El hotel Taj Mahal, de Bombay, es el símbolo del profundo compromiso indio con el mundo
FOTO: El lujoso y tradicional hotel Taj Mahal, en Bombay, bajo fuego
FOTO: El lujoso y tradicional hotel Taj Mahal, en Bombay, bajo fuego
Foto: AFP - Anand Giridharadas, The International Herald Tribune
Una noche reciente en el Taj Mahal de Bombay, una estrella de cine india llamada Preity Zinta subió apresuradamente las escaleras y entró en Wasabi, un restaurante japonés. Se sumó a sus amigos que la esperaban desde hacía rato y se disculpó por la tardanza. Pero al poco tiempo volvió a levantarse de la mesa. Había visto en una mesa vecina a Adi y Parmeshwar Godrej, millonarios, famosos personajes sociales y miembros del jet set . Hubo una gran cantidad de saludos y besos en el aire. Después le presentaron a Imran Khan, el jugador de criquet paquistaní convertido en político, que se encontraba de paso en la ciudad. Casi de inmediato, trajeron una botella de vino tinto importado, que fue escanciado en un decantador de cristal con borde de plata, mientras bandejas de lubina rebozada con miso y tempura de langostinos flotaban a través del restaurante sobre los brazos en alto de los camareros.
Cuando los terroristas atacaron anteayer el Taj, como se lo conoce en todo el mundo, pusieron en la mira uno de los edificios más suntuosos y afamados de la ciudad. Pero también pretendían algo más: agredir el más evidente testimonio físico del cada vez más profundo compromiso indio con el mundo.
El Taj es el lugar que frecuentan los indios privilegiados cuando quieren una comida de clase internacional. Es adonde van los inversores extranjeros de traje oscuro cuando deciden invertir en la India. Es adonde van Mick Jagger, Liz Hurley, Angelina Jolie o Brad Pitt cuando quieren un hogar lejos de su casa. Y es propiedad de un conglomerado empresarial, el Tata Group, que aparentemente compra una empresa extranjera cada dos o tres meses en su empeño por convertirse en una multinacional.
Un ataque contra el Taj "es como si los terroristas se hubieran apoderado del Four Seasons o el Waldorf Astoria y después hubieran salido a la calle a matar gente en Times Square", resumió ayer el escritor indio Suketu Mehta. Pero hay una diferencia: el Four Seasons y el Waldorf Astoria jamás podrían reclamar en Nueva York el papel fundamental que el Taj tiene en Bombay.
No es otro Hilton u otro Sheraton más en otra ciudad asiática. Es posible que todo el dinero proceda de los huéspedes extranjeros, pero también es un rasgo típico de la vida local, la aorta por la que fluye cualquier cosa glamorosa, sentimental, confidencial o provechosa que ocurra en la ciudad.
Si alguna noche se comete en Bombay alguna infidelidad escandalosa, si se sella un negocio multimillonario o se incuba alguna idea brillante, hay muchas probabilidades de que todo eso sea cometido, sellado e incubado en el Taj. Los residentes de la ciudad que pueden pagarlo celebran sus aniversarios y cumpleaños en el Golden Dragon, aceptan propuestas de matrimonio en el Sea Lounge, y ofertas de trabajo en el café Shamiana del hotel.
El Taj, que se yergue frente al Gateway of India, en el histórico vecindario de Colaba, nació del resentimiento. La leyenda dice que Jamsetji Tata, un industrial indio del siglo XIX, fue expulsado de un hotel de Bombay en la época de los ingleses por ser indio. En un acto de venganza, decidió construir el mejor hotel del país, equipado con ascensores alemanes, bañeras francesas y toda clase de refinamientos procedentes de todo el mundo. Todo ello tiene su precio: un mínimo de 300 dólares la noche por una de las habitaciones más sencillas del hotel.
En el Taj, el caos estrepitoso y asfixiante de Bombay desaparece. Las habitaciones ofrecen las mejores comodidades. Pero también están esos imborrables detalles de la vida colonial que se niegan a desaparecer, como los guardaespaldas con turbante o los hombres adultos en los baños que se preocupan por impedir que uno tenga que abrir la canilla o accionar el dispenser del jabón, insistiendo en hacerlo ellos. Para una franja selecta de la ciudad, es un lugar tan arraigado en la rutina que se ha convertido en un segundo hogar? hasta que su plácida calma se interrumpe y unos asesinos frenéticos y salvajes invaden sus salones.
Taj Mahal Palace
-Historia: el hotel fue construido en 1903 por el empresario indio Jamsetji Tata. Según cuenta la leyenda, lo mandó a construir tras ser expulsado de un hotel en Bombay que sólo permitía el ingreso de europeos.
-Ubicación: se alza frente al Gateway of India, en el histórico vecindario de Colaba.
-Capacidad: cuenta con 565 habitaciones, incluidas 46 suites. Una habitación doble cuesta entre 365 y 425 dólares la noche.
-Huéspedes ilustres: entre otros, se alojaron en el hotel John Lennon, Jackie Kennedy, la reina Isabel II y Bill Clinton.
-Historia: el hotel fue construido en 1903 por el empresario indio Jamsetji Tata. Según cuenta la leyenda, lo mandó a construir tras ser expulsado de un hotel en Bombay que sólo permitía el ingreso de europeos.
-Ubicación: se alza frente al Gateway of India, en el histórico vecindario de Colaba.
-Capacidad: cuenta con 565 habitaciones, incluidas 46 suites. Una habitación doble cuesta entre 365 y 425 dólares la noche.
-Huéspedes ilustres: entre otros, se alojaron en el hotel John Lennon, Jackie Kennedy, la reina Isabel II y Bill Clinton.
Traducción de Mirta Rosenberg
Fuente: Diario La Nación
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