Editorial II - La Nación
Mientras crecen las expectativas por la recuperación de los ferrocarriles, se inauguraron trazas que siguen inactivas
Hace ya varios meses, la presidenta de la Nación inauguró cinco trazas ferroviarias de corta distancia. Para frustración de quienes están movilizados para lograr la recuperación de nuestros principales servicios de trenes, esas vías más o menos flamantes aún no han entrado en funcionamiento regular.
Uno de esos ramales debía conectar Lincoln, provincia de Buenos Aires, con Realicó, en La Pampa; otro, la tucumana localidad de Tafí Viejo, sede de otrora importantes talleres, con la ciudad capital de la provincia de Tucumán; un tercero, la estación Rodríguez del Busto con la de Alta Córdoba, de donde continuaría hasta el barrio Flores y Ferreyra, y más tarde Monte Cristo y Alta Gracia; otro haría un recorrido urbano en la capital de Salta, y el restante, conectaría Puerto Vilella con Puerto Tirol, en el Chaco.
Junto con esas seudohabilitaciones, una de las cuales contó con la presencia de Cristina Fernández de Kirchner, el hoy renunciado e investigado secretario de Transporte, Ricardo Jaime, anunció la compra, mediante adquisición directa, de 96 formaciones dobles y triples, junto con 536 locomotoras y vagones de pasajeros, provenientes de depósitos españoles y portugueses, donde esperaban el definitivo desguace. De esa inexplicable operación, que requirió una inversión de 1600 millones de pesos, en la actualidad el 70 por ciento del material sigue inactivo y está en playas de maniobras de Retiro, Remedios de Escalada, San Martín y Chascomús, donde se encuentra sometido a la codicia de los saqueadores.
Completar su puesta en servicio requeriría otros 500 millones de pesos. Algunas de esas formaciones ni siquiera están adaptadas para las trochas utilizadas en la Argentina; otras se encuentran poco menos que en ruinas. Según la Secretaría de Transporte, podría concretarse en estos días el llamado a licitación para poner en servicio por lo menos una parte de ese material. Hasta ahora, se trata del único anticipo a ese respecto.
Sin embargo, a fines de 2009, en una licitación de obras ferroviarias por 750 millones de pesos, el grupo Techint sufrió una curiosa descalificación en la licitación que el Gobierno llevaba adelante para reconstruir 212 kilómetros de vías del ferrocarril Belgrano Cargas. Entre otros argumentos, se le imputó no poder acreditar "la oportuna disponibilidad del equipo esencial para las obras". Los otros participantes eran empresas que siempre cuentan con el visto bueno del Gobierno en las licitaciones de obras públicas. Una vez más se ha jugado con la credibilidad de los argentinos que aún creen en las ventajas del ferrocarril.
Se les anunció la concreción de un sueño y la realidad les demostró que se trataba de otro espejismo. No está de más recordar que las frustradas inauguraciones presidenciales fueron realizadas más o menos quince días antes de las elecciones de renovación parlamentaria del año último.
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