Presidenta argentina recibió ayer un categórico "no" de Gran Bretaña a su llamado a negociar:
Esta vez el escenario fue Madrid. "Quería pedir al Reino Unido, especialmente saludando a su nuevo Primer Ministro (David Cameron): por favor reanudemos nuestras negociaciones en relación a la soberanía de las Islas Malvinas", declaró ayer Cristina Fernández durante su discurso en la cumbre de la UE y Latinoamérica en la capital española.
La Presidenta argentina, que últimamente ha usado casi todas las tribunas internacionales para plantear esta histórica reivindicación, sustentó su pedido en "la resolución que se dictó en 1965 en Naciones Unidas y que aún sigue incumplida", y recalcó que Gran Bretaña, "un país muy importante en el concierto de la ONU, debería dar el ejemplo". "No puede haber doble estándar", insistió Fernández, en el último episodio de una novela larga, que comenzó en 1833 cuando Gran Bretaña tomó por la fuerza las islas (rebautizadas como Falklands); alcanzó su clímax con la guerra que en 1982 ganaron los ingleses, y que hoy retoma interés ante la perspectiva de que el archipiélago se convierta en un "Abu Dhabi del Atlántico".
La posible riqueza petrolera de las Malvinas, que le ha inyectado urgencia al caso en Argentina, fue abordada por la Presidenta de un modo más explícito: "Sostener la soberanía a 14 mil kilómetros de distancia, resulta, hasta geográficamente, bastante difícil. Y si además esto significa el apoderamiento de recursos naturales no renovables, es un mal ejemplo en un mundo que necesita diálogo".
Como era esperable, su apasionado reclamo cayó rápidamente en un saco roto. Aunque en Madrid no estaba Cameron, sí estaba el canciller William Hague, quien subrayó que "no tiene dudas" acerca de la soberanía de las Malvinas y que no puede haber negociación "hasta que lo deseen los habitantes de la isla".
El nuevo y categórico "no" británico cruzó veloz el océano y llegó como un tsunami hasta Buenos Aires, donde expertos en las Malvinas lanzaron serios cuestionamientos sobre cómo el gobierno está planteando hoy la demanda. "Me parece que alguien está aconsejando muy mal a la Presidenta. Es completamente inútil lo que hace", afirma Vicente Palermo, columnista de La Nación y autor de "Sal en las heridas", un libro que repasa la relación simbólica de los argentinos con las Malvinas. "La posible explotación de los recursos petrolíferos en las islas ha reactivado casi todos los tics habituales en este tema. Y éste es uno de ellos", añade.
Palermo afirma que se trata de una "estrategia globalmente equivocada", aunque reconoce que "dentro del marco de la ortodoxia malvinera, corresponde que si la Presidenta se va encontrar con el Premier británico le diga lo que le tiene que decir".
Bruno Tondini, experto del Observatorio Malvinas, recalca que el tema no es sólo de Cristina, sino de todos los gobiernos desde 1994, cuando se incluyó en la Carta Magna la reivindicación. Pero hay diferencias: "Menem, por ejemplo, llevó una política de 'seducción' con el Reino Unido, mientras con los Kirchner hay un lenguaje mucho más fuerte (...) es una política muy parecida a la que se sostiene en el ámbito interno, de constantes reclamos, con mayor intensidad e imperativa".
En tanto, los analistas tildan de "estériles" los llamados de algunos sectores a acciones concretas en contra de los isleños, como presionar a Chile para que suspenda los vuelos de LAN o a Uruguay, que es el punto de salida para sus exportaciones. Fernández ya tomó una medida de protesta, cuando firmó un decreto imponiendo la "autorización previa" para los buques que transiten entre territorio argentino y las Malvinas.
"No me sorprendería que Cristina tomase más medidas de este tipo, tácticas para hacerles difíciles las cosas con el propósito de ablandarlos y que negocien. Es un error", dice Palermo, quien apunta a una salida en la que se deje de lado la soberanía para ampliar la agenda de cooperación. "Pero esa es una política hipotética que hoy no es posible. Requiere audacia, liderazgo. Y Cristina no lo tiene".
El vínculo de las islas con Chile
Punta Arenas.- Los vuelos semanales de LAN Chile desde Punta Arenas a Puerto Stanley, en las Malvinas, constituyen hoy el principal vínculo de comunicación para los cerca de 2.200 habitantes de ese territorio británico. Durante 2009 se movilizaron 3.003 pasajeros entre ambas ciudades, 76 menos que en 2008. Según la agente zonal de LAN, Paola Contardo, es un mercado ya consolidado. Todos los sábados un avión Airbus 320 para 168 pasajeros realiza el vuelo de itinerario desde Santiago a Punta Arenas en la mañana y a las 12:40 horas vuela a las Malvinas.
Tras una hora y 40 minutos de viaje la aeronave aterriza en el aeropuerto de Mount Pleasant y a las 15:20 horas regresa a Punta Arenas. El pasaje ida y vuelta cuesta US$542, más el pago de la tasa de embarque ($31.320). Y al dejar las Malvinas el visitante debe cancelar un impuesto de US$ 33 en el aeropuerto de Mount Pleasant.
Leyla Davis, secretaria de una empresa privada, vivió entre 2004 y 2006 en Puerto Stanley y cuenta que fue una experiencia enriquecedora. "Yo trabajaba en una agencia naviera y fui a trabajar a una agencia marítima. Las expectativas eran mejores como agente portuaria y me tocó atender buques coreanos, españoles y japoneses", señala Leyla. Allá se encontró con una colonia chilena residente de unas 70 personas, que no ha crecido mucho. Normalmente los chilenos llegan por ofertas de trabajo, pero es difícil acceder al lugar y quedarse a buscar empleo. Dice que muchos chilenos trabajan en la base militar de Mount Pleasant, a unos 60 km de Puerto Stanley, como meseros o asistentes de diversas obras. El sueldo mínimo en las Malvinas es cercano a los $700 mil, pero el costo de vida es alto. "El arriendo de una casa normal me costaba cerca de $550 mil. Hay que ser muy ordenado en el presupuesto", dice Leyla.
Los isleños están acostumbrados a juntarse en bares que cierran a las 23:30 horas. Más de alguno propone seguir la reunión en su casa, recuerda Alberto Guzmán, quien en 1996 vivió en Puerto Stanley a donde viajó para trabajar pintando el muelle.
Según Guzmán, pudo percatarse del vínculo entre la isla y Chile. "En los productos que uno ve en el supermercado y almacenes priman los chilenos. La cerveza, vino, bebidas, lácteos y otros productos son llevados desde Punta Arenas", recuerda. Según chilenos que han vivido en las islas, el sueldo mínimo en el territorio británico bordea los $ (Chilenos) 700 mil.
Fuente: EL MERCURIO (Chile)
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miércoles, 26 de mayo de 2010
Expertos cuestionan la "estéril estrategia" de Cristina para instalar debate sobre las Malvinas
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Lo que está haciendo la Presidenta es justamente lo correcto que hay que hacer, este tipo de comentarios de La Nación o Clarín son originarios en los mismos personajes de siempre en la Argentina, que venden la soberanía y la dignidad por estar prendidos en el negocio.
ResponderEliminarhay que armarse para intimidar unos nuevos aviones y mayor inversión militar y veremos.
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