martes, 25 de octubre de 2011

Mudan un asentamiento que está junto al Riachuelo

Por Romina Smith - Diario Clarín

Los últimos días de “El Pueblito”. Las primeras 32 familias irán en estos días a las nuevas viviendas del Bajo Flores construidas por el IVC. En una segunda etapa se trasladará a otras. Es por el saneamiento de la cuenca contaminada.
A sólo un par de metros del Riachuelo, o a sólo tres casas de distancia del borde del agua sucia, Mareira le da un beso paciente a su hijo, y lo arropa a pesar de que hace calor. El nene sufre varicela a poco de una mudanza y su mamá demuestra una paciencia envidiable para sobrellevar las dos situaciones. En la casa de al lado, América del Carmen pide noticias verdaderas. Tiene 51 años, dos hijas con ella, y ocho nietos para cuidar, dos de ellos enfermos por el mal aire que respiran y el agua que usan para asearse . Las dos cuentan las horas: en algún momento de esta semana irán a vivir a unas viviendas en el Bajo Flores porque las que ellas habitan, en el asentamiento “El Pueblito”, bajo el Puente Alsina, en Pompeya, deben desaparecer para que pueda continuar el plan de saneamiento del Riachuelo.

El Pueblito es uno de los muchos asentamientos que crecieron sobre la costa de la cuenca en las últimas décadas. Tiene poco más de dos manzanas, entre 150 y 200 familias, y un adentro y un afuera separados por el muro de lo que fue una vieja fábrica metalúrgica. La de afuera es la parte más antigua, se formó hace tres décadas y tiene casas de material y numeración de Sáenz al 1500. Allí están las familias de América del Carmen Rodríguez y Lorenzo Vallejo. Y de ese lado también vive Mareira Cadena. Los de adentro, en cambio, llegaron después de la crisis de 2001, la mayoría de países limítrofes como Paraguay o Bolivia, y hoy son los más postergados : viven sin servicios básicos y afectados por la cercanía del Riachuelo.

Como la mayoría de los que deben irse, Carmen y Mareira sienten miedo, ansiedad y esperanza . Y algo parecido a la agonía. Los últimos días de El Pueblito tienen esa mezcla de sensaciones en el aire. Saben que el cambio los va a sacar de uno de los asentamientos más vulnerables de la Ciudad y les va a dar una nueva casa al resguardo de la contaminación. Pero también están cansados de esperar (la noticia les había caído encima en febrero y recién ahora hay novedades concretas) y también tienen dudas sobre cómo serán recibidos en el nuevo barrio, y si tendrán garantizados, al menos, agua, luz y gas.

Por ahora lo único claro es que el juez federal de Quilmes, Luis Armella, a quien la Corte Suprema encomendó hace tres años la ejecución del plan para sanear el Riachuelo, ordenó que sus casas sean demolidas para poder liberar 35 metros desde el talud del río . Esa orden implicará que dos tercios del asentamiento desaparezcan. Sólo quedará en pie la parte que da a la calle Río Cuarto, donde la Ciudad deberá hacer una intervención de urgencia para garantizar los servicios y la cloaca.

El plan es que las primeras 32 familias se muden esta semana. Y que el centenar que resta lo haga antes de fin de año. El martes, todos deben ir al IVC a firmar un permiso de tenencia de los nuevos departamentos. Y una vez que estén mudados, podrán negociar las cuotas que pagarán para ser propietarios de sus nuevas casas. Ese también es un tema que les preocupa, porque ninguno pudo saber cuánto costarán las casas.

Por ahora no tienen idea de cuándo le tocará a cada uno. El sábado, el IVC les avisó que la mudanza será esta semana. Pero en el barrio –donde funciona una mesa de diálogo en la que también participa fuerte la Defensoría del Pueblo– aún no saben bien qué día le tocará a cada familia. “Tampoco sabemos si tendremos luz y gas, y eso nos preocupa porque ya sabemos que los del barrio El Luján, que fueron relocalizados en Soldati, sufren cortes de luz todos los días”, explica Mareira. Su casa está en Sáenz al 1500, tiene servicios básicos y es de cemento. La compró hace seis años y no sabe cuándo deberá dejarla. Lo único que le dijeron es que desde mañana van a ir a ver verla para analizar cómo la van a demoler. Carmen tampoco sabe cuándo se irá. Le preocupa que sus nietos tengan lugar en las nuevas escuelas.

Ante la inminencia, todos esperan. Tres años después de la orden de la Corte, en el barrio saben que el traslado es ya. Y que los primeros que se irán serán los que están sobre la orilla, pegados a un basural que está a punto de volcarse al Riachuelo . La familia que ocupa la primera casa (la “cero”) es la de Lorenzo Vallejo, un hombre que vive en El Pueblito desde hace 20 años y que ya dijo que quiere irse “lo antes posible”.

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