El viceministro de Defensa guatemalteco, ingeniero aeronáutico egresado de la Fuerza Aérea Argentina, probó en vuelo la joya de FAdeA.
Córdoba. Fernando Sibilla (director de Nuevos Negocios FAdeA), piloto argentino de Pampa; el viceministro de Defensa, Roberto Ruiz Serovic y el ministro de Defensa, Luis Ralda Moreno.
Por Edgardo Aguilera
El ministro de Defensa de Guatemala, general de brigada Luis Ralda Moreno, y el viceministro, brigadier general Roberto Ruiz Serovic visitaron a fin de enero la Fábrica Argentina de Aviones (FAdeA) interesados en adquirir la aeronave insignia de la planta cordobesa, el IA-63 Pampa III. Los viajeros no pasaron por Buenos Aires, aterrizaron en Córdoba para un “test drive” del Pampa de tercera evolución organizado por Fernando Sibilla, encargado de Nuevos Negocios de la fabril cordobesa. Fructificó el millaje que acumula Sibilla en giras por el exterior, había pasado por Guatemala dos meses antes de la visita que hicieron ahora los dos altos funcionarios guatemaltecos. La aeronave fue probada en vuelo. El viceministro Ruiz Serovic es aviador militar, montó en la cabina junto al piloto de pruebas criollo y desplegaron todo tipo de piruetas aéreas a excepción del tirabuzón una maniobra que al parecer ya no se practica.
Ruiz Serovic es lo que se dice un posible cliente fidelizado, fue cadete en la Escuela de Aviación Militar de Córdoba y completó sus estudios de ingeniero aeronáutico en el Instituto Universitario Aeronáutico, organismo dependiente de la Fuerza Aérea Argentina.
Guatemala no había comprado aviones desde 1982, en la actual administración del presidente Jimmy Morales se adquirieron cinco aeronaves y se repararon otras ocho destinadas a misiones de apoyo en la protección de las fronteras, para llevar asistencia humanitaria. En octubre del 2013, el Gobierno guatemalteco había concretado la adquisición de seis aviones A-29 Super Tucano con la empresa brasileña Embraer.
Un mes después, el entonces presidente guatemalteco Otto Pérez (general retirado) canceló la compra por el sobreprecio de unos 3 millones de dólares por cada aeronave. La negociación suspendida para adquirir los seis aviones había sido iniciada en 2009 entre los entonces presidentes Álvaro Colom (Guatemala) y Luiz Inácio Lula da Silva (Brasil).
La capacidad de interdicción de vuelos ilícitos de Guatemala está disminuida, disponía de una decena de aviones Cessna A-37 Dragonfly, hoy no tiene ninguno en servicio. Es el tipo de misión que puede ejecutar el Pampa III en simultáneo con el aprovechamiento de la función de diseño: el entrenamiento avanzado en tácticas de combate.
Los primeros tres aparatos Pampa manufacturados en serie de la versión III, matriculados E-823 (1028), E-824 (1029) y E-825 (1030); a la fecha; siguen hangarados en instalaciones que FAdeA alquila a la Escuela de Aviación Militar, en espera de solucionar novedades técnicas. El gerente de Operaciones de la fábrica aeronáutica, Federico Bima Kronemann tomó la posta de resucitar la línea de producción del Pampa III. Se avanzó en la integración y participación de la industria aeronáutica nacional en el programa Pampa III que había arrancado durante la gestión de Matías Savoca.
El plan para solucionar obsolescencias abarcó componentes discontinuados por fabricantes extranjeros y otros que encarecen su valor debido a que la planta solicita cantidades mínimas al proveedor. Algunos de estos componentes son: el control unit yaw damper (control de guiñada), paneles de configuración, paneles de alarma, electroválvulas, cilindro y reservorio de frenos, reservorio y acumulador hidráulico, cúpula, actuador de cúpula, actuadores de trim y actuadores de puerta del tren. El cliente del Pampa III, la Fuerza Aérea, deshoja la margarita de una entrega que lleva meses de retraso. El ministro de Defensa, Oscar Aguad había anunciado que la incorporación se cumpliría en el último trimestre de 2018.
La institución necesita esas aeronaves para recomponer aunque en mínima prestación, la capacidad de vigilancia y control del espacio aéreo bajo responsabilidad de la VI Brigada Aérea de Tandil. Allí estaban basados los cazas bombarderos supersónicos Mirage, dados de baja en 2015 sin reemplazo a la vista.
El Gobierno (Gustavo Lopetegui, coordinador de empresas estatales) presiona a FAdeA exigiendo productividad, olvida la inversión que le toca asignando fondos a ritmo que son vistos como “gastos” en el Excel del tablero de control de gestión. Macri, a principios de diciembre de 2018 le puso fecha al resultado que espera de la planta cordobesa; “queremos que para 2023 el 50 por ciento de la producción de FAdeA sea para el Estado y el resto exportarlo al mundo”. Hacerla rentable no es un pase de magia, a la iniciativa exportadora del Pampa le falta una pata, una entidad financiera que ofrezca créditos al comprador extranjero.
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