acentúa la importancia de los helicópteros, pero las altas altitudes y el aire polvoriento del desierto también afectan la capacidad de vuelo de éstos y su mantenimiento.

Algunos países no quieren participar, otros -como Estados Unidos y el Reino Unido- tienen sus fuerzas desplegadas en otra parte, pero... ¿y el resto?
La respuesta es muy simple: la mayoría de los países, incluso miembros de la OTAN, no cuentan con el equipamiento necesario para llevar a cabo una guerra expedicionaria genuina. El objetivo original de sus escuadrones de helicópteros nunca fue su traslado a entornos inaccesibles.

Incluso, el despliegue de fuerzas pequeñas de helicópteros es caro y requiere grandes recursos humanos. Como regla general, se necesitan unas 30 personas para mantener en el aire a cada helicóptero desplegado. Es necesario crear bases, protegerlas y establecer todo un aparato de apoyo logístico para el suministro de combustible y de piezas de repuesto.

Muy pocos países pueden desplegar cantidades significativas de helicópteros de esta forma y suelen ser los que ya tienen comprometidas sus propias fuerzas al máximo. Todo esto forma parte de un problema mucho mayor, a la hora de reunir fuerzas de paz. Cuando se piden tropas, con frecuencia hay numerosas ofertas. Pero lo que todo el mundo quiere aportar es batallones de infantería, que forman la estructura básica de cualquier fuerza y son relativamente fáciles de encontrar.

Lo que es verdaderamente difícil es hallar los componentes clave, los servicios de apoyo que permiten que las operaciones se puedan llevar a cabo: la ingeniería, la logística y, por supuesto, los helicópteros.

Fuente: Jonathan Marcus (BBC Mundo)
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