Por Angeles Castro - La Nación
En el predio que ocupó la bodega construyen edificios para el Ministerio de Ciencia e institutos de investigación. En diciembre será la inauguración simbólica del primer edificio del polo, que en 2011 estará trabajando a pleno
Foto: LA NACION / Fabián Marelli
A un ritmo cada vez más rápido, avanzan las obras del futuro polo científico tecnológico en el predio que ocuparon las bodegas Giol y Santa Ana, un emprendimiento que promete cambiar la fisonomía e impulsar la reactivación de ese rincón por años abandonado de Palermo. El 10 de diciembre próximo habrá una inauguración simbólica de uno de los edificios emblemáticos del polo, que albergará a varios institutos de investigación, una estructura que crece día tras día con frente sobre las vías del ferrocarril San Martín, entre Paraguay y Guatemala.
Por otra parte, para abril de 2011 tiene fecha de estreno definitivo, o sea, con personal trabajando en su interior, la primera etapa del complejo que, además de los institutos, incluye las nuevas sedes de la Agencia Nacional de Promoción Científica y Tecnológica (Anpcyt) y del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva. En esta primera instancia, la cartera que dirige Lino Barañao invertirá 100 millones de pesos provenientes de un crédito del BID en 26.000 m2. La agencia funcionará en el ex edificio de las bodegas Giol, en Paraguay y Godoy Cruz, y el Ministerio, en el ex inmueble de las bodegas Santa Ana, inmediatamente al lado, sobre Godoy Cruz.
En una recorrida, LA NACION pudo comprobar cómo decenas de operarios trabajan día tras día tanto en la remodelación de estas estructuras antiguas como en la construcción de la nueva facilidad para los institutos de investigación. Eduardo Arzt -investigador del Conicet y director del futuro instituto Max Planck de ciencias biomédicas- describió que, además, habrá institutos de ingeniería genética, de modelado y supercómputo, de biofísica y de economía de innovación. Todos contratarán profesionales argentinos y hay, incluso, gran expectativa por la captación de "cerebros" científicos locales que oportunamente emigraron para ejercer en el exterior y regresarán al país para seguir desarrollando su carrera en este polo científico de Buenos Aires.
Los arquitectos Emilio Schargrodsky y Germán Hauser, los proyectistas que ganaron el concurso para el diseño del polo, y el director de la obra, Juan Carlos Angelomé, recordaron que, en cuanto a los edificios recuperados de las ex bodegas, partieron de la exigencia de preservar el patrimonio urbanístico y "poner en valor la memoria" del predio. Por eso, puede verse cómo las fachadas y los rasgos distintivos de ambos inmuebles permanecen pese a los cambios en el interior de éstos. Por ejemplo, la inscripción Giol y el clásico ventanal vertical alargado -constituido por pequeños cuadrados de vidrio- de las ex bodegas Giol, sobre la calle Paraguay, así como el frente de ladrillo a la vista de las ex bodegas Santa Ana, sobre Godoy Cruz, en cuyo frontispicio se lee Fcbap (Ferrocarril Buenos Aires al Pacífico, hoy San Martín), del que también fue sede.
El conjunto paisajístico se completará con una franja longitudinal de parque público -o sea que no será de uso exclusivo del staff de los institutos y los organismos públicos del polo científico, sino para todos los vecinos y los turistas- entre las construcciones de los edificios y la parrilla del San Martín. Entre jacarandás y otras especies arbóreas, sobrevivirá un viejo puente ferroviario peatonal, remodelado íntegramente.
Pero hay una segunda etapa de desarrollo del polo científico, sobre Godoy Cruz, entre Guatemala y Soler. Contará con una inversión de 85 millones de pesos, que contempla la construcción desde cero de una torre para instalar la nueva sede del Conicet y de otro inmueble que contendrá la llamada "área de divulgación" (las otras son las áreas "institucional" y "de generación de conocimiento"). Allí funcionará un Museo de Ciencia y Técnica (Mucyt), con un auditorio para 500 personas y una pequeña casa de huéspedes para albergar a los investigadores y a los participantes de seminarios y convenciones provenientes del extranjero.
Todas estas utilidades, que suman 18.000 m2, serán licitadas también con un crédito del BID a mediados de 2011, con un plazo de ejecución de 18 meses, por lo que se estima que estarán terminadas a fines de 2012.
Un dato destacado por los proyectistas y el director de la obra es la calidad de "inteligentes" de todos los edificios del complejo, ya que, a la par de la exigencia de rejerarquizar lo antiguo, siguieron las directrices de la arquitectura sustentable. "El polo, sede de la generación de conocimientos, debe promover determinados conceptos relacionados con el ahorro energético", señaló Schargrodsky. Por ejemplo, la colocación de un sistema de parasol envolvente de fachadas que conserva la energía e impide el paso del sol, que en verano es sinónimo de uso de aire acondicionado. También, el aprovechamiento de aguas grises, ya que se recuperará el agua de duchas y lavabos, y se filtrará para su reutilización en la descarga de inodoros.
Por otra parte, los edificios serán equipados con termotanques eléctricos con paneles solares, para tener agua caliente gran parte del año. Poseerán, asimismo, un sistema inteligente de control de los recursos, que incluye paneles fotovoltaicos en la terraza del Conicet que recolectarán energía durante el día para emplearla en la iluminación nocturna del complejo.
Varios vecinos y transeúntes de los alrededores del predio mostraron su satisfacción con la iniciativa. "Todo lo que implique recuperar para su uso y disfrute una zona con muchos años de abandono es bienvenido, sobre todo si es acercar tecnología", dijo a LA NACION Cristina Oliva, una joven que suele transitar las cuadras de Godoy Cruz, a esa altura.
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