Por Margaret Slatter - IFP (Español)
De Angola a Yemen, ocho países cuyo futuro está unido a la tierra que ocupan.
En FP en español, Robert Kaplan escribe que el presente y el futuro de Pakistán “se entienden sobre todo en función de su geografía”. Pero el problemático país del sur de Asia, situado entre India y Asia central, no es la única región cuyas perspectivas de crecimiento y seguridad dependen de los recursos naturales y la situación cartográfica. En una entrevista, Kaplan, analista geopolítico jefe en Stratford y autor del libro The Revenge of Geography: What the Map Tells Us About Coming Conflicts and the Battle Against Fate, destaca ocho países cuyos retos fundamentales están ligados a la geografía.
MYANMAR
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Myanmar, rico en madera, energía hidroeléctrica, gas natural, diamantes e incluso uranio, sufre desde hace decenios una parálisis económica bajo el gobierno represor de los militares. No obstante, si el país continúa la apertura política que ha emprendido en el último año, podría convertirse en una vía fundamental de conexión entre China y la Bahía de Bengala. En la actualidad, el gigante asiático depende casi por completo del Estrecho de Malaca, una ruta más larga hacia el sur, para transportar sus exportaciones desde el Mar del Sur de China, y el petróleo y el gas natural de Oriente Medio llegan al país después de atravesar el Océano Índico y el estrecho. India y China están desarrollando yacimientos marinos de gas natural y construyendo puertos en la región; si las dos superpotencias económicas pudieran construir conductos que atravesaran Myanmar, este país, en pleno resurgimiento, podría unir el subcontinente con el este asiático, lo cual permitiría, según Kaplan, “que se estableciera una auténtica región indopacífica”.
POLONIA
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Estrujada entre dos grandes potencias europeas, Alemania y Rusia, Polonia es desde hace mucho tiempo el “juguete de la geografía”, como dice Kaplan. El Mar Báltico y los Montes Cárpatos constituyen las fronteras naturales al norte y el sur, pero los bordes oriental y occidental del país son llanuras relativamente indistintas. Como consecuencia, las fronteras polacas se han movido e incluso han desaparecido en diversos momentos de la historia. Hoy, el país tiene posibilidades de convertirse en un Estado crucial entre el este y el oeste de Europa, sobre todo si Ucrania se desliza hacia la órbita rusa. No solo Polonia ha estrechado lazos con Alemania desde la caída de la Unión Soviética, sino que, si es capaz de capitalizar unos depósitos de gas esquisto tal vez muy importantes, podría convertirse en productor de energía, lo cual le daría el mayor peso político que ha tenido jamás, sobre todo a la hora de lidiar con el gigante del gas que es Rusia.
VENEZUELA
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Con las vastas reservas de crudo existentes sobre todo en la región noroccidental de Maracaibo, Venezuela es uno de los principales productores mundiales de petróleo, y aproximadamente la mitad de sus exportaciones fue destinada en 2010 a Estados Unidos, a pesar de las tensiones entre los dos países. Aunque se suele considerar Venezuela como un Estado suramericano, “en realidad, es un país caribeño”, explica Kaplan, si se tiene en cuenta que la mayoría de sus 29 millones de habitantes se concentra en la costa norte. Por consiguiente, Venezuela tiene pocas opciones que no sean exportar su oro negro a través del Mar Caribe hacia el Golfo de México para llegar, al final, a EE UU. Kaplan predice que las relaciones entre Estados Unidos y Venezuela experimentarán una mejora gradual cuando el presidente Hugo Chávez, que padece cáncer, fallezca. Es posible que entonces el país pueda aumentar sus exportaciones a EE UU y tal vez consiga su ayuda para explotar los enormes depósitos de crudo en las arenas del Orinoco, que necesitan técnicas de perforación más avanzadas y costosas.
