Por Diane Cardwell
| The New York Times
La
generación de esta alternativa renovable es menos predecible y puede
sobrecargar las redes; para evitar problemas, las granjas deben reducir
la producción
Las doce turbinas de la
granja eólica de Kingdom Community en Vermont se yerguen sobre un risco
de Lowell Mountain, testimonio en acero y fibra de vidrio del creciente
uso por el estado de energía verde. Salvo cuando no se les permite
girar a su mayor velocidad. Eso ha sido así varias veces en la corta
existencia de la granja, incluida la ola de calor de julio, cuando
podría haber producido suficiente energía, muy necesaria para alimentar
un pequeño pueblo. En vez de ello, el operador del sistema de la red por
momentos la contuvo a sólo un tercio de lo que podría haber producido.
"Se nos decía que encendiéramos unidades a diésel que
son muy costosas y sucias, y redujéramos la operación de lo que es
energía renovable, efectiva en costos para nuestros clientes", dijo
Mary Powell, CEO de Green Mountain Power, la empresa dueña y operadora
de la planta eólica.
No es la primera vez que el operador del sistema de la
red, ISO New England, que opera en seis estados, ha reducido la entrega
de energía de la granja desde que comenzó a operar al final del año
pasado, incluidas algunas en Maine y New Hampshire. Otros estados y
regiones ventosas han sufrido recortes similares, conocidos como
restricciones.
Pero el reciente episodio de Vermont, que produjo un
debate entre funcionarios del gobierno, ejecutivos de la red de Nueva
Inglaterra y productores de la granja eólica, muestra una lucha más
amplia que se da en el país, al volcarse las empresas de servicios cada
vez más a fuentes de energía renovable. Debido a que la energía
producida por el viento, por ejemplo, es intermitente, es más difícil de
predecir su capacidad de generación respecto de la convencional. Y la
falta de maneras ampliamente disponibles y efectivas en términos de
costos de almacenar electricidad generada por el viento agrava los
problemas del complejo mercado actual. Aunque la industria eólica viene
creciendo desde hace décadas, la operación de granjas eólicas a gran
escala sigue siendo algo relativamente nuevo, por lo que recién cuando
una granja está funcionando emergen algunos de los problemas, dicen los
constructores. Y tienden a crecer. El año pasado, la energía eólica fue
la fuente prevalente de nueva capacidad energética -43% de toda la
capacidad de generación instalada- mientras su precio se aproximaba al
punto más bajo de la historia, según un reciente informe.
Una cantidad de factores pueden provocar las
restricciones a la producción de energía eólica, incluido reducir el
peligro para murciélagos o pájaros que vuelan en torno de las aspas
giratorias. Pero lo más común es que los gerentes de las redes
regionales, que deben equiparar la oferta con la demanda
instantáneamente, piden una reducción de la energía eólica cuando se
produce más energía de lo que el sistema puede transportar con
seguridad, dicen. Por cierto, en Nueva Inglaterra en los últimos meses,
el operador del sistema de la red ha restringido la energía eólica y de
plantas hidroeléctricas varias veces, en general, según sus
representantes, porque estaban produciendo demasiada electricidad. Las
nuevas granjas eólicas a menudo están localizadas en zonas poco pobladas
o sobre riscos montañosos donde no ha habido necesidad de líneas de
conducción con robusta capacidad, indican los funcionarios. Además, es
más difícil sincronizar el flujo de energía fluctuante del viento con un
sistema construido para el flujo eléctrico más estable.
"A medida que estas turbinas eólicas se construyen e
interconectan, se vinculan con las líneas de conducción locales y en su
mayoría pueden producir electricidad e inyectarla en el sistema", dijo
Ellen Foley, vocera del operador de la red. "Pero puede haber ocasiones
en las que haya que reducir o restringirlas por las limitaciones de la
línea: es literalmente el tamaño de la línea." El temor, dijo, es que un
pico de energía sobrecargue y haga que se interrumpa el flujo de
energía por los cables, lo que lleva a una caída del voltaje en el
sistema y puede generar cortes masivos.
Las restricciones pueden afectar las ganancias de
operadores y constructores de granjas. Y también, interferir con la
capacidad de las empresas de cumplir con metas y obligaciones de incluir
energías renovables.
Traducción de Gabriel Zadunaisky
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