Martín Kanenguiser - LA NACION
Mientras Lorenzino llegaba a Tokio, el banco Mitsubishi confirmó la persistencia del reclamo; el país continúa entonces expuesto a embargos
Foto: Rodrigo Néspolo
Más conformes por el triunfo de ayer en el primer partido del Mundial de Sudáfrica frente a Camerún que con la oferta del Gobierno para salir del default, los bonistas japoneses que no acepten el canje seguirán en juicio contra la Argentina.
Así lo expresaron a LA NACION fuentes del banco Mitsubishi UFJ Financial Group, mientras el secretario de Finanzas, Hernán Lorenzino, aterrizaba en Tokio para mantener una serie de reuniones en el tramo final de la transacción. "Es posible que una parte de los bonistas japoneses ingrese en el canje, pero no van a entrar todos y, por lo tanto, el juicio contra la Argentina seguirá adelante", expresó la calificada fuente.
La decisión no es menor porque, en 2009, el Mitsubishi había anunciado que, una vez que la Argentina formulara su oferta y concretara el canje, daría de baja esta demanda que mantiene en nombre del pequeño, pero enojado grupo de inversores de ese país. Esto implica que el Gobierno deberá seguir lidiando con el riesgo de embargos a los activos argentinos en el exterior, aunque se alcance la adhesión del 60% prometida por el ministro de Economía, Amado Boudou. Así, permanecerían en default no sólo los cuestionados "fondos buitre" de EE.UU., sino también minoristas japoneses, italianos y argentinos (que siguen en juicio en Buenos Aires y en Nueva York).
En septiembre pasado, el sindicato de los bancos Mitsubishi, Shinsei y Mizuho -en su rol de administradores de estos títulos impagos- había pedido "un esfuerzo personal" a los funcionarios argentinos para que los japoneses en default desistieran de seguir la demanda. Al priorizar la plaza italiana -con cierta lógica porque allí está el 85% de los minoristas- la escala en Tokio quedó relegada para el final de la gira de Lorenzino, que mañana se unirá al subsecretario de Financiamiento, Adrián Cosentino, en Milán.
La demanda japonesa se inició en julio de 2009 para evitar la prescripción de los derechos de los inversores en default. El juicio es por unos 10.700 millones de yenes (unos US$ 117 millones) que no ingresaron en el canje de 2005, como parte de las cuatro series de bonos Samurais que la Argentina emitió entre 1996 y 2000, en particular para los inversores nipones. Un 94% de los bonistas aceptó la oferta hace cuatro años y el 6% restante esperó una propuesta mejor hasta julio, cuando advirtieron que debían comenzar un juicio para no perder el derecho legal de reclamar.
Las fuentes aclararon que los bonistas japoneses siguen enojados con la decisión argentina de no pagar bonos que fueron destinados en buena medida a acreedores individuales. Y aunque ya transcurrieron más de ocho años desde el default, no todos parecen conformes con el "beneficio" prometido por el Gobierno a los acreedores particulares: ofrecerles un bono par por hasta US$ 50.000 y el pago de los intereses caídos en efectivo. Además, las fuentes indicaron que la situación de crisis que ahora envuelve a las finanzas japonesas no influye en la decisión de los bonistas. "Se trata de personas físicas, no de empresas o bancos, por lo que se guiarán por su propia situación."
Lorenzino seguramente tanteará la posibilidad de emitir más adelante algún bono, luego de que la crisis europea postergara la colocación del Global 2017 por US$ 1000 millones prevista en paralelo con el canje. Luego, toda la energía estará puesta en Milán, donde el piso de satisfacción estará dado con una aceptación del 60%, y el techo, en un 70%, sobre los US$ 18.300 millones elegibles para el canje.
Para convencer a los italianos que aún no ingresaron, se intentará mantener una fuerte presencia en los medios locales para llegar al cierre del 22 con una adhesión relevante. Tampoco se descarta, si hubiera tiempo, el paso de estos dos funcionarios por Suiza y Alemania. Por otro lado, las fuentes japonesas ratificaron que confían en que, una vez cerrado el canje, Boudou avance con el resto de su postergada hoja de ruta para regularizar la deuda: los US$ 6700 millones del Club de París.
El Mitsubishi cumple un rol clave en el financiamiento de las empresas japonesas en el exterior, pero, en la actualidad, el nivel de crédito local del banco en la Argentina es muy escaso: US$ 50 millones frente a US$ 500 millones que tenía hasta 2001 y a los US$ 2000 millones que ahora presta en el resto de la región. Con US$ 2000 millones, Japón es el segundo acreedor oficial más importante de la Argentina en el Club de París, luego de Alemania.
Los negocios con bonos de la deuda pública acusaron ayer el impacto de las nuevas regulaciones cambiarias que introdujo el Gobierno la semana pasada, al limitar fuertemente los montos que los bancos están habilitados a operar en divisas con estos instrumentos. Por esta razón, los precios se movieron con marcada pesadez en una jornada que dejó nuevamente mayoría de bajas, lo que colabora para que la tasa de riesgo se mantenga por encima de los 800 puntos en un mercado ya desencantado con el canje, ante la imposibilidad de que el Gobierno comprobó de reabrir el mercado voluntario de deuda para el país.
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