GRECIA
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A pesar de las interminables discusiones sobre la posición de Grecia en la Unión Europea, Kaplan indica que la geografía y la identidad del país están también estrechamente unidas a Oriente. Además de que Grecia, desde el punto de vista geográfico, está a caballo entre Europa y Oriente Medio, el mayor grupo religioso del país lo forman los cristianos ortodoxos, lo cual hace que tenga lazos culturales con Rusia. Para no hablar de que Atenas está casi tan cerca de Moscú como de Bruselas, la capital de facto de la UE. Aunque se considera que Grecia es la cuna de la civilización occidental, su legado de cuando era el último rincón del Imperio Otomano hace que haya sufrido durante siglos un grave subdesarrollo, además de que los partidos políticos, hasta épocas recientes, han estado mal organizados y muchas empresas griegas siguen siendo familiares. Todo ello quiere decir que, en el futuro, Europa occidental no “puede dar a Grecia por descontada”, dice Kaplan. Por ejemplo, China está haciendo obras de mejora en el puerto del Pireo, cerca de Atenas, y, si un cambio de régimen en Siria obliga a Rusia a abandonar la base naval que posee allí, la marina rusa podría acabar en Grecia en un futuro.
YEMEN
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En su mayor parte, la geografía de Yemen actúa en su contra. Aunque tiene alrededor de un tercio de la superficie de Arabia Saudí, solo tiene 2 millones menos de habitantes, lo cual contribuye a la superpoblación y la pobreza extrema. Sus acuíferos están disminuyendo a toda velocidad y las montañas dividen el interior del país, hasta tal punto que desde la antigüedad ha sido casi imposible establecer un centro de autoridad. Además, las malas prácticas de gobierno hacen que Yemen sea vulnerable a los efectos de la piratería en Somalia, que está al otro lado del Golfo de Adén. Si la evolución política nacional sigue tambaleándose, advierte Kaplan, el país puede acabar como Somalia, siendo un Estado indudablemente fallido con un Gobierno que en la práctica no existe. “Desde la antigüedad, Yemen ha dependido a menudo de una multiplicidad de centros de poder político en el país”, dice Kaplan.
MONGOLIA
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Durante la mayor parte del siglo XX, Mongolia fue un satélite de la Unión Soviética, pero hoy teme a China, que tiene más de 1.000 millones de habitantes, frente a los 3 millones de mongoles. A pesar de su escasa población -el paisaje del país es “una especie de Marte con oxígeno”, dice Kaplan-, Mongolia posee recursos abundantes, entre ellos petróleo, carbón y tierras de pasto. La cuestión fundamental es si el país, que estuvo gobernado por los chinos durante la dinastía Qing, va a poder impedir que China explote sus ricos recursos naturales. Para ello, Mongolia está fomentando las inversiones de otros países, como Australia, Corea del Sur y Estados Unidos, pero el vecino del sur sigue estando al acecho.
ANGOLA
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En muchos aspectos, la geografía de Angola tiene sentido, a diferencia de lo que ocurre con muchos de sus vecinos africanos. Los espesos bosques en la parte norte sirven de frontera lógica con la República Democrática del Congo, mientras que el desierto de Kalahari, en el sur, es la frontera natural con Namibia y Botsuana. Al este, la meseta que se eleva gradualmente llega hasta Zambia, y al oeste está el Atlántico sur. Aunque el país cuenta con las características geográficas y los recursos necesarios -sobre todo petróleo- para ser próspero y autosuficiente, la sociedad angoleña padece terribles desigualdades. La capital, Luanda, situada en la costa noroeste, rica en petróleo, es la segunda ciudad más cara del mundo, pero se calcula que alrededor del 40% de la población del país vive por debajo del umbral de pobreza. La duda crucial es si la riqueza de los yacimientos marinos de crudo podrá llegar a la región de Planalto, en el interior, que tiene buen riego y una agricultura abundante pero carece de infraestructuras.
BANGLADESH
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Más de 160 millones de personas -más que la población de Rusia- habitan el paisaje llano y semiacuático de Bangladesh. Aunque la parte norte del país es propensa a las sequías debido a las presas construidas por China e India en los ríos Brahmaputra y Meghna, las llanuras de la parte sur están amenazadas por el ascenso del nivel del mar, que desgastan la tierra al añadirle sal. En otras palabras, como dice Kaplan, el país está “agobiado por problemas de agua en los dos sentidos”. Además, las dificultades del terreno han sido un obstáculo para el desarrollo económico y el comercio. La situación podría cambiar si China, India y Myanmar abren rutas comerciales que atraviesen Bangladesh. “La geografía ha sido una maldición para Bangladesh, amenazado por la sequía y las inundaciones”, dice Kaplan. “Pero la geografía podría convertirse en una bendición en una época en la que se abren carreteras y conductos en todas las direcciones, creando un nexo orgánico entre el subcontinente indio, Tíbet y China”.
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