Por César González-Calero - LA NACION
Entraría en funcionamiento a partir de 2021 y es la "joya" del plan de defensa de Lula. Convencido de su nuevo papel en el mundo como potencia emergente, Brasil ha multiplicado su capacidad defensiva en los últimos tiempos. El ambicioso Plan de Defensa Nacional, presentado con bombos y platillos en septiembre pasado, rescató un viejo sueño del gigante sudamericano: la construcción de un submarino nuclear. Un sueño que, si se cumplen los plazos, se hará realidad a partir de 2021.
Con un presupuesto de más de 8000 millones de dólares, el proyecto del submarino nuclear tomó forma en el marco del millonario convenio militar suscripto en septiembre entre Brasil y Francia. El gobierno de Luiz Inacio Lula da Silva eligió a París como socio militar preferente por la transferencia de tecnología que le ofrecían los franceses, frente a otros candidatos, como Rusia, más reacios a conceder esa transferencia de tecnología militar. El convenio firmado con Francia, cuyo monto total supera los 12.000 millones de dólares, incluye la compra de cuatro submarinos convencionales Scorpène y 50 helicópteros de transporte EC-725.
La colaboración francesa se centrará en la parte no nuclear del submarino (la fabricación del casco), dado que Brasil cuenta ya con la tecnología suficiente para desarrollar el ciclo completo del enriquecimiento de uranio. Hace dos semanas, el responsable del programa de propulsión nuclear de la marina brasileña, André Luis Ferreira, anunció que el país estará preparado este mismo año para desarrollar ese ciclo completo, desde la extracción del mineral radiactivo hasta la fabricación final del combustible en grandes proporciones, por lo que el suministro para el submarino nuclear está así garantizado.
Las autoridades brasileñas estiman que el submarino nuclear, cuya construcción comenzaría en torno a 2015, podría entrar en funcionamiento entre 2021 y 2022. Según el ministro de Defensa, Nelson Jobim, la apuesta militar del país es meramente "disuasiva". Uno de los argumentos del gobierno para la construcción del submarino nuclear se apoya en la protección de las grandes reservas de petróleo descubiertas recientemente en aguas muy profundas del Atlántico (conocidas como campos presal). Según las primeras estimaciones, se trata de un "tesoro" energético de unos 50.000 millones de barriles de crudo.
Algunos expertos brasileños en asuntos militares, como Roberto Godoy, consideran que esa ingente inversión militar del gobierno de Lula otorgará al país "el mayor poder de fuego naval de América latina". Sea o no solamente una estrategia "disuasiva", lo cierto es que esa apuesta ha situado a Brasilia a la cabeza del gasto militar en América latina en 2009, según el informe del Instituto Internacional de Estudios para la Paz de Estocolmo (Sipri) divulgado esta semana.
Brasilia comprometió más de 27.000 millones de dólares en armamento el año pasado, un 16% más que el año anterior, por delante de Colombia (10.000 millones) y de Chile (5600 millones). Estos dos países, sin embargo, dedican todavía un mayor porcentaje de su PBI que Brasil al gasto militar. La Argentina figura en sexto lugar en la región, con un gasto en 2009 de 2600 millones de dólares, un 6,5% por debajo de lo que invirtió un año antes. El repunte en el gasto de países como Brasil, Colombia o Ecuador (Venezuela lo redujo un 25%) provocó un preocupante aumento de la inversión militar en América del Sur del 7,6%.
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viernes, 4 de junio de 2010
Ayudado por Francia, Brasil ya desarrolla su submarino nuclear
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