Para eludir su aislamiento, Teherán intensifica sus alianzas en la región; inquietud en Washington.
Los capataces dan instrucciones en un español deficiente, gritan "aquí" y "más" a los trabajadores que instalan las cañerías y alisan el cemento. Cuando se toman un descanso para comer, sin embargo, se comunican en farsi, el idioma de Irán. La empresa iraní para la que trabajan está construyendo miles de viviendas para gente de bajos recursos en Venezuela. Irán también ayuda a construir automóviles, tractores y bicicletas y ha abierto nuevas embajadas en Bolivia y en Nicaragua.
Los capataces dan instrucciones en un español deficiente, gritan "aquí" y "más" a los trabajadores que instalan las cañerías y alisan el cemento. Cuando se toman un descanso para comer, sin embargo, se comunican en farsi, el idioma de Irán. La empresa iraní para la que trabajan está construyendo miles de viviendas para gente de bajos recursos en Venezuela. Irán también ayuda a construir automóviles, tractores y bicicletas y ha abierto nuevas embajadas en Bolivia y en Nicaragua.
La relación cada vez más estrecha entre Irán y estos países con gobiernos de izquierda se basa más que nada en su antagonismo hacia los Estados Unidos, pero la creciente presencia de Irán en América latina responde además a razones prácticas, incluida su necesidad de combatir su aislamiento internacional.
El impacto más visible hasta ahora ha sido la llegada de empresas iraníes. El proyecto de viviendas públicas trajo más de 400 ingenieros y otros profesionales iraníes a Venezuela, donde están aprendiendo un español básico. "Esto es algo muy distinto a lo que estamos acostumbrados, pero nos adaptamos rápido", dijo Ehsan Keyvanfar, un ingeniero de 29 años que viajó por primera vez fuera de su país enviado por Kayson, una empresa constructora de Teherán. El y su esposa, Sara, están acostumbrados a la vida de una ciudad grande como Teherán y les cuesta adaptarse a las costumbres de Calabozo, una localidad agrícola en el sur de Venezuela, donde no hay cines ni centros comerciales. Keyvanfar lo considera un destino duro que le permitirá progresar en su compañía y ahorrar algún dinero. Y añade que las razones que explican este acercamiento entre Irán y Venezuela son sencillas: "Tenemos presidentes que no quieren a los Estados Unidos. Eso es todo".
Irán corteja a los gobiernos izquierdistas de América latina con una campaña diplomática activa, proyectos comerciales conjuntos y asistencia. A cambio, recibe apoyo para su programa nuclear.
Nicaragua, que construirá una represa y una planta procesadora de leche con ayuda iraní, ha restado importancia a las denuncias de que los iraníes piensan construir armas nucleares. Irán, por otra parte, prometió a Bolivia 1000 millones de dólares en ayuda e inversiones, incluida la construcción de una planta de cemento, de granjas lecheras y de dos clínicas de salud públicas.
Algunos de los proyectos de Irán pueden resultar afectados por la caída del precio del petróleo, pero todo parece indicar que los iraníes seguirán invirtiendo dinero para promover sus objetivos diplomáticos. "Irán aprovechará todas las oportunidades para demostrar que no está aislada y cuestionar de paso la influencia de Washington, incluso en su patio trasero", declaró Farideh Farhi, investigador de la Universidad de Hawai.
Venezuela también puede ayudar a Irán a superar las sanciones económicas de las Naciones Unidas y de los Estados Unidos por su programa nuclear. Venezuela podría ser un lugar por donde Irán puede mover su dinero, y conseguir tecnología y acceso a los sistemas financieros mundiales. Esto inquieta a mucha gente en Occidente, y Washington ya impuso sanciones a un banco iraní de Caracas, al que acusó de suministrar servicios financieros que apoyan el plan armamentístico de Irán. Venezuela ya es una puerta de entrada y salida entre Irán y América latina, con un vuelo directo entre Caracas y Teherán cada dos semanas.
Venezuela tiene una enorme comunidad árabe, compuesta mayormente por sirios y libaneses que llegaron hace décadas. En el aeropuerto es común ver mujeres con pañuelos en la cabeza empujando valijas y cochecitos que regresan al país tras visitar a familiares en Siria y en Irán. Son recibidas con abrazos por sus maridos, muchos de los cuales son empleados de Kayson.
Funcionarios estadounidenses han expresado temor ante la posibilidad de que en esos vuelos viajen agentes de los servicios de inteligencia iraníes o terroristas. El Departamento de Estado estadounidense dijo en abril que "los pasajeros de esos vuelos no son sometidos a controles de inmigración y aduanas".
Una de las principales preocupaciones de estadounidenses e israelíes es la ayuda que los iraníes suministran a organizaciones, como Hezbollah, en el Líbano. El Departamento del Tesoro estadounidense dijo en junio que Hezbollah estaba recibiendo ayuda de un diplomático venezolano y de un empresario libanés que vive en Caracas, que rechazó las acusaciones.
Foto: AP
Fuente: Por Ian James Agencia AP - Diario La Nación
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