Tras dos años sin funcionar, el Centro Oncológico de Excelencia (COE), una de las principales entidades de referencia en investigación, atención, docencia, diagnóstico y tratamiento de tumores cancerígenos en el país, aún espera entre pastizales, vidrios rotos y una creciente herrumbre, el cumplimiento de la promesa de sus administradores de reactivarlo antes de fin de año.
El COE cerró sus puertas en junio de 2006, seis meses después de la muerte de su fundador, el célebre cirujano José María Mainetti -fallecido el 9 de febrero de 2006-, luego de que el Ministerio de Salud provincial lo inhabilitara para mantener pacientes internados por no tener médicos de guardia disponibles. Por entonces, el emprendimiento ya subsistía agobiado por una deuda que aún mantiene y que llega a unos 30 millones de pesos y conflictos laborales que soporta como producto de una deficiente administración.
Inaugurado en 1986, el COE fue concebido por Mainetti como una escuela de médicos oncólogos, una de enfermería, otra de bioética -éstas dos últimas aún funcionan- y un centro sanitario de alta complejidad, sostenidos por una fundación, la comunidad -a través de las asociaciones médicas y gremiales- y el Estado bonaerense.
De hecho, el predio de la localidad de Gonnet en el que funcionaba el Centro fue donado por la provincia y otros apoyos nacionales, provinciales y municipales fueron claves para levantar el complejo. Pero, al igual que su discípulo más destacado, René Favaloro, Mainetti se encontró pronto con serias dificultades administrativas en su establecimiento.
Ya en 1997 la conducción del COE pidió la "quiebra con continuidad". Pero como eso implicaba la devolución del terreno de Gonnet, uno de los hijos de Mainetti apeló la solicitud y consiguió mantener el control. De no haberlo hecho, la provincia, que fue quien donó el predio, podría haberlo expropiado. Los incrementos y cambios en la estructura de costos médicos, la crisis de las obras sociales y la tercerización de los servicios más rentables llevaron al COE a una crisis terminal.
A esto no le fueron ajenos los entredichos familiares sobre la orientación del emprendimiento. Actualmente existe un consejo de administración presidido por Celina Mainetti, hija del fundador, e integrado por representantes del municipio y de la provincia. Ese consejo nombró como gerenciador al empresario Néstor Lorenzo, dueño de la droguería San Javier y quien mantiene el pago de los salarios de los 130 empleados sin actividad alguna. Asegura que en los próximos meses rehabilitará el lugar. En tal sentido, fuentes del gobierno provincial -desde donde se prefiere no hablar demasiado sobre el tema- confiaron a LA NACION que Lorenzo ya invirtió más de 1,3 millones de dólares para refaccionar tres quirófanos y construir otros dos, además de otras mejoras en el edificio que mantiene una guardia de seguridad privada durante las 24 horas.
A todo esto, la semana pasada el directivo se comprometió ante el Ministerio de Trabajo bonaerense a ponerse al día con los aportes y cargas sociales de los empleadas por un monto de 450 mil pesos. Los empleados que han estado permanentemente en plan de lucha denunciaron públicamente que detrás de la figura de Lorenzo habría un negociado con drogas oncológicas. Sin embargo, no hay denuncias judiciales al respecto y las imputaciones se mantienen en el orden de las sospechas.
Desde el gobierno de Daniel Scioli se sigue con atención y cautela el proceso del COE. Aseguraron fuentes del gobierno bonaerense que la provincia no intervendrá en el asunto ya que consideran que "hoy no se trata de un sitio único como cuando fue fundado, ya que existen otros centros de referencia en varios puntos de la provincia y con equipamiento adecuado, por tanto ya no se justifica pensar en hacerse cargo de ese lugar".
Comentario: Mientras Brasil desarrolla un Centro Nacional de Cancerología; Argentina continua dilapidando sus recursos. La inexistencia de un plan de salud así como la ineficiencia de los funcionarios políticos permiten que la inversión del país se transforme en una licuación de la riqueza que el pueblo supo conseguir. Se necesita un Hospital Nacional de Oncología
Fuente: Diario La Nación