Sol para los ingleses. En las puertas del
Mediterráneo, Gibraltar es un lugar soñado para que los británicos
puedan ir a la playa.
| Foto: Cedoc
Pero, además, hay otros puntos positivos para el país. “Las primeras ventajas a enumerar son: compartir con España un tema de la dimensión diplomática que tiene un reclamo de soberanía; compartir al contrincante; y, enriquecer nuestra agenda bilateral con un asunto que, por su envergadura, agrega densidad, intensidad e intimidad a los no siempre serenos diálogos entre Madrid y Buenos Aires”, explicó a PERFIL Federico Mirré, ex embajador argentino en Londres.
Según los especialistas, esa mancomunión de intereses tendría un gran poder mediático. “De dieciséis territorios en gestión ante el Comité de Descolonización de Naciones Unidas, sólo dos tienen por eje jurídico central de disputa el principio de la integridad territorial: Malvinas y Gibraltar. Son reclamados por Estados soberanos existentes a quienes parte de su territorio les fue usurpado. Esta singularidad otorgaría a una vinculación política de ambos reclamos un gran poder comunicacional y político. Para Argentina sería la oportunidad de traccionar el apoyo diplomático de un miembro de la OTAN y de la Unión Europea (UE)”, consideró, por su parte, Juan Recce, fundador de Pueblos por Malvinas y Director del Centro Argentino de Estudios Internacionales (CAEI).
El mismo diagnóstico comparte Federico Merke, profesor de Relaciones Internacionales de la Universidad de San Andrés. “Puede haber ganancias en términos de difundir el tema a la opinión pública. Gibraltar es muy conocido en Europa, tiene mucho turismo. Si hicieran un frente conjunto para denunciar resabios del colonialismo y medidas unilaterales de Gran Bretaña podrían hacer más ruido que si cada uno va por su lado”, opinó Merke, egresado de la Universidad de Warwick, al tiempo que consideró que esos beneficios no necesariamente se trasladen a una negociación diplomática efectiva con el gobierno británico en la disputa por la soberanía de las islas.
Argentina recibió el respaldo de la Asamblea General y del Comité de Descolonización de la ONU en su reclamo por Malvinas. Sin embargo, nunca tuvo el apoyo explícito de la UE, que en el Tratado de Lisboa incluyó a las islas como uno de los territorios británicos de ultramar. Si bien España atraviesa una crisis económica aguda y no es una potencia, una estrategia en común potenciaría ambos reclamos.
Pero en Madrid aún no hay certezas de qué camino elegir. Según el Partido Socialista Obrero Español (PSOE), es “ridículo” asociarse a la Argentina. “El gobierno español debe ser cauteloso. Ir de la mano de Argentina en Malvinas es una ocurrencia que no podemos continuar. Este es un tema muy serio”, advirtió Alfredo Pérez Rubalcaba, jefe de la oposición.
Lo cierto es que el canciller José Manuel García Margallo se reunirá con Héctor Timerman en Buenos Aires entre el 2 y el 7 de septiembre. En ese encuentro, discutirán sobre la expropiación de Repsol, que erosionó la relación bilateral, pero también podrían dialogar sobre los reclamos de soberanía.
En tanto, en Londres la dirigencia cerró filas en defensa de esos territorios, que le permite tener presencia militar en el Atlántico Sur y en el Mediterráneo. “Rajoy podría haber sido uno de los más importantes aliados de Cameron en la Unión Europea. En cambio, su uso cínico de Gibraltar lo expuso como un populista de la peor clase. Invocando un frente antibritánico con la Argentina, Rajoy quemó sus naves con Cameron”, escribió este jueves Roger Boyes, editor del diario The Times.
Al principio de su mandato, Rajoy evaluaba como fórmula la soberanía compartida con el Reino Unido durante un tiempo limitado. Ahora, amenaza sumar a la Argentina. Pero, en Downing Street, todo lo vinculado con las denuncias argentinas por Malvinas produce escozor y rechazo. Ahora, en el Palacio de la Moncloa ya lo saben.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Los comentarios mal redactados y/o con empleo de palabras que denoten insultos y que no tienen relación con el tema no serán publicados.