El INTA anunció que invertirá 43 millones de pesos en una Unidad
de Investigaciones Avícolas que se construirá en Concepción del Uruguay
(Entre Ríos). El objetivo es aumentar la competitividad de la cadena
avícola, que está fuertemente concentrada en las granjas entrerrianas,
que producen alrededor del 45% de las patas y pechugas que se consumen
en el país y se exportan.
Claudia Gallinger, especialista en nutrición aviar del INTA Concepción del Uruguay, contó que la unidad estará integrada por profesionales multidisciplinarios, como veterinarios, bioquímicos, especialistas en bromatología, biotecnólogos y expertos en gestión ambiental, entre otros, que investigarán cómo potenciar la cadena avícola. La inversión será financiada por la Fundación ArgenINTA y el INTA.
Oscar Valentinuz, director del INTA Entre Ríos, destacó la importancia de la inversión. “Tiene un alto impacto en la región, ya que resolverá la principal demanda de los productores relacionada con la sanidad, la gestión ambiental, la nutrición y la calidad de los pollos”, aseguró.
En el país, la industria avícola ya genera 132.000 puestos de trabajo directos, a partir del fuerte empujón de los últimos años. Según los datos del INTA, la cadena del pollo creció un 156% en la última década.
De acuerdo con el Centro de Empresas Procesadoras Avícolas (CEPA), en la última década la Argentina pasó de una producción de 20 kilos a 51 kilos por habitante por año. De estos 51 kilos, 9 kilos se exportan y 42 kilos se consumen en el mercado interno.
“El desafío es vincular a los productores primarios de granos en forma de integración vertical y asociativa. La avicultura puede exportar productos con gran valor agregado estratégico”, indicó Mario Bragachini, coordinador del Proyecto de Cosecha y Poscosecha del INTA.
El nuevo edificio tendrá 2.500 metros cuadrados y estará dividido en tres sectores: nutrición, sanidad y gestión ambiental. También habrá un área común a los sectores de investigación, un espacio destinado a servicios complementarios, oficinas y un área técnica.
La unidad de investigación tendrá un alto nivel de bioseguridad que asegurará una alta excelencia en la investigación, extensión, capacitación y servicios diagnósticos, que a su vez permitirá que las empresas acrediten la calidad de los productos comercializados en el país y los que se exportan a otros mercados.
El sector de sanidad tendrá una sala de necropsia, un área de virología, equipos de serología, un espacio de bacteriología, sala de cuarentena y de incubación, entre otras.
Este espacio de investigación y servicios se incorpora a la red del Senasa para una mejor prevención y control de enfermedades avícolas. Las instalaciones también contarán con cámaras de frío, una sala de reactores y un equipo de tratamiento de efluentes.
Claudia Gallinger, especialista en nutrición aviar del INTA Concepción del Uruguay, contó que la unidad estará integrada por profesionales multidisciplinarios, como veterinarios, bioquímicos, especialistas en bromatología, biotecnólogos y expertos en gestión ambiental, entre otros, que investigarán cómo potenciar la cadena avícola. La inversión será financiada por la Fundación ArgenINTA y el INTA.
Oscar Valentinuz, director del INTA Entre Ríos, destacó la importancia de la inversión. “Tiene un alto impacto en la región, ya que resolverá la principal demanda de los productores relacionada con la sanidad, la gestión ambiental, la nutrición y la calidad de los pollos”, aseguró.
En el país, la industria avícola ya genera 132.000 puestos de trabajo directos, a partir del fuerte empujón de los últimos años. Según los datos del INTA, la cadena del pollo creció un 156% en la última década.
De acuerdo con el Centro de Empresas Procesadoras Avícolas (CEPA), en la última década la Argentina pasó de una producción de 20 kilos a 51 kilos por habitante por año. De estos 51 kilos, 9 kilos se exportan y 42 kilos se consumen en el mercado interno.
“El desafío es vincular a los productores primarios de granos en forma de integración vertical y asociativa. La avicultura puede exportar productos con gran valor agregado estratégico”, indicó Mario Bragachini, coordinador del Proyecto de Cosecha y Poscosecha del INTA.
El nuevo edificio tendrá 2.500 metros cuadrados y estará dividido en tres sectores: nutrición, sanidad y gestión ambiental. También habrá un área común a los sectores de investigación, un espacio destinado a servicios complementarios, oficinas y un área técnica.
La unidad de investigación tendrá un alto nivel de bioseguridad que asegurará una alta excelencia en la investigación, extensión, capacitación y servicios diagnósticos, que a su vez permitirá que las empresas acrediten la calidad de los productos comercializados en el país y los que se exportan a otros mercados.
El sector de sanidad tendrá una sala de necropsia, un área de virología, equipos de serología, un espacio de bacteriología, sala de cuarentena y de incubación, entre otras.
Este espacio de investigación y servicios se incorpora a la red del Senasa para una mejor prevención y control de enfermedades avícolas. Las instalaciones también contarán con cámaras de frío, una sala de reactores y un equipo de tratamiento de efluentes.
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