Desde 1980, la región rural vecina a Cambridge (Reino Unido) ha presenciado la creación de unas mil empresas de alta tecnología, hecho que hoy se conoce como el fenómeno de Cambridge. Los ejemplos de este tipo son tantos, que no se los puede calificar como casos excepcionales. Obviamente, hay ciertas razones que los justifican, pero éstas parecen deberse más a cuestiones de interés que a otras evidentes diferencias de contexto.
Lejos de la cultura de la indiferencia, estas regiones aplicaron genuinamente sus recursos y equilibraron con inteligencia la provisión de instalaciones a favor y no, a expensas del proceso que quieren apoyar. En ellas, el proceso de creación de empresas de base tecnológica no funciona por mera casualidad, sino porque han comprendido que el proceso tiene lugar en un medio ambiente donde, normalmente, una de cada diez ideas prospera y han desarrollado una avanzada infraestructura de apoyo para sustentarlo. Esto los llevó a seleccionar, primero, con cuidado, las iniciativas y a desarrollarlas, luego, en un proceso donde el riesgo está controlado.
En esencia, el éxito que experimentaron resulta de una estrategia de creciente inversión de capital, a medida que disminuye el riesgo del emprendimiento. Esto significa mínimas necesidades de inversión cuando el riesgo es alto –etapas embrionaria y de nutrición–, e inversiones crecientes sólo cuando la empresa adquirió la cuota de experiencia necesaria –etapas de despegue y maduración.
LA ETAPA DE CONSOLIDACIÓN Y LOS CONTENEDORES
Superada la etapa embrionaria y de laboratorio que, por lo general, se extiende durante un año, la empresa comienza a desarrollar sus recursos y necesita expandir sus locales. Tendrá un flujo regular de visitantes y, por consiguiente, deberá presentar una imagen decididamente empresarial, disponer de recepción, sala de reuniones y sectores para la producción. Esto sugiere una especificación superior a una incubadora; ahora se necesita un local, pero aún no le resulta conveniente invertir en ello: recién inicia su despegue y todavía no tiene la certeza de que podrá actuar con solvencia en el mercado. La flexibilidad de un edificio compartido, con servicios comunes, es ideal para reducir costos.
¿Qué es un contenedor de empresas?
Se trata de un inmueble dividido en módulos de hasta 250 m2, que sirven para localización temporaria de las empresas. Tiene un área común que reúne: recepción, administración, instalaciones sanitarias, área de convivencia, cantina y sala de reuniones. Según las necesidades, la misma empresa puede alquilar más de un módulo. El acceso es inmediato, se supone que en esta fase las empresas están en condiciones de pagar un alquiler económico, sin necesidad alguna de subsidio para no despertar falsas expectativas; el monto dependerá del tipo de prestación técnica que reciban.
¿Cómo funcionan?
Cada inquilino puede permanecer en ellos por un plazo no mayor a tres años y prorratear expensas de energía, agua, teléfono, fax, salarios del personal compartido (recepcionista, telefonista, de seguridad) y fondos para pequeñas emergencias, mantenimiento y reparaciones. Al igual que en la incubadora, el clima social y cultural es importante y la empresa inquilina puede contar con ayuda en cuestiones de consultoría jurídica, administrativa, comercialización, finanzas y gerencia, lo cual forma parte de los servicios disponibles en el mismo edificio.
Cada inquilino puede permanecer en ellos por un plazo no mayor a tres años y prorratear expensas de energía, agua, teléfono, fax, salarios del personal compartido (recepcionista, telefonista, de seguridad) y fondos para pequeñas emergencias, mantenimiento y reparaciones. Al igual que en la incubadora, el clima social y cultural es importante y la empresa inquilina puede contar con ayuda en cuestiones de consultoría jurídica, administrativa, comercialización, finanzas y gerencia, lo cual forma parte de los servicios disponibles en el mismo edificio.
¿Cuáles son las ventajas?
Ahorran tiempo y reducen gastos; disminuyen el riesgo inherente a la etapa de crecimiento y ayudan a la empresa y a sus inversionistas a entender la verdadera situación del emprendimiento, antes de lanzarse a la inversión para su definitiva radicación.
ETAPA DE LA MADUREZ
Al fin, la empresa madura tiene capacidad para prescindir de servicios compartidos y de tener su propia recepción y puerta de acceso. Su instalación se puede dar en un edificio compartido pero con autonomía y entrada propia, o en otro independiente. Una ubicación ideal está en los predios que un parque tecnológico destina a la radicación de empresas intensivas en tecnología.
Fuente: http://www.portalbioceanico.com/