Se necesita una visión a largo plazo que interprete y ejecute el interés nacional y no esté sometida a las preferencias ideológicas del Gobierno.
El Gobierno no comprende la complejidad del mundo. Cree que puede desafiarlo y precaverse de él. No evalúa el largo plazo, desdeña la negociación y el compromiso. Olvida que la cortesía es un arma diplomática para ganar amigos. No hay crédito externo y el mecanismo arbitral del CIADI está saturado por procesos contra la Argentina. En pleno tembladeral de las finanzas mundiales la Presidenta da consejos sobre la supuestamente exitosa doctrina argentina. Carecemos de objetivos externos y las políticas internas son disfuncionales al nuevo escenario mundial.
El Gobierno no comprende la complejidad del mundo. Cree que puede desafiarlo y precaverse de él. No evalúa el largo plazo, desdeña la negociación y el compromiso. Olvida que la cortesía es un arma diplomática para ganar amigos. No hay crédito externo y el mecanismo arbitral del CIADI está saturado por procesos contra la Argentina. En pleno tembladeral de las finanzas mundiales la Presidenta da consejos sobre la supuestamente exitosa doctrina argentina. Carecemos de objetivos externos y las políticas internas son disfuncionales al nuevo escenario mundial.
En el Mercosur los movimientos escenográficos reemplazan la solución de problemas no resueltos (barreras no arancelarias, doble arancel, código aduanero común, coordinación macroeconómica). Con los países de Europa no sabemos qué queremos; con EE.UU., demasiados prejuicios impiden una relación franca. Con Uruguay sólo hablamos a través de abogados en el Tribunal de La Haya y el presidente oriental veta la candidatura de Néstor Kirchner a la presidencia de UNASUR. En Malvinas disimulamos la ausencia de diálogo con la autoratificación de posiciones principistas.
Actitudes presidenciales crearon animosidad: muchos jefes de Estado evitan a la Argentina. Fue inusual la descortesía hacia un presidente que participó en la Cumbre de Mar del Plata (2005) donde en paralelo se organizó una "anticumbre" pagada por Venezuela y organizada por la Cancillería para apoyar la Alternativa Bolivariana y denigrar al presidente de EE.UU., invitado por el propio Gobierno.
Presiones sobre empresas extranjeras y el despecho hacia inversores que confiaron comprando bonos argentinos han quebrado el capital de simpatía hacia nosotros. La Argentina fue excluida del Salón Verde, corazón de las negociaciones en la Rueda Doha de la OMC. Fue patética la falta de liderazgo en la Conferencia de la FAO de seguridad alimentaria (junio 2008), en un tema donde fuimos rectores. Con Cuba y Venezuela nuestra Presidenta rompió el consenso de 180 jefes de Estado. Acusó a los pool de siembra y a los capitales financieros de la crisis alimentaria mundial, trasladando al exterior el conflicto con el campo.
Somos el octavo país por extensión territorial, pero carecemos de medios defensivos para controlar el espacio físico de la República. Las Fuerzas Armadas han sido desmanteladas. No somos más interlocutores en materia de seguridad internacional.
Necesitamos una política exterior con visión a largo plazo que interprete el interés nacional y no las preferencias ideológicas del Gobierno, a fin de rehacer la credibilidad para aumentar el poder de negociación y construir una relación favorable con el mundo. Hay que reemplazar la diplomacia "de amigos" por la diplomacia profesional.
El Estado no debe ser "el botín de guerra" de la política doméstica repartiendo cargos a los que no tienen méritos ni formación. Pongamos a la Argentina en el mundo participando en las grandes corrientes de la historia.
Fuente: Por Juan Archibaldo Lanús - Diario Clarín
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Los comentarios mal redactados y/o con empleo de palabras que denoten insultos y que no tienen relación con el tema no serán publicados.