viernes, 27 de marzo de 2015

Londres miente, pero la Argentina ayuda

Por Andrés Cisneros  | Para LA NACION
Cada vez que lo necesita, Gran Bretaña agita el cuco de que la Argentina continúa siendo un peligro de agresión militar en Malvinas. ¿Alguien se lo cree? Sí, mucha gente. Para un habitante común del Reino Unido y, mucho peor, del promedio de Europa, la de Argentina es una realidad remota, de la que conocen poco, aunque sí tienen algo muy claro: desde que permanecimos neutrales en la Segunda Guerra Mundial, se nos catalogó como un país pro fascista. Le aplicaron el mote al peronismo (muchos argentinos lo hicieron también), luego a varios gobiernos militares, a menudo criminales, y lo empalman ahora con el autoritarismo kirchnerista. En resumen, para esa media de opinión pública, muy básica pero extendida, somos una sociedad proclive al fascismo que, por ejemplo, aplaudió el ataque militar de 1982 a las Malvinas.

Con razón o sin ella, eso es lo que está instalado y le sirve mucho al Foreign Office cada vez que lo necesita. Lo hace como ahora, en que circunstancialmente necesita aumentar sus gastos militares en las islas, y lo mantiene vivo todo el tiempo como la mejor manera de desacreditar la idea de que la Argentina es un país respetuoso del derecho internacional y de los intereses del mundo occidental.

Cualquiera sabe que las fuerzas armadas argentinas no cuentan con poder de fuego para más de una semana y hasta se nos hunden barcos de guerra amarrados en el puerto. Y cualquiera sabe que ningún sector de nuestra opinión pública respaldaría otra aventura insensata como la de 1982. Se sabe aquí pero se ignora allá y, para esa opinión pública predominante, siempre vamos a constituir un peligro.

La grosería del ministro de Defensa Michael Fallon alimenta, en esta oportunidad, también una política de largo plazo: desacreditarnos cada día un poco más y preparar el terreno para cuando, en pocas décadas, el mundo deba distribuir las soberanías nacionales en la Antártida, donde la Argentina y Gran Bretaña aspiran al mismo sector territorial. A la discusión sobre el Atlántico Sur, la Antártida y las Malvinas debiéramos llegar, en 30 o 40 años, siendo un país otra vez económicamente poderoso, con una vida institucional interna impecable y con alianzas internacionales con países que pesen en el mundo a partir de una organización interna democrática y un comportamiento internacional responsable. Sería la mejor manera de respaldar, con un prestigio que hoy no tenemos, a nuestros mejores derechos legales, muy superiores a los británicos.

Esto Londres lo sabe y es por eso que procura impedirnos la adquisición de un perfil internacional respetable. Su objetivo es que esa enorme discusión de soberanía -la más grande del siglo XXI- nos encuentre como estamos hoy respecto de Malvinas: económicamente mal y pobres de prestigio y alianzas exteriores, más allá de los apoyos poco más que morales de nuestros vecinos de América latina.

La Argentina debe plantearse una política exterior que rompa ese cerco letal, rehabilitando su democracia republicana y reconstituyendo su frente internacional. Sólo con nuestros mejores derechos no vamos a recuperar las Malvinas ni defender bien a la Antártida. Algo más hay que hacer. Y lo que seguro no hay que hacer es profundizar políticas internas de amigo/enemigo o externas de absurdas alianzas con regímenes como el chavismo o la teocracia iraní. Lo mismo empezamos a hacer con Putin -no con Rusia, que es otra cosa- y eso está ahora siendo usado en Gran Bretaña para sugerir que la cercanía con Moscú podría fortalecer nuestro eventual delirio de volver a atacarlos. Ignoro qué ventajas esté recibiendo el país de ese inexplicado acercamiento, ojalá que sean muchas, pero ya estamos en condiciones de contabilizar algunos de los precios que vamos a terminar pagando.

El autor fue vicecanciller de la Nación

6 comentarios:

  1. El problema es que el gobierno piensa que es mas importante hacerce los rebeldes que ver los problemas reales ,nuestro actual ministro no es de gran ayuda, como no ayuda la destruccion del cuerpo diplomatico

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  2. Los británicos son tipos con siglos haciendo este tipo de cosas, no llegaron a ser lo que fueron siendo "chicos buenos". No ayuda mucho el hecho de que hay pensadores y periodistas que están a favor de entregar definitivamente las islas a los británicos.
    A los británicos les preocupa que modernicemos nuestras FFAA, lo ideal para ellos es que nuestras tropas tengan gomeras, cualquier intento de nuestro país de reponer las capacidades militares lo ven como una amenaza. Nuestro gobierno en este sentido los ayuda ya que han degradado las capacidades materiales de las FFAA hasta límites alarmantes. Para los ingleses la mejor Argentina es la desarmada.

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  3. El alineamiento con los EEUU tampoco nos trajo ventajas o beneficios, cuando tuvieron que decidir, lo hicieron por su "madre patria", aún cuando el gobierno militar argentino de tiempos de la guerra de Malvinas les hacia el "trabajo sucio" en Centroamérica, pero la culpa no es de los EEUU, ellos solo hacen lo suyo, no se puede culpar al perro por ladrar, está en su naturaleza. Los culpables fueron los milicos que creyeron que EEUU se mantendría neutral, o aún que saldrían a favor nuestro. Es un total desconocimiento de la historia de ambos países, que fueron juntos a dos guerras mundiales.

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  4. La Argentina ayuda ? o ayudan los operadores internos que constantemente se alinean con las postura exteriores en contra de nuestro pais, sinó recuerden el tratamiento decididamente antiargentino que muchos "patriotas" le dieron al caso de la Fragata Libertad, y por favor no me vengan con que soy K, porque igualmente vergonzoso es el tratamiento que le ha dado este gobierno a nuestras FFAA, pero una cosa no quita la otra, espero que se entienda.
    Claudio

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  5. Cómo cuesta entender que ser un país adolescente / barra brava
    es mucho más dañino que ser un país desarmado.
    Al igual que el autor,
    aspiro (con poca esperanza lamentablemente) a un país adulto
    Y con sus capacidades de defensa reconstruidas.
    Y con objetivos estratégicos de negociación, disuasión y tambien proyección oceánica y antártica.
    Pero nuestros principales enemigos son nuestra falta de conducción estratégica y de educación popular sana. Imposible ocuparse de agresiones externas si no solucionamos ambas.

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  6. seguro que ayudan las relaciones carnales y los ositos de peluche Winnie Poh de la època de Menem, de la que Cisneros fue vicecanciller, no?

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