Por Guillermo Cherashny - Informador Público
Báez habría sido el testaferro de toda la operación.
Jorge Lanata encontró una clave que explica aspectos
fundamentales de las investigaciones periodísticas y denuncias
judiciales que se vienen haciendo sobre la fortuna de los Kirchner. En
junio del 2003, apenas asumido, Néstor Kirchner impuso a Eduardo Cafaro como director del Banco Central.
Este personaje tenía como principal mérito haber organizado la ruta de
los fondos de Santa Cruz por las regalías petroleras a través de
distintas entidades financieras, hasta su desaparición definitiva.
Cafaro trabajaba en conjunto con Ernesto Clarens, el
dueño de la financiera Credisol, que tenía el código de descuento por
planilla para los empleados de la gobernación de Santa Cruz. Las
oficinas de Clarens en la Capital estaban en el mismo edificio que
Austral Construcciones, la nave insignia del grupo de Lázaro Báez.
La función principal de este último en el esquema delictivo organizado
por Néstor Kirchner habría sido como su testaferro ya desde sus tiempos
como gobernador de Santa Cruz y continuó en tal carácter hasta el 2010.
Esta centralización en Báez incluía el producto de la sobrefacturación
de las obras públicas, más las comisiones de las compras energéticas,
tramitadas por Julio de Vido y el secretario de obras públicas Juan José López, y
también los retornos que Ricardo Jaime recaudaba en transporte. En
bolsos y valijas, los euros provenientes de estas fuentes eran llevados a
Río Gallegos y a El Calafate. Allí, las enormes sumas eran guardadas en
distintos lugares seguros por Báez. En una segunda etapa, los fondos
eran enviados al exterior a través de distintos operadores. Uno de los
principales era Clarens.
¿Jaque mate?
A Báez también le llegaban las ganancias que tributaban a la corona Cristóbal López con
sus casinos y petroleras, más los porcentajes de las licitaciones que
ganaba Electroingeniería. En este último caso el recaudador era Carlos
Zannini, un gran comprador de campos en media docena de provincias junto
al entonces intendente de José C Paz Mario Ishii. Como señalamos ayer, Báez habría guardado cerca de 1.000 millones de euros en Río Gallegos y el Calafate.
El resto, unos 4.000 millones habrían sido transferidos a
varios bancos de las Seychelles en distintas etapas. Esta última
operatoria habría sido ordenada por CFK pocas semanas después del
fallecimiento de su marido, el 27 de octubre del 2010. La cifra de 5.000
millones no sólo es el producto de estimaciones razonables sino que fue
mencionada al pasar por Leonardo Fariña, que lo habría escuchado de
Báez cuando era hombre de su confianza. En este punto, entró
directamente en juego la presidente. Las cuentas que se habrían
utilizado en las Seychelles eran de Báez y Kirchner, así que Cristina
estaba obligada a viajar a las Seychelles para realizar los trámites
como legítima heredera, cosa que hizo el 22 de enero pasado.
La virulencia de la reacción del gobierno ante la denuncia sugiere una
verdadera confirmación de que así ocurrieron los hechos. Pero el mayor
riesgo para la Casa Rosada es que el secreto oculto en las Seychelles
termine aflorando del todo, lo que colocaría a CFK en un callejón sin salida.
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jueves, 22 de agosto de 2013
Cristina debía firmar en Seychelles como heredera de NCK
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Nadie duda que este gobierno es corrupto, pero 5000 millones de euros!!! QUIÉN NECESITA TANTA GUITA EN NEGRO Y PARA QUÉ!!!???. Tal vez si hubieran dicho 100, 200 hasta 500 millones es creíble, pero 5000 millones no se lo cree nadie, aunque ojalá sea así, se descubra y se los hagan devolver, el próximo gobierno contaría con una guita que no estaba en los planes de nadie.
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