La historia de la industria eólica argentina estaría a punto de escribir su primera página: dos provincias patagónicas, el Ministerio de Ciencia y Tecnología y dos municipalidades con regalías petroleras -Cutral-Có y Plaza Huincul- se unieron para desarrollar el Eolis-15, una turbina eólica de 1,5 megavatios y 9 metros más alta que el Obelisco, que diseña la empresa Invap para vientos de alta velocidad.
Los fondos de Río Negro, de un millón de dólares, ya financian la etapa de diseño desde principios de este año. La novedad es la participación de Neuquén, los municipios patagónicos y el Ministerio de Ciencia, decisivos para el testeo y puesta a punto de tres o cuatro prototipos sucesivos hasta llegar a la homologación internacional.
Esta etapa supondrá un costo de por lo menos 15 millones de dólares y podría tomar dos a tres años. ¿Qué pasa luego de homologar? "Se fabrica, se muestra y se exporta", resume el ingeniero Hugo Brendstrup, de Invap, que hace dos décadas viene peleando por esto. En febrero de este año, los intendentes de los municipios mencionados tomaron el Eolis-15 como "proyecto de bandera" para iniciar un polo industrial de alta tecnología, por financiar en parte con las regalías petroleras del yacimiento El Mangrullo.
Inmediatamente, el resto de la provincia se sumó al esfuerzo. Y como nada tiene tanto éxito como el éxito, ya hay empresas privadas interesadas en fabricar el Eolis-15 en la Patagonia, aunque la opción más tentadora es la exportación: el mercado eólico mundial "devora" turbinas y pide más. Cerró 2007 con la entrada en servicio de 20.000 megavatios de molinos nuevos por los que se pagaron 44.000 millones de dólares.
Hoy, los fabricantes europeos cobran 2400 dólares por kilovatio instalado y demoran hasta cuatro años para entregar un pedido. Para competir en el mundo con las marcas eólicas de Brasil, India y China hay que mostrar uno o dos parques eólicos hechos con el Eolis-15. De modo que el equipo de Invap deberá debutar aquí,y mejor temprano que tarde, entre otras cosas, porque la necesidad de electricidad es grave.
Según las fuentes consultadas, en el Sistema Interconectado Nacional faltan entre 1400 y 4000 megavatios de electricidad firme para estar a salvo de apagones. La electricidad eólica es intermitente por naturaleza: hoy sopla, mañana no. De modo que no resultaría muy útil para salvarse de apagones. Pero muchos de los mejores sitios eólicos del país están próximos a las cadenas de embalses hidroeléctricos del Comahue, con vientos de tal fuerza y persistencia que 500 megavatios eólicos instalados en esos lugares rendirían tanta electricidad anual como mil puestos en las zonas más ventosas de Alemania y Dinamarca.
Con semejante recurso, Invap calcula que 500 megavatios eólicos en cercanías de El Chocón inyectarían tanta electricidad anual en las cuatro líneas de alta tensión que parten de allí a Buenos Aires como si el río Limay aumentara un 40% su caudal. Con molinos eólicos en la zona, toda vez que el viento sople (y sopla casi siempre) los lagos hidroeléctricos ahorrarían agua sin merma del despacho de megavatios/hora a la lejana Buenos Aires.
La industria eólica es compleja. Invap supone que, finalizada la homologación del Eolis-15, la instalación de unas 330 turbinas de un sistema de parques de 500 megavatios permitiría crear por lo menos 1500 nuevos empleos en el área de la alta tecnología; es decir, bien remunerados y permanentes, en la zona norte de la Patagonia, donde la producción de hidrocarburos disminuye desde 1998.
A partir de este año, el país se transformó en un importador neto de crudo y gas a precio mundial. A esto, el Eolis, de diseño, fabricación y patentamiento argentinos, podría seguramente aportar nuevos vientos. Si este proyecto sale, Cutral-Có, Plaza Huincul, Río Negro y Neuquén podrán decirse a sí mismas que hay vida después del petróleo.
Fuente: Por Daniel Arias (Diario La Nación)